Iba a ser una boda secreta y muy íntima, pero el perfil público de sus protagonistas hizo que la noticia se filtrara apenas unos días antes de su celebración. Otra particularidad fue el empeño y perseverancia de un novio que, además de estar en todos los detalles, tuvo que proponer matrimonio, dicen, más de diez veces hasta obtener la respuesta tan esperada. Y así fue como después de siete años de amor, una hija en común, Lola, y una familia ensamblada que deseaba verlos convertidos en marido y mujer, Pamela David y su hoy esposo, Daniel Vila, comenzaron a planear su casamiento.
El 9 de abril de 2016 todos esos sueños y pasiones compartidas se cristalizaron en una emotiva ceremonia civil y religiosa que tuvo lugar en Estancia San Isidro, la propiedad que el presidente de UNO Medios posee en Mendoza, entre montañas y sierras, y que cuenta, entre muchas comodidades, con un exclusivo lago artificial y frondosos viñedos. Allí, para nada les importó la llovizna incesante—que la novia celebró como buen augurio— a la hora de acercarse al altar ubicado en una capilla al aire libre, cercana a una cascada, ubicada en pleno pie del cerro. Protegidos bajo paraguas blancos con las letras de los novios inscriptas, los 94 invitados, en su mayoría familiares de los novios y del círculo más cercano, fueron testigos de la unión.“Siento el corazón más grande. No pensé que iba a estar así, tan feliz, nerviosa, ansiosa, mil cosas...”, confesó Pamela, minutos antes de dar el “sí”.
Lola, la hija que la modelo y conductora de “Desayuno Americano” tiene en común con Vila, fue quien llevó los anillos al altar, mientras el cuarteto de cuerdas Ludwig le ponía música en vivo a la celebración que finalizó con una suelta de globos blancos, cuya consigna invitó a pedir tres deseos. Los esposos eligieron siete testigos, entre ellos José Luis Manzano —el primero en gritar “¡Viva los novios!”— y fueron las hijas de Vila las que oficiaron de damas de honor, vestidas de colorado y con coronas de flores frescas en sus cabellos. Con lágrimas en los ojos, la pareja tuvo a sus siete hijos —Agustín, Noel, Barbarita, Magdalena, María Luisa y Lola Vila, además de Felipe, el niño que Pamela tuvo con el basquetbolista Bruno Labaque— rodeando el altar durante la ceremonia.
Los invitados recibieron una bolsita de arroz para arrojar a los novios al finalizar la unión y también se repartieron mantas coloradas para protegerse del frío. Frente a la inclemencia del tiempo, cuando tuvieron que firmar el Acta Matrimonial para evitar que se mojaran las hojas, el oficial público debió colocar acrílicos sobre ellos. Por tal motivo, los novios firmaron para las fotos y más tarde, sin lluvia de por medio, estamparon la rúbrica al pie del acta. “Nunca hice un casamiento tan exprés”, dijo al final de la celebración el padre Ignacio Saade.
El festejo, que tuvo a Gabriel Canci como wedding planner, contó con un almuerzo en una carpa en la que los invitados se ubicaron en tres largas mesas para degustar exquisito asado y ensaladas. En las principales se ubicaron los niños y en las otras dos, los adultos. Fue una fiesta muy familiar. Sólo el entorno más íntimo (los hijos de Vila, sus hermanos, los padre de Pamela) estuvieron presentes. Entre los invitados famosos pudo verse a Sergio Massa y su esposa, Malena Galmarini, el empresario Sebastián Eskenazi y su mujer, Analía Franchín, y las figuras de América TV, Alejandro Frantino y Santiago del Moro, además de Celina Rucci.
Uno de los momentos que más conmovió a los recién casados fue cuando Agustín Vila tomó el micrófono y pronunció unas sentidas palabras para ellos. “Nos hacés muy feliz, te lo dije recién, por ser con nosotros así —dijo el joven, que debió hacer una pausa por la emoción—. Hoy somos parte de esta historia, que es medio raro para los hijos que le digan “te felicito por tu papá”... Se rompió el orden lógico de la vida, pero la verdad es que somos los más felices que hay acá. Así es que nosotros, en nombre de tus hijos y de tu hijos (señalando a Pamela) que ya son nuestros hermanos, estamos muy felices y les deseamos lo mejor del Universo. Te estás casando con alguien, con el que yo, el 20 de julio, ya festejo el Día del amigo, porque es mi mejor amigo. Así que gracias por cuidar a mi mejor amigo. Los queremos, disfruten y que sea para toda la vida, como me dijiste”, concluyó Agustín, quien se fundió en un largo brazo y lágrimas compartidas con su padre y luego besó a la novia. Es que la emoción desbordaba tanto en los novios, siempre acaramelados y efusivos en sus besos y caricias, como en los allegados a la pareja.
