Su figura perfecta parece dibujarse en el glaciar cuando posa para las fotos. Como artista es completo: bello, cantante, compositor y baila muy bien. El sábado 20, Ricky Martin (44) hizo delirar a 25000 personas con su música en el teatro del bosque, en El Calafate. Fue en el marco de “One World Tour 2016” y el domingo visitó los glaciares en el crucero Santa Cruz y se fascinó con la contundencia del paisaje: “Que imponente. Una vez en la vida aunque sea hay que venir a presenciar semejante obra de arte que nos regala la naturaleza.Tenemos que cuidar el medio ambiente y donde quiera que esté, hablaré del Perito Moreno”.
Sin dudas, está en su mejor momento. En lo profesional, acaba de ganar un Grammy al Mejor Album Pop Latino por su último trabajo “A Quien Quiera Escuchar ”, las entradas para los shows en donde se presentará próximamente (Neuquén, Mendoza, San Juan, Córdoba, Rosario, Junín, Chaco, Tucumán, Mar del Plata, Montevideo y Asunción) están agotadas. En Buenos Aires se agregó un show a los dos que ya estaban previstos y se presentará en Vélez el 11 y 12 de marzo y el 24 en el Estadio Direct TV Arena. Hombres y mujeres de distintas edades “mueren” por él y lo eligen día a día. Sin embargo, su humildad y el estilo genuino que eligió para su vida se mantienen intactos.
En medio de ese paisaje soñado, el cantante dialogó con CARAS en exclusiva y la armonía parecía incorporada a su imagen como algo natural.Tiene una voz dulce y pausada. De repente estalla de alegría con algún recuerdo o se torna melancólico cuando piensa algo triste. Se emociona cuando habla de sus gemelos, Matteo y Valentino, de siete años y tiene un gesto pícaro cuando dice: “Mi vida la he disfrutado toda”. Es transparente, aún cuando utiliza la palabra “oscura” para referise a sus etapas de angustia o inseguridad. Tiene el pelo impecablemente cortado y algo más claro en la parte superior. Las manos con uñas prolijas acompañan sus palabras tratando de explicar mejor sus pensamientos. Su cuerpo, privilegiado, le permite usar babuchas, borcegos, camisas ajustadas y todo lo que se le de la gana, sin dejar de lucir canchero. El ritmo latino que lleva en su sangre lo hace brillar en el escenario con movimientos que hipnotizan a sus fans. Y sólo con la mirada se entiende con Joselo, su manager desde hace 30 años. Toma mucha agua, come sano aunque no se priva de nada de lo que le gusta. Disfruta de cada momento a pleno aunque como el dice “Camina la vida con calma”.
Su carisma es tan fuerte que ni bien sale al escenario se produce una explosión. La conexión con su público es inmediata y cuando llega el cierre con “La Mordidita” el estadio ruge. “La magia son ellos. Provocan en mi algo especial. El show que verán en Buenos Aires será impresionante. Tiene una producción increíble. Yo me divierto en el escenario. Soy un apasionado de lo que hago. Me puedo desahogar. Mi giras son diferentes entre sí. Algunas más oscuras, otras mas románticas. En este tour queria mostrar las altas y bajas que pasé en mi vida. Lo que quiero es enseñar donde estoy ahora, mis precocupaciones y alegrías. Y la energía es catarsis”.
—¿Cómo fue ganar otro Grammy al Mejor Album Pop Latino?
—Este Grammy es el que otorga la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación de Estados Unidos y lo gané por segunda vez. Ese día estaba en casa, relajado y de repente chequeo mi teléfono y veo un mensaje: “Caballero, te felicito por tu Grammy”. Sentí una explosión de alegría en mi pecho.Y eso que tengo cuatro Grammys Latinos. Seis en total. Siempre es una felicidad porque hago las cosas con pasión y sacrificio. Son muchas horas en el estudio, muchas horas buscando vulnerabilidad.
—¿Sos muy disciplinado en tu trabajo?
—No conozco otra forma de hacer un éxito que no sea con disciplina, dedicación y sacrificio. Siempre debe haber un enfoque, un centro. Y mucha pasión.
—Utilizás mucho la palabra pasión cuando hablás de tu profesión...
—Es que si perdés la pasión, mejor que te vayas a tu casa. Todo trabajo implica sacrificio y si no te apasionas con lo que haces, no se puede seguir.
—¿Sos un apasionado también en tu vida personal?
—Mi vida me la he disfrutado toda!!! A mi nadie me cuenta nada. Me lo viví intensamente. No estoy atado a nada.
