Letizia Ortiz y Felipe VI de España visitaron los Países Bajos y su paso allí resultó una clara muestra de la buena relación que mantienen con Máxima Zorreguieta y Guillermo Alejandro y, muy especialmente, con su hija, la princesa Amalia. Hubo charlas, informales anécdotas, agradecimientos, detalles que superaron el protocolo y un duelo que mantuvo atento a todos los fashionistas. Los outfits de las reinas se convirtieron en el foco de atención que paralizó, por un momento, el activo mundo de la moda. Las dos monarcas ya han impuesto su personal estilo con personales y distinguidos estilos.
Mientras Máxima Zorreguieta nunca abandonó sus stilettos recurso que junto a sus enormes pamelas la llevó a verse siempre más alta que su par, Letizia Ortiz no pudo lucirlos todo el tiempo por el gran dolor que le produce el neuroma de Morton en su pie izquierdo. Sólo en la Cena de Gala llevó unas sandalias, modelo Monroe de Martinelli X Redondo Brand, con un taco de 12 centímetros. Pero por lucir elegante debió permanecer sentada gran parte de la velada.
La princesa Amalia también encandiló con sus joyas. A su vestido en azul cobalto con drapeado en el pecho, de Marchesa Notte, con capa transparente sumó la condecoración, amarilla y blanca, de la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica y en su cabeza portó la diadema “Pavo Real”, de 1897, de rubíes en conjunto con un gran broche, collar, aros y brazaletes con diamantes.
La princesa Amalia quiere a Felipe VI como a un padre
El brindis fue precedido por unas emotivas palabras de Guillermo que reveló un gran secreto escondido durante largo tiempo y el sentido agradecimiento al cuidado que le brindaron a su hija mayor.
Precisamente el monarca confesó que la heredera al trono vivió en Madrid durante el año pasado luego de las amenazas que recibió de parte de la mafia. “El año pasado las circunstancias hicieron que nuestra hija Amalia residiera en Madrid. Y desde allí pudo continuar sus estudios en la universidad de Amsterdam. Todo ello fue posible gracias a la afectuosa dedicación de un gran número de sus conciudadanos y de sus Majestades. Fue una conmovedora prueba de amistad en un periodo difícil. Por eso quiero expresar mi más sincero agradecimiento a sus Majestades”, expresó el marido de Máxima con emoción contenida.
Esta muestra de afecto y respeto quedó demostrado por parte de la Princesa Amalia quien hizo dos reverencias por la
entrañable que los une.
Al día siguiente, los reyes visitantes organizaron su acto de agradecimiento a tantas atenciones y la cita fue en el Straat Museum de Amsterdam donde se realizó la recepción de despedida. Antes de ingresar, las dos parejas reales se encontraron en el parking y la princesa Amalia sorprendió con una pronunciada reverencia ante el rey Felipe VI. Los testigos comentaron que fue su manera de, ella también, agradecer el cariño y la protección que le brindó la Familia Real cuando estudió en Madrid “escondida” tras las amenazas que recibió en su país. “El rey de España es como su segundo padre”, se escuchó.