Yo solo. Vos solo. Él solo. O acompañados en el bar, en la plaza, en la playa... o comiendo medialunas en la Ruta 2. Pero cada vez parece menos importante dónde y con quién estemos.
El protagonismo es del celu… Los libros están acongojados en el cajón; esa lista de canciones que armábamos para la ruta o para esa fiesta se va reemplazando por sugerencias de aplicaciones de música. Disfrutar del viento en la cara es secundario porque nuestro foco está en tener señal y scrollear. Todos estamos sentados en silencio mientras compartimos memes a un metro de distancia.
Digámoslo con esta famosa frase: ¿Alguien puede pensar en los niños?
Ellos, en plena construcción de su cabecita, personalidad, vínculos, respiran una época en la que los juegos en el asiento de atrás, las preguntas, los pensamientos inocentes, están siendo parte de un pasado del que -precisamente- no fueron parte.
Los primeros años son clave para la estabilidad mental y la capacidad de relacionarnos con otros.
¡Llegan al mundo desconocido! Necesitan integrar estímulos para desarrollar recursos contra la ansiedad y los miedos... Tolerar las esperas y el aburrimiento es el disparador más potente para inaugurar el pensamiento.
Sin entretenimiento desde afuera, la mente recurre a divertirse consigo misma. Y así es como la maduración, sumada a esta "falencia", enseña a soportar la soledad y a disfrutar del contraste: La compañía, los otros, el folclore del grito de un gol por ser campeones del mundo, quizás.
Estas vacaciones son oportunidad para que reforcemos ese placer en compartir enseñándoles a interiorizar lo que favorece la salud mental y la capacidad de disfrute.
Quienes reciben tratamiento en la escuela, por ejemplo, no solamente reciben "ayuda" para alcanzar objetivos académicos. También reciben acompañamiento terapéutico: abordaje enfocado en la salud biopsicosocial de quien en plena etapa de crecimiento necesita "apuntalamiento" en lo cognitivo, conductual y emocional por profesionales especializados que apuntan a dar ese empujoncito para que se inserten y negocien con las reglas y límites que presenta el espacio escolar.
Pero ese apuntalamiento no es privativo de quienes presentan alguna condición. Todos lo necesitan.
En estos meses sin cole acompañemos, estemos presentes, contribuyamos a la construcción más armoniosa de las emociones, siempre rectoras.
Así que si estás leyendo esto y él está ahí, es momento de que suelte la tablet, que deje de jugar ese jueguito repetidamente, y lo lleves a mirar el mundo. Ningún niño puede crecer si se queda arrinconado mirando una pantalla toda su infancia. Y ningún adulto puede ser referente de un niño si no es anfitrión del mundo maravilloso que él tiene frente a sus ojos. Pero ¡Claro! Necesita de los tuyos para poder verlo. ¡Felices vacaciones!
Dra. Pía M. Roldán Viesti
Abogada T°92 F°959 CPACF
Psicóloga MN. 57.457
Presidente y Fundadora de EUTI
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