Entre el confinamiento, el homeoffice, la convivencia por más tiempo y la incertidumbre del momento, en muchos casos, por no decir todos, hacen que el hambre continua o el famoso picoteo sean los protagonistas de estos tiempos. “En realidad, el hambre es una señal que el cuerpo dispara ante la necesidad de incorporar energía y nutrientes para realizar diferentes funciones y mantenernos con vida”, aclara la Lic. en Nutrición Clínica y Deportiva, Antropometrista ISAK Nivel 3 y Terapeuta Floral Integrada, Eliana Cocetta, que a través de sus redes sociales, comparte continuamente tips, recetas y como llevar una vida saludable.
- ¿Y cuál es el inconveniente de esa hambre continua?
El inconveniente surge cuando esa sensación de hambre se hace continua y no podemos diferenciar el hambre real fisiológica, del hambre emocional. Nos dejamos llevar por la tentación de picar algo, lo que encontremos en el camino, y terminamos comiendo más de lo que nuestro cuerpo necesita. Por eso, ante ese impulso de picotear o comer repentinamente, la solución sería poder frenar a tiempo y hacernos más conscientes de las señales que el cuerpo nos envía; sobre todo, estar más presentes al momento de incorporar alimentos.
- ¿De qué manera se puede lograr esa presencia?
Por ejemplo, hacer una pausa, tomar una o dos respiraciones antes de atacar un paquete de galletitas o dulces y preguntarnos si realmente tenemos hambre y a qué hora hicimos la última ingesta. Hemos perdido la consciencia en el acto de comer, nos hemos transformado en máquinas automáticas de masticar y devorar sin realmente escuchar las necesidades reales de nuestro cuerpo. Comemos distraídos, pensando en otra cosa, vivimos estresados y apurados, mirando el celular o la televisión, y no estamos atentos al momento presente.
Nuestra mente nos lleva a otros lugares, sin saber que el momento de poder es el presente, donde tomo la decisión de comer realmente un alimento que sé que me nutrirá de verdad. Hay que aprender a regalarse ese tiempo al momento de comer, de manera consciente, con los cinco sentidos, en silencio y lo más concentrado posible con el acto de alimentarte. Masticar pausadamente los alimentos, recordando que la digestión comienza en la boca. Y muchas veces no masticamos como se debe, tragando rápidamente los alimentos sin darle tiempo a nuestra mente para que registre que está comiendo y saciándose.
- ¿De qué manera puedo detectar si es hambre real?
Para saberlo y poder detectar si es hambre real, al tomar la pausa, yo invito a mis pacientes a que tomen un vaso de agua. Muchas veces lo que el cuerpo está necesitando es hidratarse, pero da la señal de hambre de comida, y en realidad es agua o líquidos lo que está necesitando. Lo idea es beber un vaso de agua y regalarse esa pausa.
A partir de ahí, si pasaron varias horas luego de la última comida, el cuerpo está pidiendo recargarse de energía nuevamente, y la mejor opción es elegir alimentos de alta calidad nutricional, quizá sea hora de la próxima comida principal, o de un tentempié para el que recomiendo elegir alguna fruta o ensalada de frutas, algún puñadito de frutos secos o, quizás, un yogurt con una cucharadita de semillas o algunas almendras.
- ¿De qué dependen los niveles de hambre que se tienen durante el día?
De muchos factores que hay que tener en cuenta: nuestros hábitos diarios, el descanso, las comidas realizadas –tanto cantidad como calidad-, movimiento y entrenamiento y, sobre todo, nuestro estado anímico y emocional, clave en la diferencia con el hambre real. Quizá nos sentimos tristes y comemos para sentir bienestar o placer, o quizá padecemos de ansiedad y nada nos satisface, incluso haciendo comidas repetitivas de a ratos, todo esto con la consecuencia de comer y no nutrir nuestro organismo, lo que nos lleva, con el paso del tiempo, a aumentar algunos kilos.
- ¿Y qué hacer ante la sensación de hambre repetitiva?
Elegir alimentos reales, naturales que deben estar presentes en todos los platos principales en cantidades abundantes, como vegetales de todos los colores, crudos o cocidos al vapor. Hay que incluir en los platos todos los macronutrientes, ya que excluirlos o eliminar alguno de la alimentación puede ser perjudicial para la salud. También deben estar las proteínas magras y los carbohidratos como legumbres, granos y grasas saludables. Siempre hay que priorizar la comida real como alimentos integrales, de estación y, en lo posible, orgánicos o agroecológicos.
Lo ideal es alejar el pan y las harinas blancas de las comidas, ya que hacen sentir más hambre precozmente. Los ultraprocesados y los alimentos industrializados deben evitarse al máximo. El gran secreto es mantenerse hidratado durante todo el día y no solo beber cuando se siente sed. Lo fundamental es supervisar la alimentación que, idealmente, debe estar planificada por un nutricionista para que sea fuente de todos los alimentos nutritivos y de calidad, sin carencias.
Muchas veces la falta de ciertos macro y micronutrientes generan esa sensación de hambre constante. Es totalmente normal sentir hambre, pero es de sabios comenzar a distinguir cuándo tu cuerpo pide realmente nutrirse y cuándo pide que le prestes atención a tus emociones y a todo lo que vas sintiendo.
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