Isabel II nació el 21 de abril de 1926, cuando nadie podía siquiera imaginar que llegaría a celebrar sus 94 años sola, frente a un celular que gracias a la aplicación zoom le permitió “reunirse virtualmente” con sus cuatro hijos, Carlos de Gales (72), Ana del Reino Unido (70), Andrés de York (60) y Eduardo de Wessex (56), sus ocho nietos y parte de sus bisnietos.
Sin ni siquiera ver a su marido desde 1947, Felipe de Edimburgo (98), quien por su avanzada edad cumple con la cuarentena por el Coronavirus exactamente en la otra punta del palacio. Triste, con su mirada alicaída, muy distante de la imagen seria y exigente que la llevó a ser la mujer más temida de Inglaterra durante los 68 años que lleva ocupando el trono. La monarca que cuesta a los británicos 55 millones de dólares por año. La que lleva 72 años casada con el mismo hombre. Quien posee una fortuna estimada en 476 millones de dólares y está en el puesto 262 de las personas más ricas del mundo. Quien posó para 200 retratos oficiales, preside 600 organizaciones benéficas en las que cubre un cargo honorífico y lleva firmadas 4 mil leyes en el Parlamento. La misma que es una apasionada de los perros corgi de los que ya tuvo 30 y también una admiradora de los cisnes, que tiene 6000 en uno de sus lagos. Isabel ya no puede recibir a las 50 mil personas que atendía en sus recepciones de Buckingham que quedaron para la historia. Allí y en el resto de sus palacios atesora sus 150 mil cuadros de la Colección Real Inglesa, entre los que figuran invalorables obras de Rembrandts, Rubens, Tizianos… En esas codiciadas vitrinas también descansan algunas de las 404.500 condecoraciones que entregó y recibió a lo largo de su reinado.
También hay copias de los 3.300.000 cartas que recibió y respondió a sus súbditos y a monarcas del mundo entero. Hay recuerdos de su paso por el cine en una película de la saga de James Bond, en 2012, interpretado por Daniel Craig, donde se interpreta a ella misma. La apasionada de los sombreros, con una colección que alcanza los 5 mil, la mayoría diseñados por Philip Somerville. O sus inconfundibles grandes carteras rectangulares, de cuero Launer, que las tiene en todos los colores imaginables, o sus personales zapatos que previamente se los “ablanda” su asistente personal Kelly. Toda la vida han sido encargados a Anello&Davide, en Kensinton, en piel de becerro teñida en los más increíbles colores. Dicen que los usa de a diez pares y luego los guarda y cambia de color. Los más osados traen una hebilla plateada Boucle y su valor oscila los 1200 euros.
“¡Todo se volvió muy agitado! Y este es el cumpleaños más triste de mi vida”, confió a su familia por zoom. La mañana de este 21 de abril no hubo cañonazos que retumbaran sobre el Tàmesis. Sólo un disparo simbólico en su honor. Ella tampoco quiso ocasionar gastos innecesarios en este momento de Coronavirus y de crisis económica. “Agradezco el esfuerzo de los médicos y trabajadores esenciales e invito a los ciudadanos a mantener la disciplina, el buen humor y el compañerismo que caracteriza a los ingleses… Estamos ante un momento de interrupción en la vida de cada uno de nosotros, de dolor, de pèrdida de vidas, de dificultades financieras y de enormes cambios. Pero espero que en los años venideros todos nos sintamos orgullosos de cómo respondimos a este desafío porque somos muy fuertes”, repitió Isabel II frente a la camarita en la “White Drawing Room” (una gran habitación en la que pudieron grabar el mensaje respetando la distancia). Allí se mostró vestida íntegramente de verde esmeralda, uno de sus colores preferidos por representar la “esperanza”. “He enfrentado muchos y diferentes desafíos en mi vida pero ninguno como èste. Intento estar tranquila y pensar positivamente que volverán los mejores días en los que podremos estar junto a nuestras familias… Podeis estar seguros que estoy lista para jugar este nuevo papel y pelear esta nueva batalla…”, comunicó oficialmente la reina. Y a los pocos minutos su residencia oficial se iluminaba de azul en honor a los “héroes” que para ellas son los médicos.