lunes 13 de octubre del 2025

Ser mamá: el arte de sembrar vida sin manual

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Verónica Garcia Torrent
Verónica Garcia Torrent | CONTENTCARAS
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El deseo más grande

Desde muy joven supe que quería ser mamá era un anhelo que latía en lo más profundo de mi corazón, soñaba con la familia. Pero el camino no fue como lo había imaginado. Un diagnóstico inesperado: infertilidad sin causa aparente, endometriosis, luego durante años transité la pérdida de diez embarazos. Diez pequeños latidos que no llegaron a nacer, pero que habitaron mi alma y me hicieron madre en silencio. Cada despedida fue un duelo y, a la vez, una escuela de fortaleza.

La maternidad que parecía lejana

En esos tiempos oscuros aprendí a convivir con la incertidumbre y el dolor. Mi personalidad extrovertida se convirtió en la mas secreta. No había respuestas claras, solo la pregunta constante: “¿como seguimos?”. Sin embargo, algo dentro de mí me decía que no debía rendirme. Que el amor encuentra caminos donde parece no haberlos. Y seguí esperando, con fe,  lágrimas y con la certeza de que mi historia no estaba terminada.

El milagro que llegó en torrente

Y un día, cuando menos lo esperaba, la vida me sorprendio con  mi primer hijo JuanGa, en ese instante se paró el mundo de tanta felicidad, tremenda responsabilidad, y a los 9 meses llego Joaco,pensando como hago para amarlo con el mismo amor, y si, se puede, como que el corazón de madre se multiplica por las partes iguales de cada hijo, asi fue como al año llego Lucrecia, no creía que tendría mujeres, y luego a los 9 meses la mas pequeña: Lucila. De repente tenía la casa llena de bebes una familia como la había soñado. No con un hijo, sino con cuatro, uno tras otro, como si el universo quisiera compensar tanto vacío con abundancia. Recuerdo la emoción de escuchar por primera vez sus llantos, de sentir esas manitos aferrándose a mí, de mirar esos ojos que me decían: “aquí estamos, mamá”.

De pronto, mi casa se llenó de risas, de pañales, de noches sin dormir y de un amor desbordante que no cabía en el pecho. Fue intenso, agotador y profundamente maravilloso.

 

 Veronica Garcia Torrent

 

Un mantra que me sostiene

En medio de todo ese camino de pérdidas, esperas y milagros, nació una frase que me acompaña como un mantra de vida:

“Acepto todo como es y como fue, aunque no lo entienda.”

Con estas palabras aprendí a reconciliarme con el dolor, a agradecer incluso aquello que parecía injusto, y a confiar en que cada experiencia me estaba llevando hacia donde debía llegar.

La madre que abre paso

Comprendí también que la madre tiene la misión de abrir paso al padre. Que en el momento de la concepción no estamos solos: allí están nuestros padres y los padres de nuestra pareja, una gran cadena de amor que nos sostiene y los contiene en nuestro ADN.

Cuando imaginamos ese instante de la concepción donde se estalla en amor y se forma la vida, siento como la unión de dos linajes que se encuentran para dar vida, entendemos que cada hijo es fruto de algo mucho más grande: de la fuerza del amor que viene de atrás. Tomar a los padres en esa “unidad de padre y madre en amor“, integrarlos, honrarlos, es un acto sanador que me da fuerza. Es volver al origen para poder amar plenamente.

La maternidad sin manual

Con mis hijos aprendí que no existe un libro perfecto que nos prepare. Cada hijo es un mundo, cada etapa trae sus desafíos. Ser mamá es un arte: el arte de acompañar, de escuchar, de poner límites con amor, de equivocarse y volver a empezar. Es estar disponible, aún cansada. Es abrazar cuando no hay palabras. Es crear momentos cargados de amor. 

Mis hijos me enseñaron a reinventarme. A dejar atrás la exigencia de la madre perfecta y abrazar la verdad de la madre real: humana, con errores, pero con un corazón dispuesto a darlo todo. Porque aprendí que la misión más importante es ser mama, sin olvidarme de mi. 

 

 Veronica Garcia Torrent

 

El legado de amor

Hoy, que mis hijos ya transitan sus propios caminos, miro hacia atrás y me emociono. No fue un trayecto fácil. Fue una historia tejida con lágrimas, fe, paciencia y milagros. Y si algo aprendí es que ser mamá no es solo dar vida: es sembrar amor, es regar cada día la confianza, es demostrar con acciones, es sostener y también soltar. 

Es también pensar en una, hacer trabajo personal porque para poder dar hay que estar llenos.

Siento que mis hijos se convirtieron en mis maestros sin perder el lugar de hijos, cada uno traza su camino enriquecido con la herencia y educación sembrada, aceptando los obstáculos como bendiciones que nos permiten crecer. 

Ellos me recuerdan que la vida siempre se abre paso, aún cuando parece imposible, y que lo más valioso que puedo dejarles es el ejemplo de haber amado sin condiciones.

 


“Ser mamá sin manual, es abrazar la vida en todas sus formas. Aceptar todo como es y como fue, aunque no lo entienda, es el mayor acto de amor que aprendí en el camino.”

Te dejo mi abrazo 

Soy Veronica Garcia Torrent 

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E-Mail: [email protected]

WhatsApp: +54 3794 767176 

Coach Ontológico y Empresarial ENCORE- UDT

Educación Emocional y Bienestar UB. 

Disertante internacional en resiliencia, emociones, y liderazgo humano.

“El corazón sabe el camino”

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#VeroGTBienestar

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Trabajo con consultantes acompañando procesos de crecimiento personal. Abordando sesiones de Coaching ontológico y empresarial de la mano de la regulación emocional y el movimiento con dinámica sistémica. 


 

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