viernes 26 de abril del 2024
ESPECTáCULOS 26-07-2019 17:37

Martín el "Principito" Coggi, el entrenador de la serie Monzón

El boxeador, hijo del legendarío, "Látigo" Coggi dice que lleva el boxeo en la sangre y habla sobre el éxito de la TV. Galería de fotosGalería de fotos

Es uno de los días más fríos de este incipiente invierno. Sin embargo, Martín Antonio Coggi (35) llega puntual al gimnasio, a las 9. Se calza sus botitas, el protector bucal con los colores de la bandera argentina, su entrenador le venda las manos, le pone y ata los guantes y empieza su rutina: salta a la soga, le pega a la bolsa y se ejercita, Por la tarde, y también durante dos horas, hace sparring, que es el entrenamiento técnico. Así todos los días.

El apellido es ilustre en el mundo del Boxeo. Su padre, Juan Martín “Látigo” Coggi (57), fue tres veces campeón mundial en su categoría con resultados incomparables para el deporte. Y él, desde muy chico, sabía que iba a seguir sus pasos. “Desde siempre supe que iba a ser boxeador. Era lo que se vivía en casa. A los 3 años ya lo acompañaba a mi viejo y me gustaba verlo entrenar y boxear. Creo que me llevaba porque me tenía como una especie de mascotita”, comienza su relato y continúa: “Una vez, cuando tenía 10 años, me preguntó si quería ir con él a Japón o prefería que, a su regreso, una vez que le `arranque la cabeza al japonés´, ir a Disney World. Obvio que me quedé, era el sueño de cualquier pibe. Y así fue, mi papá se vino con el trofeo en la mano y me dijo `le arranqué la cabeza al japonés. Ahora nos vamos a Disney´”, rememora con enorme alegría.

Martín es simpático, agradable, tiene buen humor y es cordial con quienes se acercan a saludarlo. Hace chistes y tiene la sonrisa casi dibujada en su delicado rostro iluminado por sus ojos celestes. Tal vez por eso lo apodaron “El principito”, en una de sus primeras exhibiciones.

¿Cómo sentía al ver que le pegaban a su padre?

—Y... no me gustaba porque era mi viejo, pero a la vez sabía que era parte del juego y siempre fueron más las buenas que las malas.

¿Cuándo decidió dedicarse de lleno al boxeo?

—Empecé a verlo como una posibilidad profesional cuando se retiró mi papá y ambos pertenecemos a la misma categoría: Welter Junior.

¿Cuántas peleas hizo profesionalmente?

—Hasta el momento 48 de las cuales gané 35, perdí 8 y empaté las restantes. Gané 18 por knock Out.

¿Nunca se planteó otra profesión?

—Hice el secundario en una escuela de arte, diseño y comunicación. Cuando egresé estudié actuación y dirección de cine, pero después dejé porque le dedicaba todo mi tiempo al entrenamiento del boxeo y no me quedaba ni un momento para otra cosa. El teatro me encanta y la comunicación la ejerzo porque soy comentarista de Fox Sports.

¿Quién es su ídolo?

—Tuve la suerte de criarme con la gente que admiré mucho como Marcelo Domínguez y Julio César Vazquez. Con ellos viví muchas cosas dentro y fuera del ring.

¿Su padre no es su ídolo?

—El es mi ídolo y ejemplo para todo. Pasó muchas cosas difíciles que me afectaron. Además los argentinos nos creemos dueños de nuestros ídolos y no pueden defraudar, por eso diferencio ejemplo de ídolo: vida personal y vida profesional. El fanatismo no me va.

¿Conoce la carrera y vida de Monzón?

—Obviamente. miré todas sus peleas y me las sé de memoria. Pero no lo ví personalmente. El se retiró en el ´77 y yo soy del ´83. Pero el Luna Park lo conozco de punta a punta. Es más, de mi generación soy el único que se puso los guantes y tiró piñas en el viejo gimnasio de ese templo. Tenía 3 años y el entrenador de mi papá me puso los guantes y me dijo `andá a pegarle a tu viejo´ y entonces mi papá hacía los movimientos como para que yo lo siga.

¿Qué significa el boxeo para usted?

—Para mí es todo. No sé lo que no significa

¿Qué le dio y qué le quitó dedicarse a esto?

