jueves 14 de agosto del 2025

Siomara Valente: El Duelo como Experiencia Viva

El duelo no es algo que se supera, sino algo que se vive. La pérdida se vuelve figura central, ocupando nuestra atención y energía según el tiempo interno de cada uno. No hay que evitar el dolor, sino entrar en contacto con él, porque solo lo que se vive conscientemente puede transformarse.

Siomara Valente: El Duelo como Experiencia Viva
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Cuando atravesamos un duelo tener el conocimiento de lo que nos sucede, que es un proceso natural y profundamente humano, nos brinda calma a nuestra mente. El duelo se activa como proceso natural de ajuste emocional ante una pérdida significativa: la muerte de un ser querido, el fin de una relación, etapas vitales, trabajo, etc. Está compuesto por emociones que surgen en diferentes momentos: tristeza, enojo, culpa, vacío, miedo, alivio, amor. Todas son necesarias y tienen una función. Negarlas solo alarga el sufrimiento.

 Por tanto en este camino del duelar no se trata de “superar” o “cerrar” una etapa, sino de atravesar conscientemente cada emoción que emerge de acuerdo a la situacion vivida. Negar el dolor, evitar el sentir o apresurar el proceso solo genera interrupciones que se manifiestan en síntomas emocionales, físicos o relacionales. Hay que abrazar el dolor, darle un lugar, y desde ahí renacer. El duelo pide presencia, tiempo y autenticidad, pide estar presentes en el dolor sin quedarnos atrapados en él.

Ser concientes que las pérdidas son inevitables, que cada lágrima, cada silencio, cada recuerdo, se vuelve parte de una nueva forma de estar en el mundo. El duelo como experiencia viva, se vive, se atraviesa, se integra en nuestro ser. Esta integración se convierte en abono en nuestro interior y nos permite crecer, despertar nuestra conciencia y comenzar a mirar nuestra vida de una manera diferente.

            El abrirnos a un plano espiritual, puede ser un gran sostén para transitar un duelo. Abrirse a lo espiritual no significa evadir la realidad, sino permitirse sostenerse en una confianza mayor, en la certeza de que todo forma parte de un ciclo de vida, muerte y renacimiento. Muchas tradiciones coinciden en que la conexión con quienes amamos trasciende el plano físico.

En suma, el duelo como experiencia viva:

           1.       Permitirme sentir: tristeza, enojo, vacío, amor. Todo tiene un lugar.

            2.      Reconocer la pérdida: nombrarla y honrarla, sin minimizarla.

            3.      Darse tiempo: no hay plazos para el duelo; cada proceso es único. Cada persona tiene diferentes tiempos internos. Lo importante es la mirada amorosa hacia uno mismo.

            4.      Crear rituales: desde encender una vela, escribir una carta, hasta construir un altar en memoria, los rituales ayudan a integrar lo vivido.

            5.      Abrirse a lo trascendente: confiar en que, aunque la forma cambió, la conexión continúa desde otro plano.

En terapia, se acompaña a la persona a reconocer, expresar y habitar sin juicio sus emociones. Acompañando y guiando a la persona a vivir su duelo. Compartiendo la informacion que el duelo incluye despedirse, llorar, respetarnos y agradecer. Pero que también significa abrirse a lo nuevo, integrar la experiencia y permitir que lo vivido se transforme en aprendizaje. No es olvidar, es re-construirse con la ausencia presente.

Lic. Siomara Valente

MAT: 897

Contactos: @lic.siomaravalente

www.siomaravalente.com.ar

you tube: lic.siomaravalente4563

 

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