Se miran cómplices, ríen, se divierten bajo el sol de Carlos Paz. “Posá tranquila, relajate” indica Pablo “el Chato” Prada (49) y sonríe canchero frente a la cámara. Su hija, Florencia Prada Duhagon (30), escucha atenta y sigue todos los consejos. Sabe que puede confiar en la experiencia de quien trabaja hace más de veinte años en el programa líder de la televisión argentina.
Hoy, padre e hija comparten más que el vínculo familiar. Ambos desembarcaron en la Villa por cuestiones laborales. Él en su rol de productor exitoso con obras como “Marcianos en la Casa”, “Enredados” y “El Show de Lizy Tagliani”, espectáculos líderes en materia de taquilla en la temporada teatral; y Flor como la protagonista principal de “Zooilógico”, un infantil lleno de color que se presenta en el renovado Teatro Coral. Pero eso no es todo: la joven disfruta de las mieles del amor con Gustavo Vanadía, reconocido RR.PP cordobés con quien está de novia desde hace poco más de cuatro meses.
El Chato no pierde de vista su teléfono celular y explica: “Aquí sigo trabajando. Estamos con varios programas en Buenos Aires y uno tiene que estar al tanto de todo, así que vengo por diez días y después iré viajando a lo largo de todo el verano. Las sierras realmente me relajan, hago caminatas, cambio el aire. Estar fuera de Buenos Aires, que es matador, ayuda mucho y lo estoy aprovechando”. Y, como evidencian las divertidas fotografías, la mejor forma de hacerlo es con sus seres queridos.
Entre tantas ocupaciones, encontrar tiempo para disfrutar de la familia es un desafío. El productor asume que es su hija quien fomenta las reuniones: “Hace hincapié en ese tema y se encarga naturalmente de mantener esos lazos. Así que cuando podemos ella viene a casa o salimos a comer”. A pesar de no estar constantemente juntos, el contacto es permanente: “Ambos buscamos coincidir los tiempos, porque disfrutamos mucho el vínculo”, agrega la joven morocha, quien recorrió un largo camino hasta llegar a un protagónico. Con una fuerte vocación artística, de adolescente cursó talleres de actuación en el Centro Cultural San Martín. Luego se recibió de Licenciada en Arte Dramático en el Instituto Universitario Nacional del Arte (IUNA). Reacia a que la consideren una acomodada, nunca utilizó su apellido para conseguir trabajo.
En plena producción fotográfica, padre e hija coinciden en que la confianza es mutua. Prada cuenta que la aconseja “en el ámbito de la vida y de los sentimientos. Intento transmitirle algo de experiencia acerca de cómo manejarse en este medio”. Flor admite que puede discutir o tomarse un tiempo para procesar los consejos, pero siempre termina escuchándolo, ya que capitaliza sus conocimientos. El productor estrella de “Ideas del Sur” expresa sus sentimientos más profundos: “Flor me saca de la locura, me pone un freno y me dice por dónde ir”. Desde el lugar de hija, ella brinda su apoyo y compañía: “Hace un tiempo estoy haciendo psicoanálisis y siempre reviso mis vínculos, principalmente las relaciones con mis padres”, reflexiona.
La prueba de fuego para la familia fue hace pocos meses: Florencia viajó durante sesenta días por Europa. “Me daba mucho miedo, ¡no dormí por dos meses! Pero sabía que iba a ser un crecimiento para ella, que era una gran experiencia la de viajar sola por el mundo. Así que le brindé toda mi confianza”, confiesa Prada. Ella asiente y detalla: “En Buenos Aires no hablamos todo el tiempo, ni nos vemos todos los días de la semana. Pero en esos meses, hablábamos al menos 15 minutos todos los días. A la distancia, el contacto fue permanente y estuvimos muy unidos”.
Todo viaje es una experiencia enriquecedora, y para Florencia significó el comienzo de una etapa de romance: “Luego del viaje aparecieron las ganas de estar con alguien. Me di cuenta que estaba lista para amar y cuando volví encontré a Gustavo, con quien nos pusimos de novios al poco tiempo”. Respecto a su papel como suegro, el Chato dice que se mantiene alerta: “Soy relajado, pero también estoy atento. Confío mucho en Florencia, en su inteligencia y en su capacidad de ver las cosas. Y eso me tranquiliza. Además, conocí a Gustavo y creo que es un pibe divino. Me alegra que se quieran y que tengan proyectos juntos”, comenta. Ella agradece la confianza, y admite que su padre la acompaña en lo que ella decida. “La verdad es que papá me apoya mucho y eso para mí es tranquilizador. Con Gustavo comenzamos a salir hace cuatro meses y, como él es de Córdoba, decidimos experimentar el hecho de convivir en esta temporada”, cuenta Florencia. El Chato interrumpe, sonriente: “Se apuró un poco”. Totalmente enamorada de su pareja, ella retruca: “Es que fue un flechazo”.
Por otra parte, alejada de cualquier conflicto, Florencia se define como “relajada y poco celosa” con las parejas de su padre. El productor vive un intenso romance con la bailarina Lourdes Sánchez (29), a quien conoció en “Showmatch” hace más de siete años. Haciendo frente a los rumores de rispideces con su “madrastra”, la actriz es contundente: “Creo que en algún momento pudo haberse entendido mal o sacado de contexto alguna frase sobre Lourdes, pero la realidad es que la relación con ella es buena. Él es mi papá y hace más de veinte años que se divorció de mi mamá. Sé que tiene todo el derecho de armar su vida y compartir con alguien que lo haga feliz”. Con disimulo, hace referencia a los polémicos comentarios que se viralizaron en octubre de 2014, cuando opinó que su padre podría estar “con una persona más interesante”.
Respecto a este tema, Prada explica que Florencia siempre asume una mirada crítica, pero frente a todos los planos de la vida: “Ella observa todo y es muy analítica, hasta que yo le digo ‘Flor relajá, no hinches más’. No es sólo con la pareja actual, sino con todos. También es muy crítica con su hermano, Julián, y con su mamá”. Florencia sonríe y asiente, admite que su papá logra controlar sus observaciones más punzantes. Es que Pablo y Flor han consolidado a través de los años una relación fuerte, de confianza y complicidad plena.