El evento reunió a clientes, colegas, amigos del estudio y personas que simplemente sienten curiosidad por el modo en que CHECA entiende la disciplina. Entre copas, playlists que acompañaban el clima y la luz suave del atardecer entrando por las aberturas del estudio, se generó un ambiente cálido, cercano y sorprendentemente íntimo para un entorno de trabajo.
Más allá del brindis y la música, para el equipo fue una oportunidad de mostrar un costado menos conocido del mundo arquitectónico.
“Estamos acostumbrados a que la arquitectura se muestre terminada, como un producto cerrado”, explica el Arq. Javier Batalles. “Pero la esencia está en el proceso: en cómo pensamos, en cómo recibimos a quienes confían en nosotros, en cómo nos vinculamos con nuestro entorno. Este tipo de encuentros permite que esa parte del trabajo también se vea”.
La primavera llegó así con una celebración que no tuvo discursos formales, pero sí algo más valioso: una comunidad reunida alrededor de una misma sensibilidad. Una excusa perfecta para detener el ritmo, mirar el espacio desde otra perspectiva y entender que el diseño también se disfruta. “Queríamos correr la arquitectura del lugar solemne. Mostrar que es un oficio que también se vive desde la emoción, desde el encuentro y desde el disfrute.” Detalla el estudio CHECA.
La confirmación de que estos espacios de cercanía generan mejores conversaciones, nuevas ideas y una relación más honesta con quienes nos acompañan en cada proyecto. Definitivamente es algo que queremos repetir.
Ese clima de cercanía permitió también hablar sobre futuros proyectos, sobre el crecimiento del estudio y sobre la importancia de seguir generando ámbitos donde la arquitectura se encuentre con la gente de manera genuina. Wine & Music dejó en claro que estos espacios no solo fortalecen vínculos, sino que también alimentan la creatividad y la visión del equipo.
La participación espontánea de los invitados también aportó miradas frescas que el equipo valora especialmente. Comentarios sobre la calidez del espacio, preguntas sobre la metodología de trabajo o incluso pequeñas sugerencias se transformaron en insumos reales para seguir pensando la práctica cotidiana del estudio.
Para CHECA, Wine& Music se convirtió no solo en un evento social, sino también en un ejercicio de apertura: mostrar, escuchar, compartir y reafirmar la importancia de que la arquitectura dialogue con quienes la viven.
Por: Arq. Javier Batalles
Instagram: checaarquitectos
https://www.checaarquitectos.com/
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