Camina apurada por los pasillos de Pol-ka. Con una mano sujeta el bolso y con la otra sostiene a su bebé de siete meses. Sin perder el equilibrio, avanza haciendo una suerte de “malabares” para empujar el cochecito y no despertar al pequeño en brazos. Está agitada pero no pierde la sonrisa. Tras una intensa jornada laboral (que acaba de finalizar) se sienta frente al bar de la productora y espera. Celeste Cid (33) es la primera en llegar a la entrevista con CARAS y aunque se reconoce cansada, argumenta: “Son tiempos ajetreados, hoy arrancamos a las 7 de la mañana. Pero está bueno saber que son solo un par de meses de exigencia y después afloja”.
En un stop en las grabaciones de “Las Estrellas” —ficción que lidera el prime time de El Trece con un promedio de 17 puntos de rating— mientras aguarda la llegada de sus compañeras de elenco, la actriz aprovecha para amamantar a su hijo.“¿Tenés hambre, Antón?”, le susurra en voz baja al bebé que tuvo con Michel Noher (34) que con sólo siete meses la acompaña a diario en cada jornada. “Lo traigo conmigo porque su personalidad lo permite, se porta bárbaro mi bebote y la pasa muy bien acá. Si algún día no puedo venir con él, se queda con el papá en la casa y me deja súper tranquila”, admite.
Al otro lado del pasillo, entre risas y carcajadas en voz alta, irrumpen Marcela Kloosterboer (33) —que está hablando por teléfono— y Natalie Pérez (30). “Le tengo que mandar un mensaje de whatsapp para hablar con ella porque está siempre con el celular ”, comenta Natalie, su hermana en la ficción, y Kloosterboer asiente: “Tiene razón. ¡Soy insoportable! Necesito saber cada cosa que hace mi hija. Si comió, si durmió bien. Estuve un año con ella y separarme tantas horas es difícil”.
Las última en llegar es Justina Bustos (28) y detrás de ella, con un café en la mano, Violeta Urtizberea (32). Cómplices, saludan a sus colegas y no tardan en robarle una sonrisa al pequeño. “Antón siempre se está riendo, es divino. El mejor ejemplo de hijo que puede haber. Es de esos nenes que ves y decís: “Si me sale así, tendría cinco”, lanza Urtizberea con el aval de sus compañeras que coinciden: “Jamás lo escuchamos llorar. Llega y nos ilumina”.
Hermanas en la ficción —unidas por la herencia de su difunto padre cuyo legado es un hotel boutique que deberán manejar las cinco sin excepción—aseguran que desde un primer momento hubo “feeling” y que tanto dentro como fuera del set las une el humor y el compañerismo. Por momentos dispersas, y hablando casi “una encima de la otra”, entre anécdotas y confesiones, se permiten reflexionar sobre el amor, los celos, las relaciones de pareja y la complejidad del universo femenino en todas sus formas. De manera unánime, sostienen que la química gestada en este grupo, que ellas prefieren llamar “hermandad”, es la clave del éxito de este suceso televisivo que unió a varias generaciones. “Todas tiramos para el mismo lado y manejamos un perfil muy bajo. Nos morimos de risa antes de grabar y esa energía se traslada a la pantalla. Las cinco somos mujeres bastante a tierra y eso ayudó a que se formara un gran bloque entre nosotras ¡Somos unas copadas!”, sintetizan.
—La convivencia entre grupos grandes de mujeres suele tener mala fama. ¿Ustedes vienen a “derribar” este mito?
—Violeta: Totalmente. No creo que sea una cuestión de género el llevarse bien o mal, me parece que la gente puede ser brava siendo mujer u hombre. Y en este grupo de mujeres se dio algo muy natural, nos juntamos cinco minas que tenemos buena energía y eso fue lo que traspasó la pantalla. Nos re tentamos cuando grabamos y a veces retrasamos los horarios del piso..
—Natalie: El prejuicio de que las mujeres no se llevan bien cuando están juntas siempre estará. Nosotras manejamos un lenguaje bastante común y eso se notó desde el primer día.
— Justina: Nos entendimos enseguida y nos llevamos bomba. Las chicas son súper compañeras.
—Marcela: Egos hay en todos lados, independientemente del género. Y este es un elenco muy tranquilo donde cada una tiene su lugar ¡Acá no va a haber puterío!
