En una nueva entrega de +CARAS, Héctor Maugeri recibió a Paloma Herrera, una de las bailarinas más prestigiosas de la historia del ballet. Dueña de una carrera internacional deslumbrante, Herrera repasó su recorrido artístico, habló de su infancia marcada por la danza y recordó cómo cumplió el sueño que la acompañaba desde que era apenas una niña.
Paloma Herrera recuerda su infancia y el camino hacia el éxito en el ballet
La historia de Paloma comenzó muy temprano. A los siete años, sus padres la llevaron a estudiar con Olga Ferri, y ese primer contacto con el ballet cambió su vida para siempre. “Desde que empecé a bailar sentí que era mi lugar, mi burbuja, mi religión”, contó emocionada. No tardó en demostrar que estaba destinada a brillar: a los 15 años viajó junto a su familia a Estados Unidos y apenas tres años más tarde obtuvo la green card como ‘extranjero de extraordinario talento’.

A los 18, se convirtió en la primera bailarina más joven del American Ballet Theatre, uno de los escenarios más prestigiosos del mundo, y su nombre ya estaba en la portada del New York Times. En paralelo, fue conquistando todos los roles más emblemáticos del repertorio: Giselle, El lago de los cisnes, Don Quijote, siempre con un estilo que hipnotizaba a críticos y público por igual.
“Siempre pensé que la gente nacía sabiendo qué quería hacer. Pensé que a todo el mundo le pasaba eso. Yo quería bailar, era mi pasión, y no podía no hacerlo”, confesó. Y recordó su obsesión infantil por nunca faltar a las clases, llegar siempre primera e incluso llevar sus zapatillas de punta a la playa en vacaciones para seguir entrenando. “Era chiquita, pero para mí la danza era mi mundo. Odiaba las vacaciones, eran una tortura para a mí”, agregó entre risas.

La exigencia y la búsqueda de perfección marcaron su carrera, aunque ella aprendió a convertir esa presión en motor creativo. “La perfección no existe. Yo la usé como algo positivo, como una inspiración. Uno siempre tiene esa aspiración de querer ser perfecto, no como algo malo, sino como algo de que siempre tenés algo más para hacer”, explicó.
Tras 25 años viviendo en Nueva York y más de dos décadas como estrella mundial, Paloma Herrera decidió retirarse a los 40 años, convencida de que había dado todo en el escenario. De regreso en Argentina, fue directora del Teatro Colón entre 2017 y 2022. Hoy, a sus 49 años, disfruta de una vida más tranquila, dedicada a sus padres y su pareja. En el plano profesional, a sus seminarios de ballet y a su línea de fragancias.
MDP

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