—Aunque suene trillado me dio las relaciones, las vivencias y las amistades. Incluso los rivales terminan siendo amigos y eso no se supera con nada. Uno es amigo del rival. Hace poco, se entregaron los premios “Firpo” que vendrían a ser como los Martín Fierro del boxeo y en la terna del mejor Knock Out ganó el chico que me knockeó a mí y yo pedí entregarle el trofeo. Acá hay mucha cordialidad y camaradería a diferencia de muchos otros deportes, y hasta tenemos grupos de Whats App.

Convencido de lo que está diciendo, Coggi hijo agrega: “Qué puede haber peor que agarrarse a trompadas con alguien” y él mismo se responde: “Nada. Nosotros empezamos una amistad así y después todo es más fácil. Una vez que termina la pelea, te abrazas con tu rival, porque está en la misma que vos: se entrenan, se rompen la cabeza, y sufren las injusticias en lo social y deportivo como todos. En la Argentina de ahora no hay un boxeador que haga plata. Es muy difícil. El que arranca de abajo de lo primero que se enamora es del aplauso que recibe cuando sube al ring”. Martín concluye: “Lo que me quitó son momentos: cumpleaños, día del amigo, etc. ¡Pero me dio tanto!. Me dio todo lo que soy: un nombre, un futuro, un pasado y un presente. Pero por sobre todas las cosas me ayudó a formarme como persona”.

—¿Por qué lo eligieron para que entrene a los actores?

—Entrené a Andrés Calamaro y eso se hizo conocido. Tal vez sea por eso o porque entreno boxeo recreativo en Palermo. También grabé algunos videoclips con “Catupecu Machu” y con “Los Guasones”.

¿A quién entrenó para la serie?

—A Jorge Román que hace el Monzón en la adultez y también a Andrés Gil que interpreta a Nino Benvenuti, a Osky Vidal que hace a Rodrigo Valdez y a Santiago Pedrero que hace de cuñado de Monzón. Además de entrenarlos coordiné las peleas que son como coreografías: te tiro acá, esquivá allá. Fui una especie de coach. Hay una pelea que es emblema en la carrera de Monzón y es el knock Out a Benvenuti y eso se verá en la serie.

¿Cómo hizo para reproducir ese momento?

—Cualquier fana del boxeo tiene ese instante grabado como los futboleros el gol de Maradona a los ingleses. Me la sé de memoria. Cierro los ojos y lo veo. Fue muy difícil trabajar esa escena pero se me infla el pecho porque salió re bien. La conozco a la perfección.

¿Cómo fue la experiencia de formar parte de la serie?

—Fue algo fantástico y como había empezado a estudiar cine, vivirlo desde adentro estuvo buenísimo. Todo muy profesional. Además interpreto un pequeño personaje de manager de Benvenuti y estoy con él en el rincón, en el pesaje y sosteniéndole el título.

¿Qué opinión tiene de Monzón?

—Fue el número uno no sólo del país sino dentro de los 3 mejores latinos de la historia. En cuanto a su vida personal no se puede estar de acuerdo en muchas cosas. Uno tiene que mirar la paja en su propio ojo. Yo no hubiera hecho muchas de las cosas que él hizo en su vida personal, entre esas, el femicidio. Pienso qué le pasa a una persona para hacer semejante cosa y creo que el amor, el cariño y la contención familiar si no la tenés de pibe, determina tu personalidad y de grande no lo ganás. Es como los alimentos y sus nutrientes.

¿Intenta sacar cosas de él?

—Sólo trato de hacer las cosas de la mejor manera posible, pero tengo mi propio estilo y trato de perfeccionarlo. ¡Carlos era único!

¿Cuántos títulos tiene ganados?

—Gané el Sudamericano, el Mundo Hispano, tengo 3 títulos latinos y 1 Intercontinental.

¿A qué aspira en su carrera?

—¡Quiero ser campeón mundial! El que no desea eso, ni se tiene que poner los guantes. Tengo una asignatura pendiente con Europa. Perdí en Francia y en Italia. Estoy viendo la posibilidad de cerrar el año allá.

¿Su padre conoció a Monzón?

—Si, aunque nunca se enfrentaron en el ring porque mi papá es más joven pero los dos ganaron el título de “Campeón Olímpico Mundial” en sus propias categoría. Sí tenían una linda relación personal. Mi viejo iba a verlo a la cárcel y, a veces, en las salidas transitorias, se juntaban a comer. El último encuentro fue 15 días antes de su trágica muerte. Era el ídolo de mi viejo. Estuvo en el funeral y fue uno de los que llevó el cajón.

Podés leer la entrevista completa en la edición de CARAS que ya está en todos los kioskos del país.

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