—Celeste: Coincido en que hay unos egos fatales en este ambiente y como en cualquier grupo te pueden tocas minas muy jodidas o que son “lo más”. Pero cuando no hay competencia con la otra, la mujer es re colega. Y tenemos esa ventaja de poder decirnos: “Che, ¿Esto me queda bien? ¿Me hace buen culo este jean?”.
—Violeta: ¡En casa se lo pregunto a mi novio y ni me mira! Es un gran tema de discusión. Acá las chicas me prestan atención.
—Natalie: Viole se toma su tiempo para elegir looks. Yo me pongo lo primero que encuentro, me da fiaca probarme ropa.
—La mayoría jamás se había cruzado o trabajado antes en otro proyecto.
—N: Yo trabajé en “Chiquititas” con Marcela pero ella no se acuerda.
—M: ¿Sabés que pasa? Tengo una memoria de pez. Casi no me acuerdo lo que hice el año pasado.
—C: ¡Producto de la edad!
—N: ¡Una guacha! No me registraba...
—C: Yo con Marce compartí toda la época de “Verano del 98”. ¡Hace 19 años!
—M: ¡Éramos tan jóvenes!
—V: Yo no la conocía a Marcela. Me imaginaba a la típica “chica perfectita” que uno ve en la tele y después cuando la conocí nada que ver. Es una mina divertida, re piola, súper rea.
—N: ¡Es la piquetera del grupo! (señala a Marcela) Cuando hay que discutir algo la llamamos a Marce porque tiene una buena forma de decir las cosas y siempre consigue lo que quiere.
—M: Soy la sindicalista, me mandan siempre. Cuando hay que hablar o resolver alguna cuestión soy la voz de todas.
—V: Volviendo la pregunta incial.... Con “Jus” ya éramos amigas de antes, nos conocemos desde que hicimos la película “Voley”.
—C: Yo a algunas no las conocía pero son todas unas copadas. Natalie es muy amiga de mi novio y compartimos muchas anécdotas fuera del trabajo, somos casi familia. Justi es la más adolescente, tiene una frescura alucinante que me recuerda mucho a mí cuando era chica. El grupo de las chicas nómades tienen más momentos de salir juntas a bailar o ir a fiestas. Con Marcela estamos en otra sintonía porque ambas somos mamás, tenemos otras responsabilidades y nos acostamos temprano.
—¿A quiénes se refiere con el grupo de las “nómades”, Celeste?
—C: A Justina, Natalie y Violeta. Son como las más.... no voy a decir fiesteras pero casi. Son de ponerte música de Gilda a los ocho de la mañana. Están siempre bien arriba.
—N: ¿Fiestera? ¿Dijiste Natalie? Yo ya estoy retirada... no sé a qué se te referís... (risas) Pero si doy esa energía, buenísimo.
—J: Natalie es la más musical del grupo. Siempre está cantando.
—V: A mí me encanta la joda y me cuesta dormirme temprano. Pero con los horarios de grabación matutinos ya no puedo salir tanto. Así que llega el viernes y tengo que salir o salir. Con Justina salimos bastante.
—Este trío (Justina, Natalie y Violeta) además comparte camarín. ¿Prevalece la armonía o hay conflictos?
—V: Es una convivencia medio viaje de egresados la nuestra porque compartimos una cama, donde dormimos siesta medio pegadas la una con la otra. Nos divertimos bastante y creo que sola me aburriría muchísimo.
—N: Es bastante caótico, sobre todo si estamos las tres al mismo tiempo. Por momentos se convierte en un local de ropa con tantos cambios de vestuario, sumado a que somos las tres bastantes desordenadas.
—J: Pero es un desorden bien equilibrado, repartido en partes iguales. Está muy peleado.
—M: Yo voy bastante de visita a tomar mate y puedo dar fe del desorden.
—Celeste y Marcela: Ambas regresan a la televisión luego de haber sido madres. Incluso todavía están amamantando. ¿Les costó tomar la decisión de volver a trabajar con un bebé tan chiquito?
—C: Es complejo porque son muchas horas y cuando llegas a tu casa las tareas siguen. Él todavía no duerme más de tres horas de corrido a la noche. Y con Marce nos apoyamos entre las dos contándonos, por ejemplo: “no dormí nada”. Pero Antón siempre viene conmigo porque es un santo, mirá lo que es.
