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Michael y Lynette Wittstock, padres de la princesa Charlene de Mónaco, han mantenido un papel discreto pero esencial en la vida de su hija.
Aunque tiempo atrás surgieron rumores sobre una posible mudanza a Mónaco para estar más cerca de Charlene, especialmente durante su recuperación, los Wittstock continúan manejando sus negocios y vidas en Sudáfrica, donde han residido desde 1989 tras emigrar de Zimbabue en busca de nuevas oportunidades.
A qué se dedican los padres de Charlene de Mónaco
Michael Wittstock, de 75 años, ha construido una sólida carrera en la crianza de caballos de carreras, un negocio que le ha permitido establecerse como una figura respetada en las competiciones hípicas sudafricanas.
La pasión del papá de la princesa por los caballos ha sido un pilar en su vida, y ha visto a varios de sus ejemplares triunfar en importantes eventos. Antes de dedicarse a la crianza de caballos, Michael trabajó durante años como directivo de ventas en el sector privado, lo que le permitió proporcionar una vida estable para su familia en Sudáfrica.
Por su parte, Lynette Wittstock, de 74 años, ha tenido una vida marcada por el deporte y la disciplina. Como buceadora profesional e instructora de natación, Lynette no solo inculcó en su hija Charlene una pasión por el deporte desde una edad temprana, sino que también jugó un papel fundamental en su desarrollo como nadadora olímpica.
A pesar de la distancia que los separa de Mónaco, los Wittstock han mantenido una relación cercana con Charlene y sus nietos, Jacques y Gabriella. Michael ha sido un defensor incansable de su hija, especialmente durante los momentos más difíciles. Cuando cayó gravemente enferma, su padre fue uno de los primeros en expresar su confianza en la capacidad de su hija para superar cualquier adversidad, basándose en su fortaleza y disciplina.
VO
