Si bien nació en Los Angeles y vive en Nueva York, Camila Morrone heredó la belleza latina de su madre, la ex modelo y actriz Lucila Polak —pareja de Al Pacino—, y la prestancia de su padre Máximo Morrone, quien en los '90 fue uno de los top models mejor pagados del mundo.
La moda estuvo presente en la vida de la joven desde muy pequeña, cuando aún cobijaba a una muñeca en sus brazos. Entre barbies y lápices labiales de su madre, Camila jugaba a ser modelo. Era frecuente verla frente al espejo, imitando a Lucila. Jamás imaginó que, pocos años después, aquel juego se convertiría en su profesión. “La realidad superó lo que alguna vez soñé”, confiesa.
Elegida por los mejores diseñadores, Camila es la imagen de la línea Pink para adolescentes de Victoria´s Secret y de la marca de indumentaria Lefties. Incluso, como parte de la agencia IMG Models —cuna de referentes de la moda como Gisele Bündchen, Karlie Kloss o las hermanas Gigi y Bella Hadid—, alcanzó la portada de la prestigiosa revista Vogue Turquía, donde con un estilo años '60 impactó con su sensualidad. “'Cami' no posa, juega”, afirman sus padres apenas la ven en una foto o pasarela. “Cuando uno menos dimensión tiene de lo que genera, más brilla”, agregan. Y la realidad lo ratifica.