Además tengo la ayuda de Michel que es un padrazo y de André (12) mi hijo más grande que lo cuida mientras yo cocino.
—M: No es fácil salir de tu casa y dejar a tu bebé. Yo estuve un año dedicada a mi hija todos los días y ahora separarme tantas horas es fuerte. Pero es algo que les sucede a todas las mujeres y muchas no tienen la posibilidad de tomarse tanto tiempo.
—¿Traer a Juana con usted a las grabaciones no es una alternativa?
—M: Ya no porque está más grande. Tiene un año y dos meses, ya camina y tiene su rutina armada en mi casa. Si la traigo es difícil de frenar porque se manda al estudio mientras grabamos. En cambio Antón es lo más divino que hay, se porta bárbaro.
—C: Con siete meses es re sociable. La pasa bien y se ríe con las morisquetas que le hacen todos. Cuando se junta con Juana es una fiesta. A él gustan las mayores....
—M: Con “Celes” siempre estamos charlando temas de bebés que a las demás les aburren. ¡Somos una pesadilla! O por lo menos yo. Pero al tener casi todas la misma edad hay un millón de temas en común que nos unen.
—Dicen que las mujeres cuando están “entre mujeres” suelen hablar de los hombres. ¿Entre ustedes se cumple esta regla?
—V: Por supuesto, el amor es “él” tema. Nuestras relaciones de pareja, las discusiones, los reencuentros. Todas estamos en pareja. Y arrancamos bien temprano a la mañana en maquillaje, decimos el pronóstico del tiempo y el pronóstico del amor: “Ayer me re peleé o ayer fue hermoso y tuve una noche romántica increíble”.
—J: A todas nos pasan cosas con nuestras parejas, como a todas las mujeres. Yo soy quizás la más reservada con mi intimidad. La que cuenta todo y la más “open” es Violeta.
—M: ¡Siempre le pasa de todo! Viole es muy graciosa. Y la cotidianeidad hace que te cuentes cosas que quizás ni tu familia o amigas saben.
—N: Es un cotorrerío constante porque queremos hablar todas juntas y cada una quiere contar sus cosas. El agudo de la voz es terrible...
—C: Somos un poco melodramáticas aunque ya no somos más adolescentes.
—Sin embargo, muchos aseguran que los 30 de hoy son “los nuevos 20”.
— C: Mis 75 me encuentran bárbara y muy bien operada. (Se ríe) Hablando en serio... estoy en una etapa hermosa de mi vida. Obviamente cambié en muchos aspectos pero hay cosas que siguen intactas. Me sigo anillando los libros de las escenas como desde hace 22 años. Soy muy obsesiva con lo bueno y con lo malo también. Me atrevo a decir que llegué a ser la mujer que quería ser. El año que viene me propuse estudiar Historia del Arte, que es una carrera que siempre me interesó y pasar mucho tiempo con Antón, estar más tranquila.
— N: Yo pensaba que a esta altura de mi vida iba a estar re casada y con tres pibes. Pero siento que me falta ganar seguridad como mujer y aprender muchas cosas todavía. No tengo apuro de llegar a ningún lado.
— V: Me encuentran en un buen lugar. Trabajando muy cómoda y muy enamorada de mi novio. Obviamente con los altibajos de la vida misma pero no me quejo.
— M: Hace dos años y medio que no laburaba de actriz. Volver a Pol-ka siendo madre, que es un lugar donde trabajo desde que soy chica, hace que este sea un gran momento para mí.
—¿En qué aspectos se reconocen más “minitas”?
— N: Yo soy medio minita antigua. Me gusta cocinar, limpiar, lavarle ropa a mi novio, barrer mi cocina y hasta tomar el café de filtro. No soy muy fanática de las cremas, ni de la ropa ni de los maquillajes. Soy relajada para vestirme, vivo en Villa Urquiza y no ando con un tapado de piel y tacos porque no da.
— V: Soy ultra coqueta y re femenina en todo sentido. Mi nueva obsesión es ponerme kilos de crema humectante en el cuello y en el pecho, que es un lugar que con los años uno no se da cuenta pero necesita estar bien humectado. Y tengo una faceta muy masculina también que es el humor, donde me tengo que cuidar mucho. A la mujer se le perdona menos, entonces muchas veces los chistes si lo hace un hombre es gracioso y si lo hace una mina es “que hija de puta”.
