¿Cuál fue la motivación que te llevó a generar tu proyecto?
Comencé a incursionar en el diseño desde adolescente, de ver a mi mamá coser, y siempre me gustó intervenir o bordar mis prendas. Recuerdo que cuando quise aprender a coser, le dije a mis padres que quería empezar un curso de costura y me dijeron que No!, porque intuyeron que no lo iba a terminar.
Esa negativa quedó en mi mente dando vuelta por mucho tiempo, pero no tuvieron un impacto negativo en mí. Por el contrario, fueron palabras motivadoras, que me ayudaron a descubrir lo que hoy es mi pasión y mi emprendimiento.
Cuando terminé mis estudios terciarios de Técnica Superior en Marketing y como Profesora de Tecnología, comencé a trabajar en las escuelas secundarias de mi localidad y localidades vecinas y cuando percibí mis primeros sueldos, decidí hacer cursos de maquillaje y de lencería, y fue ahí donde descubrí que no era tarde para seguir soñando.
Me anoté para estudiar diseño de indumentaria en un instituto privado de Santa Fe. Era el único lugar donde podía estudiar los sábados, y así fue como comencé. El mundo del diseño es muy grande y uno puede optar por varios caminos.
Siempre me gustó la alta Costura, y decidí perfeccionarme, con el objetivo de poner en práctica mi creatividad y mi capacidad para diseñar prendas delicadas, de moda y que se adapten a la figura de cada una de mis clientas, porque considero que tengo el potencial de crear cosas bellas con un poco de ingenio e imaginación.
¿Qué fue lo más difícil del camino del emprendedurismo?
Cuando uno decide llevar adelante un emprendimiento, tiene que tener claro que no es un camino sencillo de recorrer y que siempre hay que volver a recordar cual fue esa idea motivadora que desencadenó todo el proceso, para animarse/alentarse y seguir adelante.
Al comienzo siempre tuve incertidumbre y temor de que las cosas puedan salir mal. Un día vi en las redes un concurso para diseñadores en Santa Fe, en donde había que participar con 4 diseños, respetando las consignas planteadas por los organizadores, y decidí concursar con ese pensamiento dubitativo.
“Es casi imposible ganar, habiendo tantos diseñadores buenos en Santa Fe capital”, pensamiento que un emprendedor debe desterrar. Al pasar unas semanas me llaman informándome que había ganado”.
Ese evento fue la brújula que necesitaba para saber que iba en dirección correcta y coadyuvó a que la gente me conozca. Así fue que muchas de mis alumnas que estaban finalizando sus estudios secundarios me eligieran para diseñar y confeccionar sus vestidos.
Otro obstáculo para mí, es el tema económico, porque para seguir perfeccionándome, invertir en materiales y participar de diversos eventos, odio decir que se necesita mucho dinero, del cual muchas veces no dispongo, pero para alcanzar mi objetivo, pongo en funcionamiento el ingenio y el esfuerzo, para vencer las dificultades.
Otro condicionamiento es el escaso tiempo de que dispongo, porque continúo trabajando en las escuelas y cada vez que tengo un evento relacionado con la moda, aparecen situaciones en las escuelas, que van quitando tiempo, lo que implica llevar una agenda más rigurosa y ordenada, considerando que todo el trabajo, desde el diseño hasta el armado de las prendas, lo hago sola y de manera artesanal. En resumen puedo decir que soy un poco esclava de mi tiempo.
¿Cómo superaste esas dificultades?
Al dividir mi vida entre mi trabajo formal, mi emprendimiento y mi vida social, suelo correr contra-reloj con frecuencia, ya que soy una apasionada por lo que emprendo y además no quisiera que ello me impida conectarme con mi familia y amigos.
Esto último me permite siempre sobrellevar dificultades y buscar la mejor solución posible, dándome el aliciente para seguir luchando, sin bajar los brazos, utilizando el ingenio y la dedicación, como herramientas de batalla para esas situaciones complicadas. T
e lo puedo ejemplificar con esta experiencia vivida. Hace unos meses atrás viajé a España, invitada a participar del Madrid Bridal Fashion Week. El día de abordar el vuelo, se me rompe la máquina de coser y me faltaba hacer el dobladillo del vestido de novia. Como faltaban pocas horas para viajar, decidí con angustia, lo llevo así y lo termino allá.
Cuando llego a Madrid, me toca otra sorpresa: En el aeropuerto me informan que mi equipaje y mis vestidos habían quedado en Chile país donde hice escala, lo que significó un atraso de dos días. Por suerte fui con unos días de anticipación al evento.
Entre los nervios y el momento de angustia, logré ver una luz al final del camino. Cuando estaba en el departamento recibo un llamado de Rubén, director de una escuela de arte en Madrid al que conocía por Facebook, y me dice: -Amiga…¿ llegaste a Madrid?, ¿Cómo fue el viaje?. Le conté lo que me pasó y él tranquilizándome me dijo: -No te hagas problema , venite a mi estudio, yo te presto un máquina. Y así fue, acto de generosidad, en un país que no es el mío, me demostró que siempre hay una mano amiga dispuesta a ayudarte.
¿Cuál fue el aprendizaje más significativo en este proceso?
Creo que el aprendizaje más importante en este camino es que, si bien el mundo de la moda es muy competitivo, también existen personas buenas que te acompañan y te dan un mano cuando necesitas.
También comprendí la necesidad de trabajar en equipo y aceptar que los consumidores tienen diferentes gustos y que debemos satisfacer.
¿Qué le recomendarías a una mujer que sueña con lanzarse como emprendedora?
Recomendaría que hay que luchar por los sueños y dedicarle mucho tiempo, porque sin esfuerzo y dedicación, no se cumplen. Que un NO, no es el fin, sino que puede ser un inicio.
Ser siempre humilde y agradecida por las cosas buenas. En cuanto a las situaciones negativas, encontrarle siempre el lado positivo, porque son las que siempre terminan fortaleciéndonos.
Y por último, hacer siempre todo con amor y entusiasmo.
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