El reciente retrato de los reyes de España, Felipe VI y Letizia Ortiz, capturado por la lente de la fotógrafa Annie Leibovitz, generó un gran revuelo entre los fanáticos de la realeza española. Esto no sólo es por la calidad artística de las imágenes, sino por los mensajes sutiles que esconde cada uno de los detalles de estas impresionantes fotografías.
Seis horas de intenso trabajo en el Palacio Real, bajo la mirada experta de Leibovitz, dieron lugar a un díptico que, además de conmemorar los 10 años de reinado de la pareja, revela aspectos simbólicos y personales que no todos los observadores pueden percibir a simple vista.
El vestido de Letizia: una pieza con historia y un guiño a la realeza
Una de las decisiones más significativas en cuanto al look de la reina Letizia fue la elección de su vestido. La consorte optó por una pieza única de Cristóbal Balenciaga, un diseñador de renombre que, en este caso, también enlaza la historia personal de la familia real. El vestido, que pertenece a una colección privada de la Fundació Antoni de Montpalau, fue creado en 1948 para una vecina de Balenciaga y fue elegido por su elegancia y su simbolismo.
La elección de este traje histórico refleja la conexión de Letizia con la moda española y, al mismo tiempo, su vínculo con el legado cultural del país. El vestido presenta un drapeado que resalta la figura de la reina y una falda de tul de seda que le otorga un aire etéreo y majestuoso.
Además, Letizia complementó su look con una capa roja, una prenda con un significado especial, ya que originalmente perteneció a la madre de Juan Carlos I, María del Carmen Ferrer-Cajigal de Robert, marquesa de Robert. La capa fue creada por el mismo Balenciaga para la boda de Juan Carlos y Sofía en 1962.
Letizia sin corona: un retrato que simboliza su modernidad
Una de las incógnitas que rodeaba a estos retratos era si Letizia aparecería con la corona en la cabeza, como es tradicional en la realeza. Sin embargo, y con gran sorpresa para muchos, la reina optó por no llevarla. Este gesto, aparentemente simple, tiene un gran significado.
Al despojarse de la corona, Letizia se aleja del simbolismo tradicional de la monarquía y se presenta como una figura moderna, cercana y accesible. De esta manera, se distancia de los formalismos del pasado y se establece como una Reina que redefine las tradiciones de la Corona.
Si bien las fotos de Felipe y Letizia fueron tomadas por separado, la famosa fotógrafa hizo una petición clave para mantener la armonía entre ambas imágenes: las fotos debían ser colocadas juntas. Esta solicitud fue parte de una visión artística que Leibovitz tenía para el retrato.
Este retrato no es el primer encuentro entre Annie Leibovitz y la Casa Real española. En 2013, la fotógrafa recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, entregado por el entonces príncipe Felipe. En esa ocasión, Leibovitz expresó su deseo de fotografiar a la pareja real, y finalmente, después de años de espera, ese deseo se hizo realidad.
VO