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¿Qué te llevó a emprender?
Escuchar mi voz interior. Para mí el arte es una forma de vivir desde el alma. Trabajé como abogada en estudios y llegó un momento en que mi pasión pedía protagonismo. Tomar riesgo, sorprenderse, estar dispuestos a equivocarnos, todo ello lo había aprendido y se volcó fácilmente en mi proceso creativo. Apareció FUSIÓN. Pasé de jugar mentalmente con sueños artísticos a verlos hechos realidad.
¿Qué diferencia consideras que aporta una mujer a la hora de liderar?
Creo que lo que genera un diferencial es el conocimiento de uno mismo y su consecuente gestión. Ser honestos con lo que somos, lo que queremos, lo que buscamos y ser claros a la hora de transmitirlo.
¿Cuál fue tu mayor caso de éxito?
Para mí éxito es mirar tu vida, las personas que te acompañan- tu alrededor- y estar agradecido. Animarme a buscar mi camino, invertir en mi desarrollo personal y profesional, ser auténtica. Desde un concepto más occidental, podría decir que lo es BADA, Casa Argentina, exponer en Nueva York y tener invitaciones para Madrid, Luxemburgo, París y Milán.
¿Aprendiste de algún fracaso dentro del proyecto?
Encontré en el fracaso- en el error- un puente de aprendizaje, oportunidad y belleza. Fusión surge de una pintura que no me gustaba, de una acuarela que tuvo más agua de la que podía soportar. Respondiendo a mi intuición, comencé a rasgar el papel, abriéndolo capa por capa y descubrí que el color cambia en cada una de ellas.
Luego reconstruí esos hallazgos en 150 collages que imitan el estilo surrealista de Cortázar en Rayuela.
¿Cuánto crees que pesa la comunicación en tu plan de negocios?
La comunicación es esencial. Mi obra es muy conceptual y generar canales de diálogo me permite conectarme con el otro y transmitir la riqueza detrás de la imagen.
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