Por Rosella Della Giovampaola.
Hace unos días en París terminaron los desfiles haute couture dedicados a las colecciones otoño-invierno 2016/2017. Aunque mantenga la preciosidad de sus prendas, la confección artesanal y el uso de géneros ricos, últimamente la alta costura no se limita sólo a proponer el clásico “night dress”. Al lado de vestidos de noche de moderna Cenicienta, el guardarropa se abre a los tailleur, zapatos bajos, “jumpsuit”, abrigos de sastrería y look lingerie. Sobre la pasarela desfilan cada vez más colecciones que parecen prestadas por el prêt-á-porter, como si los nuevos códigos de comunicación y las nuevas exigencias empezaran a prevalecer, redefiniendo el significado mismo de esta cita con la moda.
Como en todas las revoluciones, durante la batalla es difícil definir los confines del cambio y de lo que quedará o se perderá: lo único que queda es tratar de estudiar y entender matices, deseos y motivaciones. La moda nunca se mueve sola, junta todos los colores de las épocas en las cuales vivimos, delineando muy a menudo su espíritu. Sin embargo, la búsqueda de lo único, la diversidad, el cuidado en la elección de los materiales y la experimentación siguen siendo la esencia misma de la haute couture.
El punto de partida de la colección Valentino es el aniversario del fallecimiento de William Shakespeare, logrando una de las colecciones más lindas de la maison italiana. Los directores creativos de la firma, Maria Grazia Chiuri y Pierpaolo Piccioli, llevan adelante con éxito la célebre casa de moda, un connubio estilístico que llegó al “capolinea”(estación terminal), dado que, desde la próxima temporada, Chiuri será el nuevo director creativo de Christian Dior. Para esta última colección juntos, los diseñadores exploran el mundo del teatro, presentando más que una serie de vestidos magníficos, unos verdaderos personajes.
Cada creación es un retrato, en tono austero y medido, del ser humano: desde los look masculinos y militares, con saquitos, gorgueras y botas, bien estilo Hamlet, hasta los vestidos en chiffon, super femeninos, que hubieran hecho la felicidad de Julieta. Y después, unas túnicas en tulle con pallettes de cuero dorado, abrigos en armiño, faldas de plumas de pavo real y largos abrigos “patchwork” de encajes.
Unos toques punk como las joyas atadas por tiras de cuero y las botas estilo militar, subliman esta obra de arte de maestría artesanal. Es el mundo mágico y acogedor del bosque la inspiración de Jean Paul Gaultier para su colección haute couture. Elegantes conjuntos para el día relevan estampados que reproducen las vetas de la madera, mientras los vestidos largos en chiffon se transforman en telas de paisajes bucólicos, jugando con los matices del verde y creando en algunos casos verdaderas explosiones tridimensionales parecidas a
arbustos. Los colores brillantes y los preciosos encajes se transforman en opulentas “mise”, ricas en aplicaciones metálicas y de tramas en 3D, presentadas con lujosos tapados de piel estilo “wild”.
La colección Dior rinde un sutil homenaje a los códigos históricos de la maison, interpretados con frescura, elegancia y espíritu moderno. La forma a clepsidra del icónico Tailleur Bar y el estilo New Look, se vuelven a leer con proporciones diferentes pero suaves, valorizando aquel “allure” de exquisita feminidad típica de la visión de monsieur Christian Dior. El touch contemporáneo está acentuado por el uso dinámico pero equilibrado del blanco y negro, únicos colores alrededor de los cuales rueda una contraposición sofisticada de delicados volúmenes, al mismo tiempo nítidos y vaporosos.
Karl Lagerfeld para esta colección haute couture nos lleva directamente en los atelier Chanel para descubrir todos los secretos de la alta costura. Entre premiéres y tailleurs, bordadoras y modistas, la nueva colección toma vida: sacos sastre cubiertos de cristales, pantalones amplios con bordados en 3D, vestidos sueltos con pétalos en chiffon y suntuosos “evening dress” de plumas. Cada creación es un “unicum”, una obra de arte de maestría artesanal que confirma una vez más el “savoir faire” de la maison de la doble C y la verdadera esencia de la haute couture.
Gilles Mendel presenta su primera colección haute couture pensando en las dos ciudades más importantes de su vida: la de origen, París, y aquella donde su carrera de designer se desarrolló, New York. Cada prenda rinde homenaje a las dos metrópolis a través de preciosos y magistrales bordados enriquecidos con aplicaciones que decoran los vestidos, reproduciendo alternativamente el mapa de la capital francesa y los grafitos de Keith Haring (artista norte americano). El resultado es una colección de fuerte impacto gráfico y
de encanto casi geométrico, pero que se desarrolla al compás de la opulencia y del lujo, donde los protagonistas son los materiales y en particular las pieles, que vienen constantemente puestas en contraposición con el brillo de pallettes, cristales y perlas.
La colección de Alexis Mabille juega con una paleta cromática de colores pasteles y sobre la pasarela desfilan prendas de líneas sueltas que se alternan con vestidos estilo princesa. Bordados tono sobre tono enriquecen los bustier, mientras las mangas y las faldas muestran un sofisticado trabajo en cuanto a los volúmenes. El moño representa el elemento decorativo preferido y juega el rol de “liaison” entre las preciosas y magistralmente terminadas creaciones.
Para Giorgio Armani “la haute couture tiene que ser bella y exclusiva”. El diseñador italiano cuenta que para su última colección presentada en París ha tomado “inspiración de una vieja foto en blanco y negro que retrataba una bellisima mujer vestida haute couture. Me he concentrado en mi trabajo para que la alta costura vuelva a ser un sueño, un lujo sólo para unas happy few”. La colección es un tributo a la verdadera esencia de la elegancia de alto nivel: los terciopelos negros se convierten en largas faldas casi teatrales para llevar con top de chiffon recubiertos de cristales, las capas se achican y se atan sobre un hombro, los pantalones son amplios, los vestidos bustier son decorados con perlas, los “column dress” descubren la espalda y los sacos se cierran con cordones de jais. Una vez más, Armani nos hace soñar con una colección que se convierte en el resumen de su estilo, con creaciones que trascienden las modas y se convierten en el sinónimo de una elegancia sin tiempo, destinada a pocas afortunadas millonarias.