Humanizar la arquitectura.
Estudiar la mente, para poder diseñar para la mente.
Diseñar para personas, conociendo cómo funcionan las personas.
El diseño puede llegar a ser muy humano, y esto será cuando refleje la comprensión de cómo el cerebro reacciona ante los estímulos del espacio que nos rodea. Cuando empecemos a diseñar desde el ¿Qué necesita biológicamente la persona? ¿Cómo se quiere sentir? Ahí arranca todo el proceso creativo.
De base, si el entorno es agradable, fabricamos más oxitocina y serotonina, relacionadas con la relajación y el disfrute.
Se trata de diseñar espacios pensando en las personas, generando estados de ánimo positivos.
La Neuroarquitectura es el puente entre neurocientíficos y arquitectos. estudia cómo el entorno modifica el cerebro y por lo tanto, nuestro comportamiento y emociones. Inspirada en la neuroplasticidad, se interesa por cómo el entorno modifica la química cerebral, y por lo tanto las emociones, los pensamientos y las conductas.
Cada vez se comprueba más que los cambios en el ambiente producen efectos en nuestro cerebro. Este interpreta, analiza y reconstruye el espacio que le rodea.
Se trata de cambiar la mirada con la cuál proyectamos, arrancando por la experiencia que queremos que tenga esa persona en ese espacio, para después, elegir conscientemente esos estímulos que van a generar esas emociones/sensaciones, que llegarán a través de los sentidos.
El entorno influye directamente en cómo nos sentimos, cien por ciento.
Podemos elegir sentirnos bien, promover estas hormonas de la felicidad y disfrute, o sentirnos de la manera contraria. O no elegir, no ser conscientes, y estar 24/7 en lugares que nos sacan la energía, producen déficit de atención, nos estresan (por más sutil que sea) con su música/temperatura/mala iluminación.
Hay infinidad de recursos, algunos espacios van a potenciar tranquilidad y bienestar, mientras que otros van a generar estrés y ansiedad.
Algunos de los puntos de la neuroarquitectura son:
La iluminación natural, ahora sabemos que ese rayito de luz va a hacer que liberemos serotonina.
También gracias a ella, sabemos que el contacto con la naturaleza puede ayudar a reducir los sentimientos de estrés, restablecer la capacidad de concentración y de prestar atención, y mejorar el estado emocional. También reduce los niveles de estrés y ansiedad. Todo se explica cuando comprendemos al cerebro. Por ejemplo, esto tiene que ver con la amígdala (relacionada con el estrés), que reduce su actividad cuando está en contacto con el exterior.
También sabemos la influencia en nuestro comportamiento a través de la altura de los techos, la música, los aromas, las formas geométricas. Estas últimas hasta pueden estresarnos, de manera inconsciente.
Mucho es inconsciente, porque no todo puede hacerse consciente. Pero el cuerpo lo siente. Comprobado.
La neuroarquitectura plantea 5 puntos. Yo creo que son 12 pilares para un espacio bienestar. Muy profundo para contarlo por acá.
Si te interesa conocerlos, te invito a conocer mi cuenta de ig @arq.jkozameh y formación online de cursos y workshops sobre el tema
Sabiendo que por medio de la arquitectura podemos sentirnos mejor, o más relajados, con menos estrés, a usarlo a nuestro favor.
También creo con todo mi corazón que uno de los pilares próximos del bienestar será el entorno.
Y estoy segura, de que la arquitectura es una herramienta para el bienestar.
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