jueves 25 de abril del 2024

Daniel Gambartte: medios, confinamiento y conflictos biológicos

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Según mi experiencia de mis consultas en descodificación biológica, unos de los patrones más frecuentes que se puede observar en nuestros comportamientos, es la carencia de autonomía al momento de pensar y discernir por nosotros mismos. Hacerlo podría causarnos un estrés ingobernable, debido a la misma disonancia cognitiva que provocaría un derrumbe psíquico en nuestros sistema de creencias, sobre todo si las mismas han hecho que nos acostumbremos a depositar la autoridad fuera de nosotros y aceptar sin ningún cuestionamiento el contenido de las noticias de ciertos noticieros de TV en el mundo.

Uno de los comportamientos demostrables científicamente, cuando se genera una necesidad en base al miedo y la paranoia en la sociedad que atentan contra la supervivencia del individuo, es el recurso que usamos como programa inconsciente biológico ; el sentido de pertenencia y seguimiento a la manada y/o grupo.

Se podría decir que nuestro cerebro ya está preparado para adaptarse a ciertos peligros reales o imaginarios que experimentamos los seres humanos. Se ha demostrado, tal cual la observación científica de la Neurociencia lo describe, que el cerebro es el fiel reflejo de nuestro entorno y como tal reacciona al estrés, ejecutando programas de adaptación del inconsciente social, precisamente cuando ocurre un impacto emocional por la información que recibimos sin procesar, de la cual surge una forma de sobrevivir en nuestra zona de comodidad; seguir el curso de la “manada” de otra manera sería arriesgado no hacerlo.

Hoy muchas personas toman consciencia del efecto nocebo que provocan algunos medios de comunicación. Muchos observan que hace una década atrás, prestabamos atención en gran medida a los noticieros de tv y radio, siendo que eso ya cambió, hoy cada vez menos.

Existen las redes sociales, las cuales son minimizadas por los medios hegemónicos, catalogandolas como espacios de “microclimas” que tienen poco efecto de llegada.

Es curioso pensar de esta manera , cuando los mismos medios “oficiales” usan en gran medida de trampolín a las mismas redes sociales para captar y encauzar material de archivo y arriar quizás a los ex consumidores de TV y catapultarlos hacia la caja boba.

Sin dudas, hoy por hoy, casi todos los medios siguen por su puesto la misma premisa del efecto “nocebo”sobre los consumidores.

Pues bien, cuando mencionó el efecto Nocebo, me refiero al “efecto estándar” en la sociedad del  ¿ qué dirán? que en términos emocionales, alimenta el negocio espurio que mueve a toda la obra mediática en el mundo y con un sentido directriz sobre nuestras vulnerabilidades.

El ¿Qué dirán ? en todas las sociedades, es la presión coercitiva del medio que causa el estrés y nuestras enfermedades. Tenemos un molde mental individual, familiar, social y colectivo y me refiero a esos programas predictivos inconscientes que viajan en la molécula de la herencia y que ejercen en forma efectiva una influencia en nuestras creencias, convicciones y sobre todo que moldean nuestras vivencias interpretativas de la realidad.

Hoy percibimos y cómo referencialmente se los describe en algunos libros, dejando de lado la religión,  la sensación de que se está separando el trigo de la cizaña.

Muchas personas creen en el nuevo virus de moda y otras simplemente no, precisamente por tomar nota respecto a las investigaciones, los juicios y demandas a la OMS (Organización Mundial de la Salud) en el pasado, por ejemplo, en relación a la gripe Aviar y Porcina, un tema que fue fogoneado con la misma insistencia mediática de hoy en día sobre la misma situación actual. O simplemente porque mucha gente cuenta con un cierto discernimiento sobre este tema y apela más al sentido común, no dando tanto crédito a lo que dicen los gobiernos de turno mundiales y los medios.

Así como existen los que sí creen, incluso aceptando la manipulación comercial detrás y los que directamente se fanatizan políticamente ofuscando con el miedo a la sociedad. Algo está muy claro y es evidente; el confinamiento sigue provocando estrés en relación directa a la supervivencia de cada individuo, generando conflictos biológicos bien precisos como por ejemplo; Miedo al futuro (huida) con algunas respuestas biológicas asociadas; crisis de ansiedad, pánico; síntomas de tiroides.

Amenaza en el territorio; disputas familiares ligadas al territorio ( gripes) (síntomas bronquiales) Miedo repentino: laringe (dolor de garganta) Miedo a morir; pulmones (neumonías) Aislamiento de enfermos: conflicto de abandono y desamparo más conflicto existencial: mucha retención de líquido en el cuerpo que complica la normal reparación de una neumonía. En mis seminarios uso como referencia la situación del pez que es arrojado por una ola a la playa en medio de la arena y este permanece por varios minutos inmovil y reteniendo líquido, siendo la solución biológica ganadora de supervivencia, disparada por su cerebro como  chance para sobrevivir más tiempo, hasta que lo venga a buscar la siguiente ola y lo vuelva a su “medio de existencia”que es el agua.

Para los seres humanos es exactamente igual, salvo que la diferencia radica en el hecho de que nuestro medio de existencia es nuestro territorio con la familia. Distanciamiento social: conflictos de separación: Falta de contacto: síntomas de la piel:  granitos, psoriasis, dermatitis, vitiligo, acné ,eczemas, caída del cabello, uñas débiles, bloqueo de la memoria etc. Nariz (vías aéreas): algo me huele mal y/o miedo a que pase algo: alergias: resfriados, pérdida del olfato (anosmia pasajera normal durante un estado gripal) Marcado de territorio:conflicto de traspaso del límite con una noción de invasión en relación emocional a personas que se acercan mucho (infecciones urinarias)

Uso de tapabocas: conflictos de estrés: sensación de ahogo;  hipoxias, sofocamientos: asma, hiperventilación por ansiedad y efectos subjetivos por el mismo uso, como humillación, sumisión, desvalorización y depresión. Hipertensión arterial: pérdida de territorio intelectual con sumisión forzada frente a las órdenes de un dominante: respuesta biológica: más presión de sangre en la cabeza, como solución biológica al estrés, para optimizar más rápidamente la solución de “ideas” en el menor tiempo posible y sobrevivir al control del otro.

Ni hablemos de los conflictos de carencia que afectan al hígado cuando hacemos estrés por sentir que nos estamos desabasteciendo. Podría mencionar muchos conflictos biológicos más que se producen en el mundo por el mismo confinamiento.

Cabría preguntarse por qué existen tantas contradicciones en lo que se comunica a nivel mundial, desde los gobiernos a través de los medios. Quizás no falta mucho para comenzar a encajar todas las piezas, siempre y cuando empezamos a pensar y discernir por nosotros mismos y descubrir finalmente en qué y sobre qué parámetro científico, realmente están sustentadas todas las restricciones en el mundo.

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