Cuando irrumpió como modelo a comienzos de los 2000 fue inevitable hablar de ella. Rubia, de ojos celestes y seductora por donde se la mirara, Liz Solari (32) fue una de las tantas “perlitas” descubierta por “Pancho” Dotto (59) que pisaron fuerte en el mercado de la moda. En ese entonces, la fama deportiva de uno de sus hermanos futbolistas, “El Indiecito” Santiago Solari (38), le allanó más el camino del posicionamiento. Liz tuvo entonces sus años de furor personal y mediático, hasta que sus inquietudes interiores la impulsaron a ir por más. Marcas y productoras se la disputaban para campañas y producciones, pero eso no alcanzaba para que el vaso de la satisfacción estuviese lleno. La actuación comenzó a seducirla de a poco, y cuando quiso darse cuenta la transformación estaba en marcha. Primero con algunos papeles en la tevé y en el teatro, el aprendizaje y la dedicación la fueron alejando paulatinamente del ruido. Salvo por un delicado momento personal, cuando un ex novio se le murió en sus brazos en Rosario, y por su posterior romance con el fotógrafo Ignacio Ricci (38), con el que hoy convive, poco y nada se sabía de Liz. Pero Liz está más vivita y coleando que nunca, abocada de lleno a su carrera actoral y con diversidad de proyectos e inquietudes que la acercan a la plenitud.
“Es verdad, estoy lejos del ruido, pero muy sólida y pisando firme en mi carrera de actriz. Es algo a lo que estoy abocada ya hace ocho años, cuando tuve mi primer protagónico en una tira (“Champs 12”) que acá no funcionó bien, pero que en otros países anduvo bárbaro. Así comencé a experimentar si era lo que definitivamente me gustaba, lo que quería hacer, y más que depender del éxito entendí dónde estaba parada y hacia dónde quería ir. Y acá me tienen hoy, con películas y protagónicos de tevé en el haber que me hacen sentir muy valorada, sobre todo en Italia. Y que se tradujeron en el reconocimiento que acabo de recibir en el Ischia Global Film Festival, donde me premiaron como la Actriz Revelación del Cine Italiano. Fue un momento muy emocionante, rodeada de estrellas del espectáculo, como Helen Mirren (70) o Antonio Banderas (55), y estimulante para mi interés por desarrollarme y evolucionar”. Los cambios parecen ir de la mano con Liz, muy difícil de reconocer para quien se la cruce cara a cara. La rubia se transformó en castaña oscura, aunque ella aclara que el color de su pelo “lo tengo a merced de mi carrera, de acuerdo con lo que vaya necesitando”. Su alimentación también varió, ya que desde hace tres años es vegetariana y prioriza la comida orgánica. El look y la vestimenta dan más con la actriz ya encaminada que con la modelo no retirada, ya que de ninguna manera reniega de sus raíces: “Mi carrera comercial es el sustento que me da aire para elegir las cosas que me gustan a nivel actoral. Hoy puedo sentarme con mi manager, Mauricio Catarain, y elegir los proyectos que más me satisfagan. La moda siempre me atrae, a tal punto que también estoy diseñando una colección de ropa para una marca que me gusta. Me da placer aplicar todo lo que experimenté en tantos años de carrera”, explicó.
—¿Cómo fue ese camino que la posicionó tan bien en el medio artístico italiano?
—Italia es un mercado en el que estoy hace cinco años. Fue el destino el que me llevó; allá encajé, quedé y empecé a trabajar de forma constante. Hice series de televisión, conduje un programa en vivo de la RAI todos los sábados, y así salió mi primer protagónico en el cine con la película “Sei mai tata alla Luna”, que se estrenó en enero. Me siento reconocida, sobre todo con este reciente premio, pero de ninguna manera quiero encasillarme. Soy una ciudadana del mundo, y trabajaré donde me toque.