A cinco años de su exilio en Abu Dabi, el rey emérito Juan Carlos I sigue generando controversias, no solo por su legado institucional, sino por su delicado estado de salud y su incierto destino final. En las últimas semanas, una figura volvió a emerger con fuerza en medio del silencio de Zarzuela: la infanta Elena, su hija mayor, quien estaría maniobrando una jugada de último momento para acercarlo nuevamente a España.
La solución elegida por Elena de Borbón apunta a una residencia en Cascais, una elegante ciudad costera de Portugal, a apenas una hora de vuelo de Madrid. Según trascendidos, se trataría de un destino cuidadosamente seleccionado por su cercanía, clima benigno y una sociedad más indulgente con la figura del exmonarca. Esta alternativa busca evitar un escenario que inquieta al entorno real: que Juan Carlos I muera lejos de España, lo que sería, para muchos, una tragedia histórica y un escándalo institucional difícil de digerir.
Aunque la relación entre el rey emérito y su hijo, Felipe VI, sigue marcada por la distancia y la frialdad, Elena le es leal al 100 por ciento. La infanta es el principal sostén emocional de su padre, incluso por encima del recuerdo de las humillaciones sufridas por su madre, la reina Sofía.
En los últimos años, Elena no solo ha estado presente en momentos clave, sino que llegó a adaptar su propia casa en Madrid en caso de una eventual vuelta del emérito.
¿Cuál será el destino de Juan Carlos I?
El veto de Felipe VI a un regreso definitivo de su padre a territorio español parece inamovible, según los expertos. Ante ese panorama, Cascais aparece como una opción intermedia, estratégica y hasta simbólica. No es una idea nueva: según informaciones del diario El Mundo, ya en 2020 se barajaba una llamada “Operación Cascais”, promovida por un círculo de influyentes figuras. Entre ellas, el empresario João Manuel Brito e Cunha y la socialité Lili Caneças.
La elección de Portugal, además, no es casual. Cascais fue durante décadas refugio de miembros de la realeza europea y guarda una historia de vínculos estrechos con las casas reales. Allí vivió don Juan de Borbón, padre de Juan Carlos, durante parte de su exilio. El movimiento de Elena, entonces, no solo tiene un sentido práctico, sino también un componente simbólico: volver, aunque sea parcialmente, a las raíces.
¿Será Cascais el último capítulo de esta historia real? Por lo pronto, la infanta Elena ya movió sus fichas, fiel a su estilo silencioso pero decidido, intentando que su padre, al menos, tenga un final digno.
VO