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ACTUALIDAD 30-09-2018 08:08

Rochi Igarzabal, renovada, brilla sobre el escenario

Con un excelente presente artístico y con una familia conformada, la ex "Casi ángeles" se confiesa: “Ser madre me conectó con mi esencia”. Galería de fotosGalería de fotos

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Los últimos cuatro años en la vida de Rochi Igarzábal (29) fueron un punto de inflexión. En septiembre de 2014, la ex “Casi Angeles” dejó todo para embarcarse por tiempo indeterminado en un viaje a México. ¿El fin? Soltar, encontrarse con su esencia y llenarse de experiencias. En ese dejarse fluir, la vida la deparó con dos sorpresas: se enamoró del músico Milton Cámara (28) y quedó embarazada de Lupe, quien acaba de cumplir dos años.

Regresó consciente de que quería que su hija naciera en la Argentina y, desde entonces, se abocó a un proyecto musical como solista de la mano de su pareja, quien produce, compone y se sube al escenario, guitarra en mano, junto a ella. “Entre los Arboles” se llama su primer disco, que presentó en Buenos Aires, el interior del país y en Uruguay.

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Mientras prepara nuevos temas musicales, Rochi volvió a las fuentes como parte de la exitosa obra teatral “El Violinista en el Tejado”. La famosa obra de Joseph Stein, con música de Jerry Bock y letras de canciones de Sheldon Harnick, es uno de los musicales más exitosos del momento en la cartelera porteña y regresó en su segunda temporada, esta vez en el Teatro El Nacional. Rochi reemplazó a Flor Otero en la piel de Hodel, una de las hijas del lechero Tevye. Sobre el escenario está acompañada por un gran elenco de reconocidos actores y cantantes como Raúl Lavié, Sabrina Garciarena, Dan Breitman, Adriana Aizemberg, Omar Calicchio y Miguel Habud, entre otros.

—¿Cómo se dio su regreso al teatro en “Violinista en el Tejado”?

—Fue inesperado. Con Milton, mi pareja y papá de Lupe, sacamos el disco en octubre del año pasado y empezamos con esta carrera musical conmigo como solista y él acompañándome desde la producción, la composición de los temas y el escenario. Justo llegó esta propuesta de la mano de Mauricio Cataraín, que es mi representante. Me surgieron esas ganas de volver a subir al escenario desde mi rol de actriz y también sentí que caía en el momento indicado porque Lupe está más grande y yo estoy volviendo a mi carrera profesional desde otro lugar, mucho más madura en ese aspecto y consciente de lo que quiero para mi vida y como quiero vivirla. Empezamos con los ensayos a full y, más allá del cansancio y los malabares que tengo que hacer para conciliarlos con los horarios de mi hija, lo estoy viviendo con mucha felicidad.

—¿Cómo conviven la actriz y la cantante?

—Todo forma parte de lo mismo; ésto de conciliar el rol de solista con mi carrera como actriz. Ambas cosas vienen de la mano y son proyectos por un tiempo determinado, así es que acompañan y nutren uno al otro. Volver como actriz y conectarme con eso mío viene de la mano con mi ser artista. ¡Me siento tan distinta en un montón de aspectos y fiel a lo que yo siento..! Ser madre me cambió la cabeza en un montón de aspectos y en lo que es esencial en la vida. Más que nada quiero disfrutar del día a día y del momento presente. Este papel que llegó ahora para conectarme con mi parte actoral me permite hablar de mi disco solista y de mis proyectos musicales; es lo que nos impulsa a Milton y a mí para seguir adelante y en busca de nuestros sueños.

—¿En qué sentido le cambió la vida la llegada de Lupe?

