miércoles 17 de diciembre del 2025

Cuando el corazón se pierde en el laberinto: la Lic. Ana Faingerch explica cómo reencontrarse en pareja

La Lic. Ana Faingerch, psicóloga especializada en constelaciones familiares, regresiones y trabajo profundo con el inconsciente, vuelve a posicionarse como una referente central en el abordaje de los vínculos de pareja. Con una mirada clínica profunda y sensible, invita a leer los conflictos amorosos más allá de quién tiene razón: como escenas que se sostienen en historias antiguas, lealtades invisibles y modos de amar aprendidos. Esta nota propone un giro decisivo: cuando el amor se confunde, el camino terapéutico no es buscar culpables, sino entender qué parte de la propia historia se está poniendo en juego para poder, recién ahí, volver a encontrarse.

Cuando el corazón se pierde en el laberinto: la Lic. Ana Faingerch explica cómo reencontrarse en pareja
Cuando el corazón se pierde en el laberinto: la Lic. Ana Faingerch explica cómo reencontrarse en pareja | CONTENT LIKE
CONTENT LIKE

Cuando el amor se confunde: el trabajo terapéutico para volver a encontrarse

En toda relación hay momentos en los que el amor parece desordenarse. Las discusiones se repiten, los reproches ocupan el lugar de los gestos de cariño, y dos personas que se quieren sienten que ya no pueden encontrarse. No se trata solo de quién tiene razón, sino de por qué, aun deseando estar bien, el vínculo se vuelve un territorio de malentendidos, defensas y heridas que no terminan de cicatrizar.

En ese contexto, la propuesta clínica de la Lic. Ana Faingerch es clara: dejar de mirar solo el último episodio de la pelea y empezar a leer qué historia interna lo sostiene. Su trabajo con Configuraciones del Inconsciente invita a quienes consultan a hacer visible aquello que opera en silencio dentro de la relación, aun cuando nadie lo nombre.
“En las sesiones individuales, suelo decir que cada conflicto de pareja es una oportunidad de encuentro con uno mismo”, resume la Lic. Ana Faingerch, abriendo la puerta a una forma distinta de pensar el amor y el sufrimiento en pareja.

Cuando decís que “el amor se enreda”, ¿a qué te referís en la práctica clínica?

En toda pareja hay momentos donde el amor se enreda. Donde ya no se trata de quién tiene razón, sino de por qué, aun queriéndose, no logran encontrarse. A veces uno se aleja sin entender por qué. O el otro reacciona con enojo cuando en realidad está pidiendo cariño. Detrás de cada conflicto visible, hay un entramado más profundo que no siempre se puede explicar con palabras.

¿Qué son exactamente las “configuraciones del inconsciente” y cómo trabajan sobre ese entramado?

En mi práctica terapéutica, trabajo con un enfoque que llamo “configuraciones del inconsciente”: una metodología que busca hacer visible aquello que opera en silencio dentro de la relación. A través de esta forma de trabajo, las personas pueden descubrir cómo sus emociones, sus respuestas automáticas y sus maneras de amar no nacen en el presente, sino que se sostienen en historias y vivencias mucho más antiguas.

En una sesión, lo que se configura no es un teatro, sino una imagen interna que cobra cuerpo y forma. Esa representación simbólica permite que la persona vea, casi desde afuera, lo que su inconsciente repite sin que ella lo advierta. A veces surge una escena familiar, un gesto, una palabra olvidada, una figura significativa del pasado. En ese instante, el conflicto deja de ser solo “entre dos” y se revela como un movimiento interior que busca ser comprendido.

¿Ese enfoque busca encontrar culpables o algo distinto?

Las configuraciones del inconsciente no buscan señalar culpables, sino abrir conciencia. En ese espacio se despliega el mapa interno de cada uno: lo que ama, lo que teme, lo que todavía duele. Y cuando la escena se vuelve visible, algo se afloja. La persona puede reconocerse en su modo de vincularse, entender por qué reacciona, por qué se calla, o por qué siente que siempre le toca el mismo papel en el amor.

¿Qué pasa con el dolor cuando una relación “toca” algo interno viejo?

En las sesiones individuales, suelo decir que cada conflicto de pareja es una oportunidad de encuentro con uno mismo. Cuando una relación duele, muchas veces no se trata solo de algo que se rompió afuera, sino de algo que se activó adentro. El otro, sin saberlo, toca las zonas donde todavía guardamos huellas de nuestra historia emocional.

He visto cómo, a medida que las personas configuran su mundo interno, comienzan a comprender desde dónde aman. Algunos descubren que, detrás de la necesidad de control, hay miedo a ser abandonados. Otros advierten que su dificultad para confiar no viene de su pareja actual, sino de una antigua decepción. Y otros reconocen que, para ser amados, aprendieron a adaptarse más de lo que podían.

¿Qué cambia cuando esas escenas internas “salen a la luz”?

Cuando esas imágenes salen a la luz, se produce un momento de verdad. No una verdad racional, sino emocional. El cuerpo lo siente: respira distinto, se relaja. En ese instante, el amor deja de estar secuestrado por el pasado y puede comenzar a ser vivido desde un lugar más libre.

El trabajo con las Configuraciones del Inconsciente permite ver lo que no se puede explicar, y esa mirada transforma. Lo que antes era culpa se convierte en comprensión. Lo que era repetición, en posibilidad de cambio. La persona ya no se pregunta “¿por qué el otro no me entiende?”, sino “¿qué parte mía está buscando ser vista en esta historia?”.

¿Cómo puede cambiar la forma de estar en pareja después de ese proceso?

A partir de ahí, la pareja puede encontrar un nuevo modo de estar juntos: no desde el reclamo, sino desde la responsabilidad emocional. No desde el miedo a perder, sino desde el deseo genuino de crecer.

Y si la relación no continúa, el trabajo no se pierde: algo queda ordenado, y ese orden interno acompaña hacia los vínculos que vendrán. Las Configuraciones del Inconsciente no son solo una técnica: son una forma de mirar. Una invitación a traducir el lenguaje profundo del alma, a reconocer que detrás de cada enojo, cada silencio o cada huida, hay una historia que pide ser escuchada.

Porque el amor, cuando se confunde, no está perdido: solo está mostrando la parte de nosotros que todavía no aprendió a sentirse segura en el amor. Y cuando esa parte puede ser vista y comprendida, el vínculo deja de ser un campo de batalla y se transforma en lo que siempre quiso ser: un encuentro humano, imperfecto, pero verdadero.

Claves para reencontrarse cuando el amor se confunde

En pareja, lo que se calla no desaparece: se actúa. Cada distancia injustificada, cada enojo desproporcionado o cada retirada silenciosa suelen ser formas en que el inconsciente intenta hablar. El trabajo terapéutico profundo no se centra tanto en preguntarse “¿por qué el otro es así?”, sino en abrir la pregunta más incómoda y transformadora: “¿qué de mí se está jugando en esta escena?”.

Cuando el vínculo se apoya en esa mirada, la pareja deja de girar en torno a la culpa y al reproche, y empieza a sostenerse en tres movimientos esenciales: reconocer la propia historia, asumir la responsabilidad emocional y animarse a construir un modo de amar más libre de repeticiones. Ahí es donde el amor confundido encuentra otra oportunidad: no para volver a lo de antes, sino para convertirse en una elección más consciente, más adulta y, sobre todo, más verdadera.

Para consultas y más información:
Instagram: @espacios.psicologicos
Facebook: Espacios Psicologicos
WhatsApp: 11 5405 4394

EN ESTA NOTA