Florencia Peña va por todo, no sólo estrenará Cabaret, el musical que la tendrá de protagonista junto a Mike Amigorena, sino que además volverá a formar parte del jurado de Bailando por un sueño y no planea quedarse callada.
Si bien el año pasado Peña pasó un duro momento en el certamen, la actriz le dijo a CARAS que “no estaba acostumbrada a que se me critique por mi capacidad artística: el año pasado fue la primera vez que me sentí cuestionada por un rol. Y me la banqué. Como para mí la vida es andar y aprender, meterse en lugares nuevos, dije: “bueno, seguramente tenga mucho que aprender en este rol de juzgar a otros”. Están buenas las críticas constructivas, las que son de mala leche ni las escucho”.
Sobre su rol en el certamen, agregó: “Creo, como me dijo Marcelo (Tinelli), que encontré mi lugar al final del certamen. Él me volvió a convocar por eso y por mi mirada femenina. Necesitaba un proceso de adaptación para saber qué era lo que el programa precisaba de mí. Comprendí con el correr de las galas que mi amorosidad en las devoluciones no le servía tanto al show y le agregué mi faceta más picante desde el humor: sin dejar de ser yo, empecé a jugar. Soy muy peleadora en la vida pero por una causa: no necesito pelear con alguien para fortalecerme. Nunca tendría una mirada arrogante ni desde el maltrato”.
—¿Sintió maltrato por parte de algún participante, como por ejemplo Micaela Viciconte?
—Sí, pero esas son las inseguridades de cada uno. Conmigo confundieron mi bondad: nunca me creí diva, soy una laburante. Crecí trabajando, dirigí espectáculos. Por eso, no tengo que explicarle a alguien qué hice en mi carrera. Por momentos, sentí que había hasta casi una ignorancia sobre mis herramientas artísticas para dar una devolución. Y no es que estaba esperando que me digan: “vos sos una genia”. Sólo que respetaran mi palabra, más allá de no compartirla. Este año voy a ser más exigente y me voy a divertir. El “Súper Bailando” me motiva más porque va a tener muchos actores y un artista siempre tiene más power y cosas para dar que un mediático. “Showmatch” es un juego interesante que me genera la adrenalina de lo distinto.
—¿Cómo se lleva con los otros jurados: “Pampita”, Marcelo Polino y Ángel de Brito?
—Muy bien. Con Ángel tuvimos nuestros cruces, básicamente porque yo no juego a decir todo en cámara. Pero luego nos entendimos y le agradecí que haya respetado toda una parte de mi historia del año pasado. Ahora tengo una gran relación con él. Aprendí con mis hijos, que cuando algo me molesta o no me gusta de ellos, se los digo una vez y no me quedo a vivir ahí. A Laura (Fernández) la voy a extrañar: a algunos les molestó mucho nuestra amistad. Me sentí como su hermana mayor y la cuidé. Ella también lo hizo conmigo. La admiro, tiene un gran talento pero lo fundamental es que es muy laburante. Esa combinación es lo que la hace exitosa. A veces le pegan mucho porque es la única que nació artísticamente en el “Bailando” como partener de Matías Alé y llegó a ser jurado. Siempre cuando alguien brilla, hay alrededor mucha oscuridad.
—¿El BAR, integrado por Flavio Mendoza, Aníbal Pachano y quizás Lourdes Sánchez, la divierte?
—Sí, me divierte como contra-jurado, esa chicana entre el BAR y el jurado le aporta al show. Todo lo que sea desde el humor me lo banco, sólo no toleraré las agresiones gratuitas: cuando te desautorizan desde lo artístico.
