Por décadas, la familia real de Mónaco mantiene en vilo al mundo entero, no solo por su linaje y glamour, sino también por las tragedias y escándalos que la rodean. Carolina de Mónaco y Estefanía de Mónaco, hijas de la icónica Grace Kelly y el príncipe Rainiero III, han vivido en carne propia los sinsabores del amor y la pérdida, desafiando las normas impuestas por la realeza y buscando, cada una a su manera, la felicidad que siempre pareció esquiva.
La muerte de Grace Kelly en 1982 dejó una herida imborrable en la familia real de Mónaco. La exestrella de Hollywood perdió la vida en un trágico accidente automovilístico cuando viajaba con su hija menor, Estefanía. Desde entonces, el destino de las princesas quedó sellado por el dolor y la incertidumbre.
Carolina, la mayor de los tres hermanos, asumió un rol casi maternal, intentando mantener la estabilidad de la familia mientras lidiaba con sus propios conflictos sentimentales.
La inestabilidad amorosa de Carolina de Mónaco
El primer matrimonio de Carolina fue con Philippe Junot, un playboy francés, fue fugaz y desastroso. A pesar de la fastuosa boda celebrada en 1978, la unión se disolvió en apenas dos años, sin contar con la aprobación del Vaticano hasta mucho tiempo después.
Tras su divorcio, Carolina vivió una intensa relación con el cineasta Robertino Rossellini y un breve romance con el tenista argentino Guillermo Vilas. Sin embargo, fue su matrimonio con Stéfano Casiraghi lo que le trajo la mayor felicidad. Juntos formaron una familia con tres hijos: Andrea, Charlotte y Pierre. Pero el destino volvió a golpearla en 1990 cuando Casiraghi murió en un accidente náutico durante una competencia en Montecarlo. Viuda a los 33 años, Carolina quedó devastada.
Estefanía de Mónaco: amores prohibidos y escándalos
Estefanía, por su parte, creció con un espíritu rebelde que la llevó a desafiar constantemente las reglas. A diferencia de su hermana, su vida amorosa fue un torbellino de relaciones con hombres que poco tenían que ver con la realeza. Desde su sonado romance con el actor Rob Lowe hasta su relación con Jean-Paul Belmondo, la princesa menor de Mónaco no se privó de vivir con intensidad.
Pero fue su relación con los guardaespaldas Daniel Ducruet y Jean-Raymond Gottlieb lo que generó mayor controversia. Con Ducruet tuvo dos hijos y llegó a casarse en 1995, pero la relación terminó en escándalo tras la aparición de unas fotos comprometedoras del hombre con una stripper. Poco después, Estefanía se vinculó con Gottlieb, con quien tuvo a su tercera hija. En un giro inesperado, también vivió un romance con un domador de elefantes del circo Knie y, más tarde, se casó con un acróbata portugués, Adans Lopez Peres, un matrimonio que duró apenas un año.
Hoy, Carolina y Estefanía han dejado atrás los años de revuelo mediático. Carolina, aunque distanciada, sigue casada con Ernesto de Hannover, con quien tuvo a su hija Alejandra. Estefanía, por su parte, ha encontrado estabilidad en sus hijos y en su labor filantrópica.
VO
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