En las relaciones de pareja, muchas veces se presenta una tensión entre el amor romántico y el amor erótico. El amor romántico está ligado a los sentimientos profundos, el vínculo afectivo, el cuidado mutuo y la entrega desinteresada. En cambio, el amor erótico se relaciona con la atracción física, el deseo carnal y la necesidad de contacto íntimo.
Aunque amor y erotismo pueden complementarse, no siempre transitan el mismo camino. Con el tiempo, es frecuente que el amor perdure, mientras el erotismo pierde fuerza. Y es allí donde muchas parejas se preguntan por qué ya no sienten el mismo deseo que al principio.
Tendemos a creer que el sexo en la pareja está garantizado, pero esto no es así. Si se descuida la seducción, si se apaga el juego de la provocación, la rutina, la apatía y el aburrimiento pueden instalarse en la intimidad. La satisfacción sexual dentro del hogar no surge de manera espontánea: requiere voluntad, compromiso y acción.
Quejarse del aburrimiento sexual es fácil; lo difícil —pero valiente— es trabajar activamente para mantener encendido el erotismo. Porque ya lo sabemos: el deseo no aparece por arte de magia, se construye.
El erotismo abarca todo aquello capaz de despertar el deseo y el placer sexual y sensorial. Se alimenta de cuatro ingredientes fundamentales: variedad, novedad, transgresión y fantasía. Estos elementos surgen con naturalidad en las primeras etapas de una relación, pero suelen desvanecerse cuando el vínculo se vuelve estable y predecible.
El erotismo es la base del deseo, y sostenerlo en el tiempo requiere comunicación, conocimiento y aprendizaje sobre cómo funciona nuestra sexualidad. Muchas personas creen que si ya no sienten deseo por su pareja, es porque el amor se terminó. Sin embargo, el deseo no depende del amor, sino del erotismo.
En muchas parejas que consultan por pérdida del deseo sexual, el amor sigue intacto, pero ha desaparecido la chispa erótica. Esto puede generar confusión, sufrimiento y temor a una posible separación.
Pensemos en una fiesta: si me divierte, querré volver; si me aburre, probablemente no regrese. Con la sexualidad ocurre lo mismo: si se vuelve monótona, el deseo deja de fluir.
La buena noticia es que el erotismo es propio del ser humano, es inagotable, y muchas veces solo hace falta avivar algunas brasas para que el calor vuelva a surgir en la pareja.
Si estás atravesando una etapa de bajo deseo o aburrimiento sexual, no lo tomes como una señal de que todo está perdido. Consultar con un/a sexólogo/a puede ayudarte a descubrir herramientas y estrategias para recuperar la conexión erótica. No esperes que el deseo vuelva solo: no es magia, es conocimiento y acción.
Creer que todo tiene que surgir de manera natural y espontánea nos aleja del verdadero poder que tenemos sobre nuestra sexualidad. Aprender a conocerla, cultivarla y disfrutarla nos permite vivirla con plenitud, incluso en aquellas etapas donde el deseo parece haberse apagado.
Dra. María Luciana Ritacco
Medica Ginecóloga y Sexóloga Clínica
Terapias Sexuales Individuales y de pareja
Talleres de sexualidad
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