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Las redes sociales impactan de manera directa en nuestras vidas. Los estímulos culturales obtenidos de la virtualidad son avasallantes. Adolescentes y adultos, incluso niños, estamos inmersos en ese mundo de una manera muchas veces excesiva, se está pendiente de todo lo que se desarrolle en ellas y el mostrar y observar, muchas veces de forma compulsiva, hace que nos alejemos de la realidad. A través del Psicoanálisis podemos explicar que las redes sociales nos transportan a esa etapa infantil abordada por Freud, donde se manifiesta que el voyeurismo, es decir, el deseo de observar o ser observado, y el exhibicionismo, el deseo de mostrar, están a flor de piel y forman parte de las expresiones libidinales de la temprana infancia. Por lo que toda esa exposición encontrada y experimentada en las redes nos permite volver a reflotar esos impulsos ya reprimidos por el hecho de pertenecer a una sociedad.
En el caso de los niños esto es preocupante, porque puede afectar al desarrollo, particularmente a lo referido al desempeño académico y el rendimiento en el mismo. En ocasiones extremas también puede darse la aparición de patologías que deben tratarse, como por ejemplo, la ansiedad. Es vital que como adultos entendamos esto y sepamos guiar a nuestros niños.
¿Influyen de manera negativa en nuestra realidad?
Todo en exceso es negativo. Las redes sociales muestran ideales poco alcanzables. La subjetividad muta de acuerdo a estímulos socioculturales alejados de la realidad, es importante ser conscientes de esto y si se escapa a nuestra posibilidad, buscar ayuda. Entender al ser humano actual necesita de enfoques multidisciplinarios apostando a nuevas formas más abarcativas.
¿Qué se puede hacer ante esta circunstancia?
En primer lugar concientizarnos del problema, entender que las redes son una distracción momentánea y no un hábito de vida. Reflexionar profundamente en su uso, en el límite. Aquí podemos pensar que muchas veces la falta de límites radica en la ausencia de una legalidad adecuada, esa función es la base del límite entre lo que se quiere hacer y lo que se debe hacer, sin esta función podemos tener una dificultad en el desarrollo futuro del adulto consciente, no solo en uso o abuso de redes sociales, sino también en otros aspectos de la vida.
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