Los hijos del príncipe Harry y Meghan Markle no nacieron con títulos reales. Durante años, su estatus dentro de la familia real británica fue tema de debate público, especialmente luego de que la pareja decidiera alejarse de sus funciones oficiales y mudarse a Estados Unidos. Sin embargo, con el ascenso de Carlos III al trono, la situación cambió.
Archie y Lilibet Mountbatten-Windsor, sexto y séptima en la línea de sucesión al trono británico, recibieron el tratamiento oficial de príncipe y princesa, respectivamente, lo que les otorga también el derecho al estilo de “Su Alteza Real”. La confirmación se produjo tras el bautismo de Lilibet en California, cuando un portavoz de sus padres se refirió a ella públicamente como “princesa”.

Los títulos nobiliarios de los hijos del príncipe Harry y Meghan Markle
La base legal para estos títulos se encuentra en las Cartas Patentes emitidas en 1917 por el rey Jorge V, que establecen que los nietos del monarca en línea masculina directa tienen derecho a ser llamados príncipe o princesa. Mientras vivía la reina Isabel II, Archie y Lilibet, como bisnietos, no estaban incluidos en esa disposición. Tras la ascensión de Carlos III, ambos pasaron a ser nietos del soberano, por lo tanto, elegibles para esos títulos.
No obstante, la historia de cómo se aplicaron —o no— estas normas generó controversia. Durante una entrevista televisiva, Meghan Markle afirmó que, cuando esperaba a su primer hijo, se le comunicó que Archie no recibiría un título de príncipe ni seguridad oficial, una situación que consideró preocupante. También aseguró que hubo conversaciones sobre el tono de piel del niño antes de su nacimiento, lo que generó críticas públicas hacia la institución.

Aunque los títulos de Archie y Lilibet fueron reconocidos oficialmente por el Palacio de Buckingham en su sitio web en 2023, hay incertidumbre sobre su permanencia. Algunos especialistas consideran probable que, en el futuro, el príncipe William opte por una monarquía reducida, lo que podría implicar retirar títulos a los miembros no activos de la familia real, incluidos sus sobrinos.
Casos previos dentro de la realeza británica muestran que no todos los descendientes optan por títulos. La princesa Ana, por ejemplo, eligió que sus hijos no llevaran tratamientos reales, una decisión que describió como favorable para su desarrollo personal.
Así es que, aunque los hijos del príncipe Harry y Meghan Markle, Archie y Lilibet, tienen hoy los títulos de príncipe y princesa, su vigencia a largo plazo va a depender de decisiones futuras dentro de la Casa Real británica.
F.A

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