Compartí esta nota
Las Trillizas de Oro son un ícono emblemático de la cultura popular argentina. Desde temprana edad, María Eugenia, María Emilia y María Laura Fernández Rousse cautivaron al público con sus actuaciones en vivo y su aspecto idéntico. Estas hermanas, que se convirtieron en cantantes, modelos y conductoras, irrumpieron en los años 70 y 80 como actrices y animadoras infantiles, grabando decenas de discos y publicidades, y conquistando a audiencias en Latinoamérica y Europa. Durante su adolescencia, Julio Iglesias las contrató como coristas para una gira mundial que duró dos años. Hoy, con 64 años, las tres celebran su vida y carrera rodeadas de una gran familia. En una entrevista a corazón abierto con +CARAS y Héctor Maugeri, compartieron sus recuerdos familiares y hablaron en profundidad sobre su vínculo de amor y hermandad.
Las Trillizas de Oro a corazón abierto sobre su relación
Maugeri inició la entrevista recordando una frase que resume la relación entre las tres: “En familia, lo triste se divide y la celebración se multiplica”. A su vez, agregó que, para el público, lo más admirable de ellas siempre fue su unión y el amor entrañable que comparten. En ese momento, María Laura destacó el valor de la familia afirmando: “Es la mejor inversión”.
Por su parte, María Emilia aseguró que “ser trillizas es más que ser hermanas”, aunque reconoció que son muy diferentes entre sí. Asimismo, valoró también el apoyo constante de sus padres: “Mamá y papá estuvieron mucho detrás de nosotras; tuvimos un entorno muy familiar”.
Desde su perspectiva, María Eugenia agregó que su profesión como cantantes las unió aún más, recordando que siempre cantaron en tres tonos distintos. “No había competencia, envidias ni celos”, afirmó, a lo que Emilia acotó rápidamente: “Nos necesitábamos”.
Cuando Maugeri les preguntó sobre su niñez, María Laura señaló que, aunque compartían gustos como la música y el canto, siempre tuvieron personalidades muy diferentes, lo que las hizo autónomas. También describió cómo veía a sus hermanas: “Emilia es la trilliza de oro en todo sentido; le gustaba pintarse y arreglarse. No hemos cambiado mucho. Emilia es la locomotora del tren. La segunda, la que va en el medio empujada por el último vagón, es Eugenia, que es la más tímida”.
María Eugenia, por su parte, comentó que nunca se vieron ni se sintieron iguales, a pesar de las apariencias. “Que ahora estemos con la misma altura, casi el mismo pelo y el mismo peso es de casualidad. No te digo en la parte profesional, pero en toda la vida familiar, cómo nos casamos, seguimos haciendo la misma vida”, expresó.
MDP
