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Desde que Iñaqui Urdangarín fue condenado a 6 años de cárcel, la vida de la Infanta Cristina y sus hijos se volvió un calvario, por lo que decidieron irse de Barcelona para iniciar una nueva vida en Suiza.
Instalados en el casco histórico de Ginebra, la familia sin embargo no pudo conseguir la paz que tanto anhelaba. Y la puerta de su lujosa mansión -construida hace 3 siglos para que funcione como un hotel de lujo- siempre estaba llena de curiosos transeúntes y prensa de toda Europa.
Hartos del asedio, nuevamente decidieron mudarse, pero esta vez, no dieron a conocer su nuevo domicilio. Sí se sabe que permanecen en Suiza, aunque más alejados de la coqueta Vieille Ville y en contacto con famosas avenidas; todo lo opuesto al barrio de calles angostas que habitaban hasta hace muy poco.
Otro de los cambios que sufrió la familia es la decisión de jubilar a la asistente que los acompañó toda la vida, a quien no reemplazaron. Sólo una jovencita realiza las tareas de limpieza un par de veces a la semana.
