martes 23 de abril del 2024

LA NECESIDAD DE SENTIRSE AMADO

CREDITO CARAS

En mi investigación personal, enriquecida por múltiples experiencias y maestros, descubrí una clave esencial que quiero compartirte en este artículo.

Como padres y madres, como todo adulto responsable que tiene al cuidado la niñez, lo que más nos importa es su bienestar, que crezcan felices, plenos, que no pierdan el entusiasmo y la curiosidad por la vida.

El pilar fundamental para esta función (cuidar) es atender las necesidades del ser. La primera y más importante es SENTIRSE AMADO. Ahí está la raíz de todas las heridas que tenemos como humanidad.

Todas las personas necesitamos sentirnos amadas. Al nacer, lo esperamos inconsciente y naturalmente de papá y mamá. Esperamos que nos acepten tal cual somos; que nos reconozcan y validen por ser y existir; que nos vean completos, sin faltantes, suficientes; que nos permitan aparecer libremente y nos perciban perfectos, plenos. Pero sucede que los adultos no hacemos esto, mercantilizamos el amor. Solemos resistirnos a revisar esto, pero nos aliento a la humildad y a abrirnos a reflexionar…

¿Cuándo entrego amor a mis hijos?

¿Entrego amor cuando cumplen mis expectativas o se comportan como considero correcto?

¿Pudimos reconocer la cantidad de veces que miramos a la niñez (o a quien estemos cuidando) quitándole el amor? Todas aquellas veces en que el prójimo no se comporta como a mí me gustaría e inmediatamente mi amor hacia esa persona mengua. Privamos la circulación del amor a través de nuestra mirada, voz y cuerpo.  Creemos en la privación y mercantilización del amor. Aun no recordamos que es una fuente inagotable y gratuita, no tuvimos referencia de eso. Si nosotros no damos el paso, tampoco la tendrán aquellos a quienes cuidamos.

Aquí se define lo esencial. El amor no es algo limitado que se entrega a modo de intercambio: “te entrego o no amor según tu comportamiento”. Dar y recibir es lo mismo en el Amor. Puedo atender y trascender mis propias heridas, permitir que el Amor circule en mí. Y al hacerlo, naturalmente doy amor a quienes cuido, por ser y existir, no por su hacer o no hacer. A la vez que lo doy, lo recibo; yo mismo siento esa energía circular cuando llega a quienes cuido. Estableceríamos en la niñez una referencia donde al amor no hay que conseguirlo, el amor no viene a modo de recompensa o premio por ser de alguna manera en particular. Viene de la experiencia de la fuente inagotable a la cual la niñez también pertenece.

La referencia la damos las personas adultas. ¿Somos capaces de sostener la mirada de amor más allá del comportamiento del prójimo?  ¿Entregamos amor porque es y existe o por lo que hace o no hace? Estas preguntas sirven para reflexionarnos y descubrirnos, nunca para culparnos, exigirnos, sacrificarnos y presionarnos por eso. Nada tendría que haber sido de otra manera, es el acto de descubrirme el que hace acontecer la transformación. La llave es la Presencia y el camino es amable. Elegir atender estas necesidades del ser requiere un viaje interior del adulto, mientras las atiende en la niñez (o en quienes cuide).

Todos los seres humanos necesitamos sentirnos amados y aceptados tal cual somos desde que nacemos. Pienso que si se satisface, crecemos plenos y realizados. Sino, crecemos mendigando de alguna manera inconsciente aprobación, aceptación y reconocimiento.

Imaginate ahora poder aparecer tal como sos y sentirte amado, la felicidad y plenitud que experimentarías; manteniendo vivo el entusiasmo y la curiosidad por la Vida.

Te invito a que hagamos juntos este amable viaje y atendamos nuestras necesidades fundamentales en el Seminario de Autoconocimiento y Educación Viva al cual ya podés inscribirte y recibir descuentos y regalos. Te dejo el link abajo.

¡Nos encontramos ahí!

¡Por un mundo mejor!

Abrazo fraterno

 

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