Procuraron que durante su estadía en la costa esteña rigiera la discreción. Sobre todo durante su ingreso a la boda de Sonia Caputo (hija de Nicolás Caputo) donde Juliana Awada (45) y su esposo Mauricio Macri (61) montaron un cuidadoso operativo para pasar desapercibidos. Esquivándole a los flashes, el ex Presidente de la Nación y su mujer entraron a la fiesta, en el Parador “La Huella”, por una puerta lateral trasera a la que se llegaba únicamente atravesando la zona de médanos.
Concluido el festejo de la hija del mejor amigo de Mauricio, la pareja regresó a la chacra que tiene Bruno Barbier (ex marido de Awada y padre de su hija mayor) en José Ignacio, donde se instalaron todo el fin de semana largo con la pequeña Antonia (8) y Valentina Barbier (17), para descansar hasta su regreso la tarde-noche del martes 25 de febrero.
Antes de emprender la vuelta, la ex primera Dama aprovechó para hacer un recorrido de “compras express” mientras el ex mandatario despuntaba el vicio jugando al tenis.
Sin perder jamás la elegancia, Awada volvió a destacar por su acertado outfit. Camino a la casa familiar, se la vio luciendo una camisola blanca de lino, sobre un traje de baño enterizo del mismo color y unas chatitas de Céline, a tono con lentes de la misma firma, modelo Shadow, negros. Ella misma al volante de su jeep de playa sorprendió con su “Total White” veraniego, al que le sumó un sombrero estilo cowboy pero lo que más llamó la atención fue, sin dudas, el toque chic de su accesorio estrella: una cartera de diseño inspirada en el alto verano.