martes 25 de noviembre del 2025

El precio de la belleza

Por la Dra Virginia Sacco Galería de fotosGalería de fotos

El precio de la belleza
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Hoy la belleza se ha convertido en un valor social tan importante como el éxito profesional o el bienestar económico. Verse joven, delgado o tonificado parece ser, muchas veces, una condición para sentirse aceptado en un mundo que gira al ritmo de las redes sociales y de tendencias que cambian con velocidad. Pero pocas veces nos detenemos a pensar en el verdadero costo de esa búsqueda, porque el precio de la belleza no siempre se paga en dinero: muchas veces, se paga con la salud.

Las redes sociales tienen un papel central en esta presión. Instagram, TikTok y otras plataformas instalan modelos de belleza casi imposibles de alcanzar: pieles perfectas, cuerpos esculpidos, promesas de resultados rápidos. El problema es que ese ideal empuja a muchas personas a probar modas pasajeras que no siempre son inofensivas. El fenómeno de Ozempic es un ejemplo claro: un medicamento diseñado para la diabetes que, después de ser popularizado por celebridades, se transformó en la supuesta “inyección mágica” para adelgazar. Su uso sin control médico puede provocar complicaciones importantes, y sin embargo fue adoptado como si fuera una solución rápida y sin consecuencias.

No es el único caso. La lista de atajos riesgosos es larga: cirugías estéticas repetitivas que dejan huellas en el cuerpo y en la mente, pastillas para adelgazar que prometen milagros y esconden sustancias dañinas, esteroides anabólicos que multiplican la masa muscular pero a cambio generan alteraciones hormonales, cardíacas o hepáticas, y tratamientos estéticos no regulados con productos de dudosa procedencia que terminan en infecciones, cicatrices o secuelas irreversibles. Lo que comienza como un intento de ganar confianza muchas veces se convierte en una batalla contra complicaciones que pesan mucho más que una arruga o un kilo de más.

Y no todo se mide en términos médicos. El precio de la belleza también es emocional: la frustración cuando los resultados no son los esperados, la dependencia psicológica a un tratamiento, la comparación constante con estándares irreales que circulan en las pantallas. En la era digital, donde todo se muestra filtrado y perfecto, el costo en autoestima es cada vez más alto.

Sin embargo, es posible mirar la belleza desde otro lugar. La medicina estética seria y responsable no busca desafiar el paso del tiempo a cualquier precio, sino acompañarlo con conciencia, mejorando la calidad de vida y reforzando la autoestima de forma segura. Los tratamientos realizados con criterio médico, con productos de calidad y en manos de profesionales, no deberían ser una fuente de riesgos, sino un aliado para resaltar lo mejor de cada persona.

Porque, en definitiva, la belleza no debería ser una condena ni un sacrificio. El verdadero desafío es encontrar el equilibrio entre lo que somos, lo que sentimos y lo que proyectamos. Pero para llegar a ese punto es fundamental estar bien asesorados: no todo lo que brilla en las redes es seguro, y detrás de muchas de estas “soluciones rápidas” existe un mercado enorme que no busca cuidar tu salud, sino generar ganancias a expensas de ella. Por eso la diferencia la hacen los profesionales capacitados, los que trabajan con responsabilidad y saben decir “no” cuando algo no es conveniente, o “basta” cuando no necesitás más. Porque un buen médico no es el que promete milagros, sino el que acompaña tu camino hacia el bienestar con conciencia, criterio y respeto por tu salud.

 

instagram: @dravirginiasacco @cara.medicinaestetica

contacto: tel +5493416670625

 

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