Toda gran historia tiene un punto de partida, y la de Tropero comenzó con la visión de un padre y el espíritu emprendedor de dos amigos. Pablo Balada, junto a su socio Guido, se embarcó en el proyecto de una rotisería de barrio en Mendoza, impulsado por el apoyo y la confianza de su padre, Eduardo. Aunque Guido eventualmente tomaría otro rumbo, Pablo continuó con más fuerza que nunca, sin saber que un simple domingo cambiaría el destino de su marca para siempre.
La invención que hoy define a Tropero, el "envueltito", no surgió de un plan de negocios, sino de la necesidad. "Más que inspiración, fue innovación por necesidad", confiesa Pablo. Un domingo, su padre, dueño de una parrilla, se encontró con un sobrante de mercadería. Ante la pregunta de cómo evitar la pérdida, a Pablo se le ocurrió una idea: usar esos ingredientes junto a los que ya tenía en la rotisería para crear una especie de mini calzone. Esa misma noche, los clientes que llegaban al local se convirtieron en los primeros catadores. La respuesta fue unánime y entusiasta, a tal punto que querían comprarlo. Ante la pregunta "¿cómo se llama esto?", su padre lanzó "envuelto", a lo que Pablo, con un toque más cercano, corrigió: "envueltito". El nombre quedó grabado y, durante más de un año, regalar un envueltito a cada cliente se convirtió en la mejor estrategia para dar a conocer un producto que se vendía por sí solo.
Lo que diferencia a los envueltitos de Tropero es una filosofía clara y centrada en el cliente. El producto fue perfeccionándose hasta sostenerse en cuatro pilares fundamentales. Primero, ser accesible: con un peso de 350 gramos, constituye una porción completa a un precio altamente competitivo, como lo demuestra su envueltito más caro que tiene un valor similar al de una empanada premium que pesa menos de la mitad. Segundo, su facilidad de consumo, ideal para disfrutar en cualquier lugar y momento del día. Tercero, la alta calidad, garantizada por una búsqueda constante de las mejores materias primas. Y finalmente, el buen sabor, con 16 variedades que han sido refinadas gracias al feedback directo de sus clientes.
El salto a la fama local llegó de la mano de la estrategia digital. La incorporación de una agencia e influencers en su cuenta de Instagram (@troperooficial) marcó un antes y un después. "La llegada fue casi viral", comenta Pablo, logrando un nivel de reconocimiento tan alto que hoy, en la zona este de Mendoza, es difícil encontrar a alguien que no conozca los famosos envueltitos.
Mirando hacia el futuro, la visión de Tropero es ambiciosa. El objetivo a corto plazo es claro: expandir la presencia con más sucursales para que la marca sea reconocida en toda la provincia. Ya se encuentran trabajando en un plan estratégico para poder franquiciar, con la mira puesta en llevar su producto único más allá de las fronteras de Mendoza. "Consideramos que tenemos un producto único que puede adaptarse a los paladares de diferentes ciudades o provincias. Esto da un potencial enorme de expansión", concluye Pablo, demostrando que aquel envueltito nacido de la casualidad tiene todo para convertirse en una historia de éxito nacional.
Datos de contacto:
Instagram: @troperooficial
Whatsapp: 2634564286





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