—¿Cuando componés te inspirás en vos o en otras historias de vida?
—Cuando hago música sufro mucho. Para poder componer. Este disco “A Quien Quiera Escuchar” (tiene temas como Adios, “Disparo al Corazón”, “Isla Bella”, “La Morididita” entre otros) habla sobre mi vida. Cada vez que canto una canción siento que me traslado a un lugar de mi historia. La composición es un crucigrama de dolor aunque sea una canción festiva. A pesar del sonido rítmico hay un lado oscuro.
—¿Sentís que la gente se identifica con tus letras?
—Esa es la explicación a la respuesta de la gente. Mis canciones le llegan por un motivo u otro.
—Mujeres y hombre coinciden en lo bien que se te ve...¿Con qué crees que tiene que ver ese éxito con ambos sexos?.
—Con lo genuino. La transparencia me ha llevado a otro nivel. Quiero estar en un constante proceso evolutivo. Tener la mente abierta. Y no aferrarme a ningun tipo de código que había creado en el pasado. Yo vivo con mucho agradecimiento por las altas y las bajas. Ser sabio es saber cambiar de parecer. Los necios no cambian de opinión. Vienen de un orden divino y uno no entiende las razones hasta que pasan los años y entiendes que tenías que pasar por eso. Para mi la vida no es tan complicada sólo me preocupo por las cosas que valen la pena.
—Debe ser un cambio muy imporatnte pasar de un escenario donde te aclaman decenas de miles de personas a la soledad o al silencio de tu habitación...
—En esos momentos, cuando bajas de la ola, es bueno el silencio. Ayuda a salir del caos. La meditación te acerca a tu espíritu y a Dios. Y es lo que me ayuda. Cuando a la mañana no me despierto bien, o pienso en cosas feas, pienso que ya pasará. Hay mañanas oscuras y también hay mañanas muy bellas
—¿Qué te ayuda en esos momentos oscuros?
—Mis hijos. Los veo y me digo: no hay opción tengo que estar bien!. Y cuando siento incertidumbre, inseguridad y esas sensaciones que pueden llevarte a un lugar más oscuro, paro y caigo en posición de loto. Mis viajes a la India, me dieron muchísimo, conocí con mi gurú lo que es el silencio y sé que tengo herramientas. Encontrar el silencio en el caos, en la euforia es muy bueno. Aunque hay muchas cosas aún que tengo por resolver.
—¿Y en el aspecto sentimental como estás?.
—Estoy muy bien!!!. Soy transparente y me juré no esconder nada. Sobre todo en el amor. Al amor hay que celebrarlo. Estoy analizando una situación que se me está dando en la vida que es muy interesante y en un mes, quizás pueda decir: “Voy a abrir la puerta o ¿Sabés quë? Mejor no”. Decido con calma, paso a paso y me gusta donde estoy.
—Una vez dijiste que cuando tuviste a tus hijos en brazos por primera vez “el mundo se detuvo y sentiste el amor en su estado más puro”
—Fue tal cual. Hoy los miro y siento lo mismo. El amor hacia ellos es incondicional. Yo presencie el parto. Los gemelos nacieron de un vientre “prestado”. Soy madre y padre de ellos y lo saben. Me preparé más de un año para recibirlos. Leí libros sobre paternidad. Estudié.Y pasé los primeros meses de sus vidas “sometido” a esas criaturas hermosas. Es una etapa donde no duermes, no tienes tiempo de comer. Te preocupás porque estén bien. Y de repente hacen un gesto que puede ser por un gas y tu crees que te sonríen y lo celebrás como una fiesta! Y sentís que antes nada te conformaba y a partir de ellos te conformas con tan poco!.
—¿Cómo sos como papá?
—Soy disciplinario. Hay que tener un balance en todo. Me gusta que mis niños corran, que se ensucien, que vayan al lodo, a la montaña, al mar, a los juegos. Pero siempre trato de llegar a un acuerdo. Les digo: “Yo te prometí que ibas a hacer esto si hacías esto otro, pero como no hiciste lo acordado tampoco vas a poder hacer esto”. Y entonces te miran y te manipulan, y te dan un abrazo.... y te vuelves miel.
—¿Cómo se llevan con el hecho de tener un papá cantante y famoso?.
