sábado 06 de septiembre del 2025

La vida después de la muerte

Agradezco a mis guías por confiar en mí para canalizar este mensaje y por darme el libre albedrío para expresarlo con mis propias palabras. Ojalá estas líneas lleguen a vos en el momento indicado. Que te ayuden a sanar, resignificar lo que creías inamovible y, quizás, a descubrir una nueva manera de mirar la vida.

La vida después de la muerte
La vida después de la muerte | CREDITO CARAS
CREDITO CARAS

Desde siempre, a la mayoría nos han enseñado que la muerte es el final. Quizás no a todos… pero si este es tu caso, me gustaría que te preguntes: ¿y si la verdad fuera otra?

Cuestionar lo que creemos siempre me ha parecido sano. No existen verdades absolutas, y tampoco pretendo que tomes estas palabras como una. Pero a lo largo de la historia, numerosos estudios han explorado lo que sucede después de la muerte, recopilando evidencia de que la conciencia sigue existiendo más allá del cuerpo físico. Experiencias cercanas a la muerte, recuerdos de vidas pasadas y estudios sobre la energía han abierto preguntas que ya no pueden ser ignoradas

La vida no es solo nacer, crecer y morir. Es evolucionar, aprender, sanar. Nada desaparece, todo se transforma. El espíritu no deja de existir cuando el cuerpo queda atrás, sino que sigue su camino, expandiéndose más allá de lo que podemos imaginar

Imaginá la existencia como una casa grande, en la que todas las habitaciones están conectadas. Algunas las vemos con claridad. Otras parecen ocultas detrás del empapelado. El mundo físico es solo una de esas habitaciones, y el mundo espiritual está justo al lado. No son lugares separados, sino espacios continuos, pegados el uno al otro, interconectados

Y cada tanto, más seguido de lo que pensamos, esas habitaciones se tocan. A veces es un sueño que se siente más real que la vigilia. Otras, una sensación repentina de compañía, como si alguien estuviera ahí, aunque no podamos verlo. La muerte no rompe los lazos que nos unen. Seguimos conectados, aunque de formas distintas.

Porque el amor no muere, no se disuelve en el olvido. Permanece. Se transforma en señales, en susurros, en esa presencia sutil que sentimos sin explicación. No estoy aquí para convencerte, sino para invitarte a mirar más allá de lo evidente. A permitirte recordar. Porque la vida después de la muerte no es un misterio, es una verdad que muchos ya han reconocido. Y ahora, si sentís el llamado, es tu turno de hacerlo…

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