Fue una de las coyunturas sociales que sacudió el 2017, ya que su injerencia está tan relacionada tanto con el mundo del espectáculo como con el de la política. Desde que Daniel Scioli (61) y la modelo Gisela Berger (29) fueron padres de Francesca (cuatro meses) en octubre del año pasado, lo que amenazaba ser un gran escándalo comenzó a canalizarse por las vías de la cordialidad. El nacimiento de un hijo sin dudas que aflojó las tensiones que circundaban a la pareja, y así juntos lograron estructurar un canal de convivencia que los auna como padres.
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Hoy por hoy, ambos conviven de lunes a viernes en el departamento que comparten sobre la Avenida del Libertador, mientras que los fines de semana el ex motonauta se refugia a descansar, solo, en su hogar de Villa la Ñata. Fue la mejor manera de compatibilizar una situación que estuvo cerca de desmadrarse, y que ahora transita por senderos más estables.
En ese departamento que comparten en Palermo, Gisela suele recibir a sus padres. En la semana que pasó, el martes 20, Heraldo y Adriana Berger vinieron especialmente desde Córdoba para visitar a su hija y a su nieta. Los abuelos maternos de Francesca pararon en el departamento de soltera de su hija, en la calle Carranza, y desde allí organizaban su tiempo para ver a la pequeña. Gisela los recibió con alegría, pero también se reservó una parte de su tiempo para salir a caminar sola por El Rosedal y los bosques de Palermo, una de las claves para mantener su espléndida figura.
“Gisela siempre tuvo una alimentación sana. Pero como tiene buena genética, se da todos los gustos. Ahora está más flaca que antes del embarazo, aunque no tiene pensado volver a trabajar como modelo para dedicarse full time a la maternidad, que era uno de sus grandes sueños”, afirman desde su círculo íntimo.
Los buenos vientos que soplan en estos meses mejoraron el humor de Daniel, que se muestra muy cariñoso y receptivo con la beba, a quien le encanta hacer dormir y darle la mamadera. “Como pareja a veces tienen cortocircuitos, que suelen darse más que nada por la diferencia de edad. Pero siguen juntos, y como padres se llevan muy bien. Si bien tienen una chica que los ayuda en la casa, él se hace absolutamente cargo de su hija”, deslizó una voz confidente del ex candidato a Presidente.
Para corroborar esta atmósfera de armonía, Gisela acompaña a Scioli durante las comidas que él suele armar en el departamento recibiendo a distintos protagonistras de la política. Un rol estilo Primera Dama que hasta sorprende a los visitantes. Y los fines de semana, Gisela se relaja dentro de su hogar con la única compañía de Francesca, una tierna postal que CARAS reflejó mientras madre e hija descansaban en el balcón.
Por Naiara Vecchio