—Como algo natural. Entienden mi música. Desde que nacieron los llevo conmigo a todas partes.Tenemos vida de cirqueros, de nómades. Ellos se criaron arriba de un avión. Yo también empecé desde muy chico. Cuando crecieron lo suficiente empecé a llevarlos a mis shows. Al principio me decían: “Vos sos Ricky Martin!!! y yo les respondía: “Yo soy papá” y ellos insistían: “Nooo!!!Sos Ricky Martin”.Viajan siempre conmigo y con una tutora (maestra) que les enseña. La habitación se convierte en aula y estudian.
—¿Cómo son ellos?
—A pesar de ser gemelos son muyyyy diferentes. Cuando nacieron decidí ponerles Matteo porque en hebreo significa “Regalo de Dios” y Valentino, porque cuando lo tuve en mis brazos, lo vi muy valiente. Es como que decreté su valentía con su nombre porque hoy no tiene miedo a nada. Se mete en el mar, trepa, es guerrero y también es sensorial. Le gusta la tierra, las flores, es muy romántico. Me deja helado con su vocabulario. Matteo es brillante. Vive haciendo preguntas. Muy inteligente. Los dos me sorprenden cada uno en su estilo.
—¿Te gustaría tener más hijos?
—Siiii!!!! El año próximo seguramente se venga la niña.
—¿Tus padres que significan en tu vida?
—Fuerza, seguridad. Mis padres se separaron cuando yo era muy chico. Pero estuvieron muy cerca al igual que mi abuelita. Ellos, Nereida y Enrique me dan una mano muy grande con mis hijos.Yo pase a ser el segundo. Primero están los niños para ellos. Es una suerte tenerlos. Mis padres son dos almas muy fuertes y afortunadamente los considero amigos, les cuento todo: mis dolores de cabeza, mis altas y bajas, mis sueños, mis fantasías, mis desilusiones. Mis amigos me dicen ¿Cómo podes contarles tus intimidades a tus padres? Y si, lo hago. Y ellos tienen la mente abierta y confío plenamente.
—¿Cómo cuidás esa imagen tan amada por tus fans?
—Me cuido pero me podría cuidar mucho más aún. Cuando estoy en el escenario son casi dos horas de actividad cardiovascular. Imagínate! Todo aeróbico. Con la gira no puedo hacer bien mi rutina física. En diciembre estuve en mi casa de Puerto Rico, frente al mar y salia a correr a la mañana temprano –generalmente corro 3 km– luego hacía capoeira y meditación. Es sólo media hora de oxigenación y conexión. Recuerdo que era diciembre y había jolgorio por las fiestas y yo disfrutaba con todos pero a las 7 am estaba en la playa haciendo mi rutina. En este momento casi no hago ejercicio con pesas.
—¿Vos comprás tu ropa y elegís tu estilo?
—Yo no puedo ir de compras. Tengo un estilista Douglas VanLanningham, que es un genio y viene a casa con un perchero y elegimos mi vestuario. A veces le digo: “Esto es mucho para mí” y me dice: “En seis meses no será mucho para tí”. Siempre acierta. En Buenos Aires usaré un vestuario más colorido.
—¿A tus hijos quien les elige la ropa?
—Me ocupo yo. Voy a una tienda de niños en New York que me alucina. Y les compro todo lo que me gusta para ellos. De los juguetes se ocupan los abuelos. Tienen tantos que ya no sabemos donde ponerlos. Quiero que cuando reciban uno, regalen otro. Tienen tíos, amigos que cada vez que vienen a casa les traen un presente y yo les enseño a decir gracias. El agradecimiento se debe practicar desde temprano para que luego se transforme en algo natural.
—¿Qué planes tenés para luego de la gira?
—Me voy tres mes a dar una vuelta al mundo, a sitios que no he ido. Quiero buscar información para escribir canciones. Tomar fotos. Para contar y luego meterme en un estudio a grabar. También quiero dedicarme a mi Fundación que rescata niños de la trata humana. Tenemos 115 niños que han estado en riesgo y que están en un Centro Holistico para la niñez. Está en Puerto Rico, es laico y hacen meditación. Son niños con alto riesgo de caer en la trata. Cuando escuchas testimonios de lo que han sufrido estos chicos, el sentimiento es tan fuerte que debés convertirlo en amor para liberarte de lo malo. Decidimos empezar la obra y ojalá podamos hacerla en Argentina también.
—¿Sentís que tenés alguna asignatura pendiente?
—No tengo asignaturas pendientes. Antes las tenía. Ya no. Llevo 30 años en esto. Se siguen vendiendo mis discos, los conciertos están llenos. Me vivo la vida a pleno. ¿Qué más puedo pedir?