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ACTUALIDAD 19-04-2016 11:33

La cuarta boda de Guillermo Coppola

Ceremonia por Iglesia y festejo con 450 invitados. Galería de fotosGalería de fotos

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Todo estaba listo para una fiesta inolvidable. Las 450 personas que fueron participadas al casamiento de Guillermo Coppola tenían todo el derecho a ilusionarse con una noche mágica. Y “Guillote” no los defraudó. Después de una muy concurrida ceremonia religiosa en la iglesia San Tarsicio, a escasos 200 metros de su emblemático piso de la Avenida del Libertador, el ex manager de Diego Maradona y Corina Juárez recibieron a sus invitados en “Tango Porteño”, un local de música ciudadana donde antes funcionaba el cine Metro.

La antesala del primer encuentro con los novios fue una recepción en el primer piso, hasta que se desató la “fiesta” cuando “Cori” y “Guille” irrumpieron en el escenario al ritmo frenético de “Eres el amor de mi vida”. Y quienes presenciaron ese momento se convencieron de que algo muy bueno y divertido estaba por pasar.

Los móviles televisivos y el vallado dispuesto por la seguridad de Federico Perroti alteraron la calma de la parroquia de la calle Demaría. El sueño de Elisabetta, quien les pidió a sus padres casarse, se concretó ante gran cantidad de amigos y seres queridos. Margarita Bianchi, la esposa del ex DT de Boca, leyó el Himno al Amor del apóstol San Pablo, en tanto que las tres hijas de anteriores matrimonios de Guillermo (Natalia, Bárbara y Camila) compartieron las primeras filas del atrio al igual que Delfina Dobronich, nieta de Coppola.

Parado en el fondo, el estilista Diego Impagliazzo -él y su staff peinaron a la novia y a todas las mujeres de la familia- recordaba cuando Guillermo conoció a Corina en su peluquería, ya que ella trabajaba en su local de la calle Uriburu. Daniel Scioli llegó justo para no perderse la ceremonia, cuyos padrinos fueron los padres de Corina -Alberto Juárez y Susana Caradonna de Juárez-, Natalia Coppola y el abogado Nicolás Mateo.

La novia eligió un vestido diseñado por Natalí Márquez para su marca Brezza, una creación romántica en seda con tul bordado y aplicaciones de canutillos, en tanto Guillermo lució un smoking de Liguria y zapatos de Tom Ford, que redescubrió el mismo día de la boda dentro de su vestidor.

La personalidad seductora de Coppola quedó de manifiesto cuando comenzaron a llegar los invitados a la fiesta. Porque un verdadero mix de famosos, tanto del espectáculo como del deporte y la política, compartió la fiesta con los recién casados. Susana Giménez llegó con su hija, Mercedes Sarabayrrouse, y Joe Miranda. Compartieron mesa con “Cacho” Castaña, “Palito” Ortega, el doctor Alfredo Cahe y “Tete” Coustarot. Carolina “Pampita” Ardohain, recién llegada de un viaje relámpago a Tandil, fue la más mirada y deseada con un vestido insinuante y con transparencias de María Cher. Carlos Tévez (32), que fue con su mujer, Vanesa, y sus hijas, Katie y Florencia, fue uno de los tantos representantes de la legión de invitados vinculados con el fútbol: Carlos Bianchi, “Coco” Basile, “El Bambino” Veira, Daniel Angelici, Ignacio Galarza (CEO de TyC Sports), el periodista Horacio Pagani, y la ex mujer de Martín Palermo, Jacqueline Dutra.

La animación musical fue tan esencial como permanente, y se la repartieron entre el DJ, Alejandro Massey, “Pocho” La Pantera, que le regaló a los novios un tema sorpresa, y los grupos Los Totora y La Otra Dimensión, en el que se luce el ex Ráfaga, Ariel Pucheta. Antes, y como el tango no podía faltar, hubo un show autóctono del lugar a cargo de la orquesta de Erica di Salvo.

Con semejante maestro de ceremonias, demás está decir que el ritmo y la diversión nunca decayeron. Más de una vez se lo vio a Coppola arengando en el escenario rodeado de sus “amigotes”, muchos de los cuales -entre 20 y 25- lo acompañarán en mayo a la final de la Champions League, en Milán. Será una parte de la luna de miel que luego Guillermo continuará, sólo con Corina, por Italia. “Hace unas semanas me llamó Mauricio (Macri) y me dijo qué bueno que apostara al amor. Diego (Maradona) no pudo venir, pero me envió sus saludos a través de su abogado”, contó Guillermo sobre dos ilustres que no pudieron acompañarlo. Ausencias que de ninguna manera empañaron un “fiestón”, de esos que un hombre enamorado, de la vida y de su mujer, puede ponerse al hombro: “Corina es un gran piloto de un carro viejo al que supo enderezar, ordenar, mejorar y organizar. Y eso es un gran mérito”.

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