A la hora del brindis, Santiago del Moro recordó con humor los inicios de la relación entre la conductora y el empresario: “Un día viene mi amiga Analía Franchín y me dice ‘te tengo que contar algo… ¿Sabés con quién está saliendo Daniel Vila?’. ‘¿Con quién?’, le pregunté. ¡Yo ya sabía igual! Y me cuenta ‘Con Pamela David, pero no digas nada. Está re-enamorado, cenan agarrados de la mano’. En ese momento yo dije ‘bueno esta gente está loca. Un día me tocó compartir algo con ellos y ¡a mí me parecía que estaban demasiado pegados! Pensé que serían los primeros meses pero pasaron los meses y los años… Hace poco estuve acá y vi que cuando ella habla, él la mira con cara de amor y viceversa. Volví a mi casa y me sentí el tipo más despreciable del mundo porque uno siente que tiene una pareja que es una porquería cuando los ves a ellos. ¡Nos pasa a todos! Están cerrando una etapa para empezar otra y nosotros, los que venimos atrás, que nos sentimos una porquería y tenemos una vida miserable y normal, queremos festejar con ellos y levantar la copa. ¡Viva los novios!”, cerró Del Moro levantando su copa hacia la pareja, que agradeció sus palabras.
Mientras el novio lució un traje by José Valosén, Pamela llevó un vestido de la diseñadora María Gorof, en color manteca, de raso y encaje, ceñido al cuerpo. “Ella me llamó por teléfono el 20 de febrero, yo no podía contar nada. Me dijo que quería algo para el 9 abril, pero cortamos y me mandó un mensaje diciéndome Me caso¨. Quería algo sencillo y net porque desde el principio ella sabía que quería estar súper cómoda para disfrutar. ‘¡Me voy a bailar todo!’, me dijo. Tampoco quiso un segundo cambio, aunque tuvimos que agregar una chaqueta en tul bordado a mano, porque el pronóstico indicaba lluvia. Lo más destacado del vestido, era la espalda”, aseguró la diseñadora sobre el modelo que David acompañó con zapatos de Deattar, peinado recogido a cargo de una estilista del staff de Javier Luna y make up de Cecilia Castro.
La fiesta tuvo de todo, inclusive, una broma para el novio: acorde a la complicidad que mantienen, Agustín Vila no dudó en estrellar la cara de su padre contra el pastel de bodas. Fan del karaoke, Pamela sumó esa atracción a la celebración y cantó junto al grupo La Kumbia, encargados de ponerle ritmo al encuentro. Entre otras “perlitas”, pudo detectarse a Sergio Massa como el más solicitado para las fotos, hubo “selfies” al por mayor y los invitados se llevaron una instántanea en papel con una Polaroid digital. Noel, una de las hijas de Daniel, quien ayudó en el diseño de las invitaciones de la boda, se sacó el ramo. Ya a altas horas de la noche, la alegría estaba lejos de culminar. Para cerrar semejante celebración, hubo una comida para 50 invitados con sofisticado menú que incluyó desde pastas a pescados, en un salón cubierto que se terminó un día antes de la boda.
“El momento más emotivo de la boda para mí fue antes de subir al altar. No entendía el ponerme tan nerviosa, tan emocionada... Le mandé un mensaje, un WhatsApp, a Daniel y me largué a llorar. Tenía todo el maquillaje corrido ¡Me desfiguré toda la cara. ¡Llanto a moco tendido! La verdad, es que el que estuvo en todos los detalles fue Daniel. Hizo todo en muy poco tiempo. Fue un día mágico y único en nuestras vidas”, concluyó Pamela, horas antes de partir a su Luna de Miel al Caribe, donde disfrutarán de 15 días de sol y playa, muy solitos.