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En días de ayer, Fernando Burlando anunció que por decisión de Claudia Villafañe, le inició una demanda a Diego Armando Maradona por daños y perjuicios. Y por otro lado también se haría hincapié en las formas de violencia por parte del ex jugador.
El abogado dijo que a su defendida le dolió mucho cuando se metieron con sus hijas. “Pedimos un millón y medio de dólares. Consideramos que el daño es grande. Le dijo ‘chorra’ y ‘mala madre’ y la denigró como mujer”, disparó Burlando.
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Pero hoy en Intrusos se conoció la presentación formal que se hizo ante la justicia en donde Claudia expresa con lujo y detalle sus sentimientos y enojos. Planteando los problemas desde la raíz y cronológicamente.
“Conocía a un simple muchacho de Villa Fiorito cuando éramos los dos muy jóvenes, nos enamoramos y comenzamos una relación sentimental. A los años de estar de novios, nos casamos públicamente en una ceremonia que fue la más vista de Argentina. Tuvimos dos hermosas hijas y un nieto maravilloso y forjamos un hogar debido a que eramos un equipo”, explica Villafañe en el escrito.
Y continuó: “Mi dolor se solapaba con las cálidas palabras de quien era mi esposo, que siempre tenía una excusa distinta imputándole su conducta a malas compañías y, como siempre, elegía cuidarlo”.
“Nuestro matrimonio no pudo seguir por distintas cuestiones que exceden este marco y nos separamos en el año 1998. Sin embargo, todo cambió el mismo día que él ve unas fotos publicadas de mi pareja con nuestro nieto Benjamín. Comenzó con una batalla sin fin injustificada, promoviendo una infinidad de expedientes judiciales duplicando jurisdicción, expedientes en Estados Unidos con el mismo objeto que expedientes en Argentina, denuncias penales y una ametralladora de injurias”, relata Claudia.
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Siguiendo el hilo de su descargó, da las razones y acusa a Diego : “he sido y sigo siendo víctima de una de las peores formas de violencia de género que existen. Una forma de violencia psicológica, emocional y destructiva, que tiene su peor costado en la repetición. Diego eligió el camino de la sistemática humillación a mi persona”.
“Humillaciones a cada paso como las que me dispensa ahora calificándome de ‘inc...’ de manera pública, o tildándome de ‘vieja’ o que mis órganos ‘no valen dos con cincuenta’. Agravios que para una mujer son una vejación”, hace énfasis Villafañe.
Y para finalizar, sorprende con un pensamiento inesperado : “Diego me sigue diciendo ante el mundo que lo quiera oir ‘chorra’, ‘ladrona’ y que voy a ir presa. He pasado las mil y una. He llorado en largas noches de desamor y vergüenza desde que Diego comenzó este camino de las denuncias, de las injurias del acoso permanente. Quiera Dios iluminar a Diego y hacer que se detenga. Que recupere el alma que alguna vez tuvo, que vuelva a tener esa hombría que lo hizo fuerte entre los fuertes”.