—La llegada de Lupe fue un torbellino, un huracán que me dio vuelta por completo. Me hizo comprender un montón de cosas desde un lugar mucho más simple y más verdadero. Siento que un montón de problemas que tenía antes respecto a dudas existenciales que uno se plantea cuando va solo por la vida, pasaron a ser chiquititos, y uno se conecta más con la parte consciente. Lo que me sucede es que llego a casa y me desconecto de los problemas más superficiales. Ella me tira del brazo y me lleva a su cuarto a jugar y me olvido del mundo. Me conecto con el momento presente. Lupe me cambió en ese sentido, en buscar lo que me hace feliz y acompañarla a que ella haga ese camino, que busque lo que la hace feliz. Comparto la música con ella y bailamos en casa; jugamos con los instrumentos y va con nosotros a los shows. Es una vida distinta, pero más colorida y divertida.

—¿El “exilio” en México fue un punto de inflexión en su vida?

—Hubo un punto de inflexión después de mi viaje a México. Hay un antes y un después. México fue pisar una tierra muy especial energéticamente hablando. Me llevó a conectarme con cuestiones mías personales que me hicieron evolucionar como persona. Volví muy distinta y lo que me sucede es que siempre tenemos pendiente volver a México a vivir con Lupe. Tanta naturaleza, tanto mar, tanto paraíso… Queremos que ella también tenga esa cuota de aprendizaje con la naturaleza que me parece tan importante en cualquier ser humano que esté creciendo y desarrollándose en la vida. Hoy soy completamente otra mujer. Uno sigue siendo el mismo pero me fui de una forma y volví cambiadísima. Perdí miedo a un montón de cuestiones; me animo más, arriesgo más y busco el bienestar de mi familia, de los tres, y conectarme con lo que me pasa para estar bien y transmitírselo al otro y aún más a un hijo.

—¿Encontró lo que buscaba en el viaje?

—Más que a buscar fui a soltar un montón de cosas que tenían su fecha de vencimiento acá, y necesitaba vaciarme de ciertas cosas para volver llena de otras. Fui en búsqueda de experiencias, amigos, familia que uno elige en el camino, paisajes… Encontré al amor de mi vida, una familia y gente con la que comparto la misma filosofía de vida. Vivir un tiempo afuera yo lo súper recomiendo, despojado de todo, irse con una mochila, un poco de plata para tirar los primeros hasta encontrar un trabajo, y disfrutar de la gente que te vas cruzando en el camino y de experiencias que te llenen. Muchas veces uno tiene miedo a dejar la rutina, pero es fundamental soltar todo en algún momento de tu vida y lanzarte a lo desconocido.

—¿Cómo es su historia de amor con Milton?

—Es muy especial porque él llegó en el momento indicado a mi vida y desde el primer momento en el que lo vi tenía todo lo que yo buscaba en un compañero de vida. Conectamos enseguida y convivimos desde los primeros días. Es como si nos conociésemos de otra vida. Compartimos las mismas pasiones y muchas veces tenemos roces como toda pareja porque convivimos, tenemos una hija, trabajamos de lo mismo, entonces a veces hay encontronazos, pero sabiendo que la base es el amor y estamos para sumar y crecer juntos. Nos vamos acompañando, teniendo paciencia, escuchándonos y disfrutando de los logros del otro, apoyándonos. Me siento muy en paz a su lado; ya está, lo encontré. Es alguien con el que estaba destinado a compartir esta vida.

—¿Es de proyectar o prefiere abocarse vivir el presente?

—Soy de proyectar y de visualizar, pero me pasó que estos dos últimos años fui muy del día a día. Ahora me estoy conectando con algo más organizado y comprometido, también estamos empezando a proyectar en familia para saber dónde vamos a vivir. La actualidad te lleva a pensar en el futuro porque tenemos que atajarnos, pero sin miedo, sino desde un lugar positivo y de buscar una solución para los problemas que se nos presentan. Con Lupe me dejo fluir porque me enseña a improvisar y disfrutar de lo que sucede en el momento. Así que soy un poco y un poco; por momentos fluyo y en otros proyecto y pienso de qué forma quiero que sean las cosas.

por Diego Esteves

Producción: Alejandro Luciani. Fotos: Nacho Lunadei. Agradecimientos: Peinó y Maquilló Alejandra Altieri para @vardomanagement y

@ajualtierimakeup; Aloud; Converse; Basement; The Bag Belt; Pompavana.

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