En una nueva emisión de +Caras, Héctor Maugeri recibió a Fernanda Metilli. Con su energía característica y luciendo un saco colorido fiel a su estilo, la actriz y comediante se animó a hablar a fondo de su historia de vida. En una conversación íntima y honesta, reveló que durante su infancia la timidez fue una compañera constante y que el humor, lejos de ser solo una vocación, fue una herramienta fundamental de sanación y crecimiento.
La historia detrás del humor de Fernanda Metilli
“Hasta los 14 años era muy tímida, me costaba mucho vincularme”, confesó. “Descubrí que el humor me ayudaba a socializar. Me aprendí a defender con el humor. Era un escudo”, agregó. Ese “escudo” se convirtió con el tiempo en su identidad artística y personal.
Fernanda nació en Tandil, y fue allí donde dio sus primeros pasos en el mundo de la interpretación. Hoy es actriz, humorista, directora de teatro y una figura reconocida en la escena del stand up nacional. Su actualidad la encuentra protagonizando Empieza con D, siete letras, una obra dirigida por Juan José Campanella y compartida en escena con Eduardo Blanco, que marca otro hito en su carrera.

Durante la entrevista con Maugeri, recordó con emoción que su inclinación al humor nació en su casa desde muy chica. “Mis papás eran muy extremos. Tenían mucho humor y mucha tristeza”, relató con honestidad. “Cada uno con su estilo, los dos tenían mucho humor”. Ese contraste emocional fue, según explicó, el punto de partida de su camino: “Yo los miraba cuando hacían reír y dije ‘eso quiero’”.

Lo que empezó como una manera de conectarse con los demás y protegerse, hoy atraviesa toda su vida. “Para mí, el humor es una forma de vida que aprendí desde la infancia”, aseguró. Y no hay duda de que su carrera le abrió puertas y corazones. Además de convertirse en una artista querida y respetada por el público, hace más de diez años está en pareja con el también comediante Agustín “Rada” Aristarán.
Por último, con humildad, Fernanda Metilli habló desde el corazón: “Siempre tuve mucha sensibilidad. El tema fue transformar esa sensibilidad en un recurso sanador que fue la risa y el humor”. Su historia demuestra que, detrás del humor, hay mucho más que una vocación: se esconde un camino de superación y sanación.