La diferencia entre transitar un año cumpliendo objetivos o finalizarlo con metas pendientes está profundamente vinculada a tres factores claves: tu nivel de compromiso, la claridad de tus prioridades y la gestión de tus responsabilidades.
Cada vez es más frecuente escuchar: “No logré cumplir todo lo que me propuse”. Al indagar las causas detrás de esta realidad, surgen patrones comunes que limitan el avance personal y profesional. Entre ellos destacan:
- Procrastinación: ¿Qué te lleva a posponer tareas importantes? ¿Qué intención oculta podría estar detrás de ese aplazamiento?
- El qué dirán: ¿Vives buscando encajar en las expectativas ajenas o permites que las personas encajen en tu vida auténtica? ¿Cómo gestionas tu relación con la aceptación social?
- Zona de confort: ¿Qué te detiene en ese espacio conocido, incluso si ya no te genera bienestar? ¿Dónde está tu límite para hacer el cambio?
- Miedo: ¿Qué conversaciones internas tienes respecto a esta emoción? ¿Qué significado le das y cómo te condicionan?
Es fundamental recordar que los objetivos no son simplemente “cosas por hacer”, sino el reflejo de aquello que valoras y deseas. Caminar el año con claridad, coherencia y compromiso implica ser responsables de tus elecciones. Y si te encuentras en un momento en el que no estás cumpliendo metas, no significa un fracaso, sino una invitación a reflexionar:
- ¿Tus metas están alineadas con lo que quieres?
- ¿Qué faltó: planificación, apoyo o confianza?
- ¿Qué te comprometes a cumplir este año con honestidad y propósito?
Desde la compasión y el respeto, una pregunta clave que surge en mis sesiones es: ¿Qué te impide avanzar y cómo podrías superarlo? Porque lo importante no es cumplir sólo objetivos, sino recorrer el año en coherencia con lo que hacemos y, sobre todo, con lo que somos.
Antonella Stringa - Coach Ontológica
Instagram: @coachontologica_anto
Mail: [email protected]