Desde que irrumpió en la escena internacional como Primera Dama Argentina, Juliana Awada (43) delata la impronta de un estilo que acapara la curiosidad y la aprobación de quienes siguen de cerca a las mujeres protagonistas de la política, la realeza y la diplomacia. Ya sea como anfitriona de sus pares en Buenos Aires o como compañera de Mauricio Macri (58) en sus viajes por el mundo, Juliana cosecha cada vez más elogios tanto por sus conductas como por su buen gusto. Sus looks siempre están a la altura de las circunstancias, y llevan el sello de una mujer que prioriza la sensibilidad y el criterio por sobre la ostentación. Y la reciente gira por los Emiratos Arabes Unidos, China y Japón no fue la excepción a esta tendencia, en la que se vio desafiada por compromisos y circunstancias que volvieron a dejarla muy bien parada.
Siempre en sintonía con el protocolo, la presencia en los viajes de su angelical hija, Antonia (5), le da un plus o “bonus track” a su imagen creciente. Una fórmula que impactó durante la visita de madre e hija a la Gran Muralla china, donde Juliana eligió un look descontracturado y fresco, acorde con las elevadas temperaturas de la época. Llevó un equipo “total white” compuesto por una blusa con mangas amplias con bordados calados y un pantacourt, una especie de pantalón muy ancho que parece una pollera, y que es una de sus prendas fetiche. De largo indefinido entre el tobillo y la rodilla, lo complementó con sandalias, una cartera color nude, lentes de sol y la típica sombrilla de papel que usan las mujeres orientales para cubrirse del sol. En los restamtes compromisos apeló a una de sus diseñadoras preferidas, Amelia Sabán, de la firma Ménage-a-Trois, quien, para su visita a Japón le diseñó un vestido blanco, de crepe doble faz, con sobrefalda y recorte en la cintura y manga japonesa. Durante esta gira Juliana se adhirió a una tendencia muy en boga actualmente para primeras damas, reinas o princesas: reeditar una pieza del guardarropa, acercándose así más a la gente y enarbolando aires de sencillez y austeridad.
Esa especie de reciclaje lo aplicó tres veces en China; por ejemplo con el vestido Charleston que lució en la celebración del 45° aniversario del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre ese país y la Argentina, el mismo que había usado durante una visita a Perú en julio de 2016, Y también en Japón, cuando en la cena homenaje que ofrecieron el primer ministro nipón y su esposa, exhibió un chemise en manga corta de Ménage-a-Trois, un diseño que ya se le había visto el año pasado en Buenos Aires en la Embajada del Líbano.
Fotos: Presidencia de la Nación
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