viernes 19 de abril del 2024
ESPECTáCULOS 11-11-2019 17:36

El contundente mensaje de Luli Fernández a siete meses de convertirse en madre

La modelo y conductora posó con su hijo, Indalecio, en exclusiva para CARAS y habló cómo cría a su bebé. Galería de fotosGalería de fotos

Se miran y comparten un amor infinito. Un código de complicidad y alegría que llena de luz el espacio donde protagonizan la producción fotográfica. El ser que la mira ya tiene siete meses y su nombre, Indalecio, quiere decir: “Enviado de Dios”. La mamá idolatra a ese bebé, y desde que él nació, ya no es la misma María Lucila “Luli” Fernández Fittipaldi (31). “No me gusta perderme nada de su crianza porque crece rapidísimo. Todos los días hace algo nuevo, no me perdonaría quedarme afuera de alguna de esas etapas. Soy muy creyente y en el embarazo, cuando rezaba, le pedía a Dios que cuando esté lista me mandé a la vida un hijo sano y feliz. Lo único que pedía era eso: ¡sano y feliz! Indalecio es un chico sano y extremadamente risueño. Siempre está con una sonrisa, es un personaje total y absoluto. A la noche es muy pegote porque le doy la teta. Le di lactancia exclusiva hasta los seis meses y hacemos mucho colecho. Nada más lindo que tenerlo ‘pegadito’, el amor nunca es en exceso—explica la modelo de Multitalent Agency, que además conduce “Destacados”, un programa de TV que se emite por A24, los sábados a las 14:00 horas, donde se presentan a emprendedores argentinos que se destacan por su garra, espíritu y pasión—. No se puede malcriar a un niño que todavía no está criado. En ese sentido hay que hacer lo que el corazón manda, y no dejarse llevar por algunos consejos, como por ejemplo, el de ‘dejarlos llorar’. A mí eso no me gusta. Creo que cualquiera de nosotros, cuando lloramos, necesitamos que alguien nos abrace y nos pregunte qué nos pasa. Soy partidaria de acompañar siempre a Indalecio y que sepa que la mamá va a estar siempre para abrazarlo. Atravesaremos juntos lo que sea, para que no esté solito”, agrega.

En octubre de 2017, Luli Fernández perdió un embarazo de un mes junto a su marido, el abogado penalista Cristian Cúneo Libarona (49), que además es padre de Santos (20), María (19), Vicente (9) y Jacinto (7), fruto de relaciones anteriores. A la modelo le costó superar esa experiencia traumática, pero tuvo las ganas y los recursos. Recursos que también hoy la ayudan a ser la mejor versión de mujer y de mamá. “Por ejemplo, la Biodecodificación me ayudó en el proceso entre perder el embarazo y volver a quedar embarazada. Todas las respuestas están dentro nuestro, pero a veces estamos demasiados posicionados en mirar para afuera y escuchar las voces de los demás. Biodecodificación es el estudio del árbol genealógico de la familia. Es encontrar y entender porqué hay patrones que a veces se repiten, de generación en generación, que parecen calcados. Entender cómo hay cosas que se van heredando, y cuando uno pone conciencia y echa luz, uno se da cuenta porqué le tenemos miedo a determinadas cosas”, comenta.

Pero Fernández no solo exploró esa disciplina para encontrar “su centro”, sino que también se apoyó muchísimo en la técnica llamada Bioflow. “Es otro proceso que hice en un período en donde claramente estaba con una necesidad de buscar respuestas. Está conectado con la respiración, lo hacés con un experto que te guía. A través de los diferentes ritmos de la respiración, uno va eliminando situaciones emocionales que tiene reprimidas”, dice.

En un break de la producción con CARAS, en donde se destaca la ambientación de “Gion Deco”, la conductora cuenta que está feliz y “metidísima” con las redes sociales. “Una vez por semana subo un tutorial de maquillaje. Tengo videos con un millón de reproducciones. Me está dando un feedback muy lindo. Hasta me escriben desde Croacia, España, Alemania, desde todos lados”, comenta. Y luego, Luli retoma el tema que realmente convirtió su existencia en un antes y un después. Cuando quedó embarazada de Indalecio, una Dulce Espera tan soñada, sintió internamente muchas señales evolutivas.“Como me costó tanto, lo entendí como que era un proceso en el que tenía que evolucionar, sanar, crecer, de ciertas cosas para poder convertirme en una mejor versión mía. Y así estar lista para la llegada de mi hijo. En ese transitar también solté los miedos que me pudieran haber quedado por la experiencia que había vivido tras perder mi primer embarazo”, dice.

Bellísima como siempre, es increíble verla lucir una silueta impecable, a siete meses de haber “dado a luz” y tras haber subido muchísimo de peso durante el embarazo. “Engordé 23 kilos. Tremendo. Los kilos los bajé con la lactancia. A diferencia de lo que le pasa a muchas mujeres, a mi dar la teta no me da hambre, entonces me consumí, porque la lactancia es muy demandante. Igualmente, en el gimnasio hace años que practico Funcional Gym, una metodología de entrenamiento sin peso o muy poco, que plantea utilizar todos los músculos del cuerpo en series combinados de ejercicios. Es muy dinámico, dura 50 minutos. También me hago tratamientos en las piernas, drenajes linfáticos y otras técnicas esteticistas”, afirma.

Cuando se le pregunta a quién de los dos padres se parece más Indalecio, comenta: “En su carácter es muy parecido a su papá. Cristian tiene un carácter hermoso, es un hombre muy tranquilo. Cuando se ríe, Indalecio tiene los ojos rasgados como yo, pero después, se parece en todo al padre (Risas). Si fuese por Cristian, yo ya estaría embarazada de nuevo. En realidad soy yo la que no quiere ahora pensar en otro niño. Pero no, ‘la fábrica no está cerrada’. Nuestra idea es tener uno o dos hijos más, seguro. Somos una tribu importante, disfrutamos mucho de estar en familia. Soy la mejor mamá que puedo ser. Trato de no tener culpas, de trabajar con alegría, para después, cuando me reencuentro con mi hijo, me vea contenta. Eso hace a la calidad del vínculo”, concluye.

 

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