Pocos minutos habían pasado de la una de la madrugada del sábado 7, cuando un grupo de delincuentes logró entrar a la casa del conductor Silvio Soldán (80), tras treparse a un balcón y vencer una de sus ventanas. Muebles rotos, adornos caídos, recuerdos perdidos, papelerío desparramado por el piso y la puerta de su caja fuerte ferozmente violentada. Con ese panorama de descontrol se encontró su hijo Christian (24) —fruto de su relación con Silvia Süller (57)— al llegar horas más tarde del robo al hogar de su padre en Belgrano. “Papá, hay un problema. Entraron a casa y se llevaron todo, hicieron un desastre impresionante”, fue lo primero que le dijo Christian al locutor luego de llamarlo por teléfono a las dos de la tarde del mismo día. “Tranquilo, hijo. Sólo quiero saber si a vos te hicieron algo, ¿estás bien? Lo material va y viene”, le contestó rápidamente Silvio, apenas arribó a Aeroparque tras regresar de Bariloche donde sufrió una descompensación antes de conducir un evento.
Fueron días complicados para la vida de Soldán. Aunque ya en su hogar y, aún ordenando sus pertenencias destrozadas, le expresó a CARAS sus sensaciones: “Apenas abrí la puerta de mi cuarto, me sentí violado psicológicamente. Ver toda tu intimidad manoseada es tan horrible como humillante. Nunca me habían robado y sabía que en cualquier momento me podía pasar. Pero jamás imaginé que eran capaces de actuar con tanta saña”. El animador hace una pausa, toma un poco de agua, y con la voz entrecortada recuerda aquellas cosas robadas, que tienen un valor más sentimental que económico: “No había demasiado efectivo en mi caja fuerte. Pero sí me llevaron de ella todas las joyas que atesoraba como regalos de mis amigos: anillos, cadenas, medallas, y un Martín Fierro que tienen una estimación afectiva irreparable. Si bien, a su vez, me hurtaron un Rolex President Oro que lo tenía para venderlo por si en algún momento necesitaba bastante dinero, hoy me duelen más esos bienes personales que no tienen precio y que eran recuerdos. Por suerte no encontraron los regalos que me hicieron mi mamá Tita (102) y mi amado hijo”. Silvio habla y, en sus palabras, se percibe tanto un dejo de resignación como de seguridad sobre la cercanía de los autores: “No fue un robo al boleo porque tenían información de mis movimientos y, creo, de los espacios de mi hogar. Eso les permitió actuar rápido y con inteligencia. Fueron directo a donde estaba la caja fuerte y objetos más costosas. Se fueron por mi dormitorio con una cuerda que hicieron atando sábanas y bufandas. Obviamente, no puedo acusar a nadie en particular sin pruebas. Aunque sé que este incidente no fue al azar. Son personas que conocían mi casa y sabían que ese fin de semana iba a estar en Bariloche”. Y con respecto a sus expectativas de poder recuperar algo de lo robado, el conductor dijo: “Estuvo la policía, pero ya no tengo ninguna esperanza. Me dejaron en cero, sin nada. Sólo sé que hay que empezar de nuevo y me sobran fuerzas. Lo único importante, la gran alegría, es que no había nadie en la casa que se topara con los delincuentes. Porque cuando te piden más, y no lo tenés, es ahí donde te pueden matar”.
Gentil y caballero, Silvio ofrece algo más para beber o comer y ya al final de la entrevista se explaya sobre la mejoría de su salud:”Ya estoy bien, sólo fue un susto y un mal trance como el robo. Tuve una infección urinaria que después se complicó con la sangre. El miércoles 4, cuando estaba en el hotel de Bariloche preparándome para conducir un evento, me empecé a sentir mal. Fui a la clínica, me hicieron estudios para ver cuál era el bichito que me produjo la infección. Lo detectaron y lo solucionaron, días después me dieron el alta. Hoy acá me ves, vivito y coleando. Fue una semana difícil, pero ya pasó. Existen cosas peores, nadie está exento a estos infortunios. Fijate, todos los días hay un nuevo amanecer y celebro eso”.