sábado 27 de julio del 2024

La valiente historia de María Martinic, una pionera croata que desafió adversidades en la vida patagónica

En el marco del Día Internacional de la Mujer, recordamos el legado de María Martinic, una mujer extraordinaria cuya determinación y coraje le permitieron enfrentarse al machismo de la época. Galería de fotosGalería de fotos

CREDITO CARAS

En un remoto rincón de la Patagonia Argentina, al borde de la majestuosa Cordillera de los Andes, Nibepo Aike se alza como una de las estancias más icónicas de la zona del lago Argentino, dentro del Parque Nacional Los Glaciares, con más de 110 años de antigüedad y a manos de la misma familia fundadora.

Santiago Peso, de origen croata, se instaló en esas tierras en 1910 y fundó la estancia La Jerónima junto con otros socios: los hermanos Stipicic y los hermanos Trutanic. Unos años más tarde, conoció a Maria Martinic en una visita al dentista y se enamoró profundamente de ella, por lo que se casaron y formaron su familia en la estancia, a la que Santiago le dedicaba todo su trabajo y cariño. Si bien los socios tenían buena relación, los Stipicic decidieron vender su parte, mientras que ambos Trutanic fallecieron, heredando su parte de la estancia un hermano menor de ellos: Vladimiro.

En 1936  la vida de María Martinic dio un giro inesperado cuando su esposo falleció de tuberculosis, dejándola viuda con tres hijas pequeñas a su cargo. Sin tiempo para lamentarse, María  se enfrentó a una difícil situación: mantener la estancia familiar mientras luchaba contra los intentos de Vladimiro por arrebatarle su hogar.

El socio de su difunto esposo, despreciando el papel de la mujer en el campo, intentó desalojar argumentando que "el campo no era lugar para mujeres". Sin embargo, María, una mujer fuerte y empoderada, se negó a ceder ante la intimidación. Se asesoró legalmente y luchó contra la malversación de fondos y las amenazas de su socio, manteniendo firme su posición.

Finalmente, en diciembre de 1946, María logró comprar la estancia a Vladimiro. Este acto marcó un hito en su vida, ya que finalmente tenía el hogar que tanto había deseado. Como gesto de amor hacia sus hijas y para honrar su lucha, María decidió cambiar el nombre de la estancia. Tomando las dos primeras letras de los sobrenombres de sus hijas, llamó a la estancia Nibepo Aike: el lugar de Nini, Bebe y Porota.

La historia de María Martinic es un testimonio de coraje, determinación y amor familiar. En este Día de la Mujer, su legado perdura como un recordatorio de la fuerza y la resiliencia de las mujeres frente a la adversidad, inspirando a generaciones venideras a seguir luchando por la igualdad de género y la justicia.

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Los créditos para las fotografias son: Florian Von der Fetch, Mario Cadiz y Conrado de Leon

El nombre de la escritora es Lucila Carrizo

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