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Este 22 de mayo se cumplen veinte años de uno de los eventos más recordados en la historia reciente de la realeza española: la boda de Felipe VI y Letizia Ortiz, un evento histórico que se llevó a cabo en la catedral de la Almudena en Madrid.
A pesar de la lluvia constante, la unión entre Felipe y Letizia quedó grabado en la memoria colectiva de millones de espectadores en todo el mundo, ya que en esa ocasión hacía casi un siglo no se celebraba una boda real en España. El último evento similar fue el matrimonio de los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia en 1906.
La entrada de los protagonistas
Felipe, entonces príncipe de Asturias, llegó del brazo de su madre y madrina, la reina emérita Sofía, luciendo el uniforme de gran etiqueta del Ejército de Tierra. Doña Sofía, por su parte, escogió un elegante vestido color champán diseñado por Margarita Núñez.
Letizia Ortiz, quien a los 31 años se convertía en Princesa de Asturias, tuvo que modificar sus planes debido a la lluvia. En lugar de recorrer a pie los casi 200 metros de alfombra roja desde el Palacio Real hasta la catedral, llegó en coche. Su vestido, obra del renombrado diseñador Manuel Pertegaz, deslumbraba con su intrincado bordado en hilo de plata y oro platinado, con motivos de flor de lis, espigas de trigo y madroños. La cola del vestido, de 4,5 metros, añadía un toque majestuoso al conjunto.
Una ceremonia transmitida en la TV
Dentro de la catedral, 1.700 invitados, entre ellos miembros de 36 casas reales y una veintena de jefes de Estado, esperaban el inicio de la ceremonia. La futura reina lucía la tiara conocida como “La Prusiana”, la misma que su suegra, la reina Sofía, había llevado en su boda en Atenas.
El evento fue seguido por millones de espectadores gracias a la señal de Televisión Española, transmitida a través de 160 operadores de todo el mundo.
Tras la ceremonia, los recién casados se dirigieron al Palacio Real, donde se celebró un banquete nupcial preparado por el restaurante Jockey, conocido por su servicio en cenas de gala en el palacio.
Hoy, veinte años después, la boda de Felipe VI y Letizia sigue siendo un símbolo de amor y compromiso, un evento que marcó un antes y un después en la historia de la monarquía española.
