sábado 20 de abril del 2024
ACTUALIDAD 05-04-2016 10:48

El desgarrador adiós al hijo de Federico Storani

La tragica muerte de Manuel, de 14 años. Galería de fotosGalería de fotos

No debe existir nada más doloroso en la vida de una persona que perder a un hijo. No hay dolor más grande; no hay injusticia que se le parezca. El destino, a veces siniestro, juega su propio juego, ya que lo que comenzó como una relajada y amena cena familiar en un restaurante náutico, ubicado sobre el Río Luján, terminó en tragedia. La noche del jueves 31 de marzo el destino les guardaba una trágica sorpresa. Al finalizar la comida, pasadas las 23 horas, la familia volvió a abordar su lancha deportiva, para regresar a su hogar. Junto a unos amigos y su hija, de 12 años, Ángeles Bruzzone, su pareja, Lucas Sorrentini , quien sería el timonel, y el hijo que ella tuvo con el político Federico Storani, Manuel Storani, partían del restaurante cuando fueron embestidos por otra lancha. La oscuridad del río les jugó una mala pasada, las pésimas condiciones climáticas crearon el escenario perfecto para la desgracia y la embarcación que los chocó aseguran que excedió los límites de velocidad permitidos en un cruce peligroso. Todos los factores incidieron para que la brutal colisión que destrozó una lancha y envió otra a tierra firme, termine con la vida de Ángeles y la de su hijo de tan sólo 14 años. En una noche confusa, en donde la muerte se camufló con el manto de oscuridad, el mismo mozo que los había atendido en el restó intentó rescatar a los ocupantes de la lancha, pero el golpe fue tan violento que ningún recurso humano pudo impedir el cruel e inesperado final de una velada que había comenzado con una cálida comida en familia.

“Unos minutos más tarde que la familia se retiró del restaurante salimos con un compañero a llevar las bolsas de la basura y al regresar vimos a las dos lanchas destruidas. Sin pensarlo nos lanzamos al agua y sacamos a dos mujeres. Lamentablemente una ya no reaccionaba. Y, desesperadamente, un hombre desde el agua gritaba “¡Al nene! ¡Salven al nene!” Pero nosotros nunca vimos a Manuel”, relató el mozo muy acongojado y en estado de shock.

El cuerpo de Ángeles fue hallado de inmediato, y fue trasladado en camioneta hasta el Hospital Provincial Petrona de Cordero, donde falleció a las 4 de la madrugada producto de un paro cardiorespiratorio. El pequeño Manuel, en cambio, estuvo desaparecido tres días, hasta que finalmente fue encontrado sin vida por Prefectura Naval, el domingo 3 de abril a las 22:30. Su padre, Federico Storani, quien fue Ministro del Interior de la presidencia de Fernando de la Rúa y Diputado en dos períodos, pasó esos tres días sin dormir, codo a codo con un equipo de gente que en diez lanchas y en un helicóptero se abocaron a la búsqueda, hasta que vivió el peor momento con el desenlace de encontrar el cuerpo sin vida de Manuel, a 400 metros del lugar del accidente en aguas del Canal Vinculación.

“En nuestro país hay algunos que viven de manera desaprensiva, poniendo en riesgo la vida de los demás. Hay muchas de ellas que se tronchan justamente por eso. La muerte de mi hijo no fue una fatalidad, un rayo que cayó; porque la lancha que lo chocó venía flameando”, dijo casi sin poder hablar el ex ministro quien siempre estuvo acompañado por su actual mujer, Miriam Papaleo, quien según escribió en su Facebook se consideraba “la segunda mamá” del niño.

Durante toda la búsqueda el ex Diputado de la UCR estuvo alojado en un hotel cercano al río junto a su pareja.  “Estamos devastados. La esperanza nunca la perdimos y siempre rezamos por un milagro. Es un dolor inexplicable el que estamos viviendo”, contó Miriam, abatida.

Según informaron desde Prefectura Naval y desde la Fiscalía de San Fernando, tanto la embarcación deportiva que habría sido timoneada por la pareja de Ángeles, como la lancha que la embistió, la que estaba al mando de Pablo Torres Dacal —quien permanece internado de gravedad en el Hospital Italiano y está imputado por  homicidio culposo agravado— permanecen secuestradas hasta que se le practiquen las pericias correspondientes para determinar las causas del choque. “Puede que sea responsabilidad compartida de ambos timoneles”, dijo Prefectura, mientras que otras fuentes aseguran que la embarcación de unos 6 metros de longitud que impactó contra la que transportaba a Manuel Storani circulaba por el cruce a 50 kilómetros por hora, es decir a casi 27 nudos marítimos, una altísima velocidad para navegar por el lugar del choque. Y si bien las lanchas no poseen velocímetro, las consecuencias del desastre pueden ser medidas en función de los lugares de impacto.

El viernes 1 de abril, luego de asistir al velatorio de su ex mujer, Storani, con las pocas fuerzas que tenía, acompañó a la Prefectura durante la búsqueda final, en la que más de 10 lanchas y un helicóptero se desplegaron aún con la firme ilusión de encontrar al niño con vida. Pero la tragedia fue  inevitable, como el desenlace. Devastado, con oscuras ojeras de tantas lágrimas contenidas y noches sin dormir, el lunes 4 de abril, Federico Storani se despidió de su hijo en el Jardín de Paz Oeste, ubicado en el kilómetro 58,5 camino a Luján. Siempre contenido por su pareja, el propio ex funcionario debió reconocer el cuerpo de su hijo en la Morgue Judicial y luego se trasladó al cementerio.  A las 10 de la mañana, con sus ojos ahora sí cubiertos de lágrimas, y quebrado por un dolor que casi le hizo perder el equilibrio, según relataron desde su círculo íntimo, sólo atinó a decir: “Estoy destrozado, sólo me faltó ponerme el traje de Prefectura, tirarme al agua y buscar codo a codo con ellos a mi hijo. Él no tuvo ninguna chance, porque las esperanzas que teníamos era que estuviera perdido, pero no existió tal posibilidad porque su fallecimiento se produjo como consecuencia del impacto inicial”. Y al partir de la Morgue agregó: “La Argentina está poblada de estos accidentes entre comillas, que pueden evitarse y terminar con vidas cargadas de esperanza. Manuel estaba muy preparado para hacerle bien a la Argentina”. No hay consuelo posible.

“Siempre estarás en nuestros corazones. Te amamos con toda nuestra alma y siempre te recordaremos con esa sonrisa y tu bondad infinita. Hasta siempre Manuel. Tu papá, Federico Storani, tus hermanas, Constanza, Luisina y María Elena, tus tíos, Gonzalo, Martín y Alejo, tus sobrinos, Conrado, Catalina, Clarita, Joaquín, Felipe y Lucía y por último yo, tu segunda mamá”, escribió Miriam en su Facebook y recibió cientos de mensajes de cariño y amor.

A pesar del diluvio que azotó Buenos Aires, el lunes 4 de abril, los familiares y allegados se acercaron al cementerio para darle el último adiós a Manuel, incluso, fueron muchos amigos del niño. Devastado y sin poder entender cómo su mundo se derrumbó, Federico Storani no quiso terminar de despedirse del pequeño y decidió que el velatorio se extendiera hasta el martes 5 por la tarde. No hay consuelo ni explicación posible a semejante dolor.

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