Durante décadas, el vino estuvo rodeado de rituales, solemnidad y cierta “mística” cultural que lo convertía en una bebida casi ceremonial. Pero mientras la industria se aferra a ese relato, el consumidor actual vive en otro ritmo: rápido, práctico, urbano. Un consumidor que no pide permiso para cambiar las reglas.
Y ahí aparece la lata. Un formato que todavía levanta cejas entre los más tradicionales, pero que avanza con fuerza entre quienes buscan disfrutar del vino sin manual de instrucciones.
Como consultora en marketing vitivinícola, lo veo todos los días: no es la lata lo que incomoda, es el cambio cultural que representa. Y, justamente, ese es el cambio que el sector necesita leer con urgencia.
El nuevo consumidor: libertad antes que solemnidad
El público menor de 30 años no está rechazando el vino. Está rechazando la ceremonia obligatoria. Este nuevo consumidor busca experiencias simples, portátiles y accesibles. No quiere quedar atrapado en la lógica del “si no sabés, no tomes”. Quiere disfrutar, descubrir y moverse sin complicaciones.
El vino en lata responde directamente a esos hábitos:
- Se abre rápido y se consume sin accesorios.
- Permite probar sin comprometer media botella.
- Acompaña nuevas ocasiones: pileta, recitales, terrazas, after office.
- Tiene menor costo inicial y menor desperdicio.
- Mantiene la frescura del producto.
La lata no compite con la botella. Expande la categoría, abre puertas y atrae a quienes hoy están tomando otras bebidas.
Un desafío que no es técnico: es cultural
A nivel enológico, la lata funciona muy bien para estilos frescos, aromáticos y jóvenes. Los vinos mantienen estabilidad y perfil. El problema no está en el vino: está en la percepción.
El envase de aluminio está asociado a lo inmediato, lo urbano, lo casual. Y ese imaginario choca con la narrativa histórica del vino, más solemne y cargada de símbolos.
Pero ese choque no es una amenaza: es una oportunidad de reconexión.
Las bodegas que lo entienden no cambian su esencia. Cambian su estrategia: ajustan el mensaje, se adaptan a nuevos hábitos y se posicionan como marcas vivas.
La industria necesita conquistar al que viene, no al que ya está
Mientras el consumo interno intenta recuperarse, muchas bodegas siguen hablando solo para el consumidor tradicional. Pero el verdadero crecimiento está en quien todavía no eligió al vino como su bebida habitual.
La lata es la puerta de entrada más amigable para ese público: jóvenes, mujeres, viajeros, personas que toman cerveza o coctelería.
Ese consumidor no está esperando que el vino sea perfecto. Está esperando que sea accesible, claro y cercano.
Cada mercado que creció lo hizo rompiendo estructuras: screw cap, espumantes dulces, vinos más ligeros, rosados pálidos. Todo tuvo resistencia. Todo terminó aceptado.
Mi recomendación como consultora: este es el momento de animarse
Lo digo con la claridad que me caracteriza: si una bodega quiere captar a la próxima generación de consumidores, la lata es una oportunidad estratégica que no puede seguir esperando.
Mi sugerencia es avanzar con inteligencia:
- Crear un vino pensado para frescura y simpleza.
- Lanzarlo en edición limitada para medir el mercado.
- Comunicar desde el estilo de vida, no desde la técnica.
- Hablarle al consumidor nuevo, no al que se resiste por prejuicio.
Innovar no es correr riesgos innecesarios: es decidir con información y visión. En mi trabajo con bodegas boutique, siempre apuesto a lo mismo:
menos miedo y más estrategia, menos tradición rígida y más lectura real del consumidor.
El futuro del vino viene en muchos formatos. Y si uno de ellos es una lata, entonces hay que estar ahí. Porque las bodegas que se animen hoy serán las que lideren mañana.
Fer Di Tomaso Consultora en Marketing de Bodegas
+54 11 4493 1533 Instagram: @fer.ditomaso
Luis Achucarro: el chef que transforma la cultura paraguaya en una experiencia diplomática
Ama Maitea, el chutney patagónico que conquistó los grandes eventos y se consolida en las mesas argentinas
Expo Café Chile 2025: West Indian e Iberital acompañan a Colibrí Café en la feria más grande de Latinoamérica
LA LINQUEÑA: Alfajores para disFRUTAr
Quiénes son los doce diputados que abandonaron a Macri en las últimas semanas
Arte frente al mar: así es The Hidden Pearl, la nueva instalación de Bal Harbour
Rocío Marengo recibió el alta a una semana del parto, pero su bebé seguirá internado: qué se sabe sobre la salud de Isidro Fort