— M: Yo me considero bastante varonera y siempre me sentí muy cómoda con los hombres. Tengo algo de simpleza que es muy masculino y me encanta.
— C: Para mí la femeneidad es todo lo que hay en este mundo. De hecho en mi biblioteca la mayoría de los libros son de mujeres. Mis discos también, mi preferido es el de Regina Spektor. Yoko Ono me parece alucinante, Joni Mitchell, podría nombrar varias. Soy re minita, tengo todas las coqueterías y todos los problemas también. (Se ríe)
—¿Por ejemplo...?
— C: Cuando llevo a mi hijo al colegio a la mañana no puedo salir sin rímel en los ojos. Puedo ir en pantuflas, pijama, tapado arriba pero siempre voy a tener máscara de pestañas y corrector en el rostro. Sino, trato de no salir a la calle. Soy medio Mirtha Legrand en eso. Y a la noche no me voy a dormir sin ponerme aceite de oliva en la cara, un besito a mi novio y que se la banque ¡Duerme con una ensalada!
—N: Celeste tiene sus mambos.... A veces me dice:“Tengo no se qué en la cara” y yo le contesto: “Todo el mundo quiere tener tu cara, Celeste. ¿Sos tarada?”. Pero es algo que nos pasa a todas las mujeres. Recuerdo cuando empecé a convivir con mi actual novio me dormía con el maquillaje puesto. Me bañaba, me sacaba todo y me pintaba un poquito para despertarme un poco más linda.
—¿Estar a la moda o seguir las últimas tendencias es algo a lo que le dan entidad o no las desvela?
— V: Soy bastante fiel a lo que me gusta y con lo que me siendo cómoda. No me pondría algo solo porque está de moda o se usa.
—J: Yo tengo un estilo muy clásico. Uso mucho jean, camisas claritas, remeras. No soy de estar tan pendiente de las tendencias ni me considero una víctima de la moda.
— C: Hasta el punto que me es relajado me gusta. Este tapado que tengo puesto ahora, ya me han dicho: “Un año más que te lo veo puesto y te lo quemo”. Lo tengo hace cinco años y siempre lo uso durante todo el invierno. Pero no tres días a la semana... ¡Todos!
— M: ¡Podrías lavarlo!
— C: Lo que pasa es que cuando me caso con algo me caso. Soy así.
— M: Yo no soy de estar muy pendiente de qué me voy a poner. Soy más de mirar, me gusta ver a alguien bien vestido. Mi estilo es bastante casual y clásico.
—¿Son partidarias de las dietas o se cuidan en la alimentación?
— C: Yo sí porque a mi bebé le detectaron que es alérgico a la proteína de leche de vaca entonces tengo que ser extremadamente cuidadosa de qué como, dónde como. No llegó a estar internado pero hay casos de bebes que la pasan muy mal. Miro mil veces cada etiqueta de las cosas que ingiero y consumo al menos tres jugos de verduras y frutas por día.
— N: A mí me gusta comer casero y trato de evitar los fritos porque además deja olor en el departamento. ¡Odio los delivery!
— V: Yo no hago dietas porque tengo una contextura física que ayuda pero tengo problemas de panza de toda la vida y no puedo comer trigo.
— M: No soy de cuidarme porque siempre fui de comer y no engordar. Me pierden los dulces. Ahora estoy dando de amamantar y eso también ayuda.
—J: Este grupo de mujeres que se cuidan tanto me han hecho ser un poco más consciente de qué como. Ya no tomo tanta gaseosa y llevo siempre conmigo nueces, bananas y manzanas.
—Son bellas, jóvenes, independientes, talentosas y exitosas en su profesión. ¿Mujeres como ustedes intimidan a los hombres?
— M: Puede ser. Creo que la televisión genera un fantasma o algo de “inalcanzable” que pude vivir de cerca cuando estaba soltera. No me llamaba nadie para salir y la gente debía pensar:“Le debe explotar el teléfono” y nada que ver.
— N: Yo no recibo mensajes todos los días de levante por ningún medio. Los chicos que me gustaron toda la vida me los levanté yo. Por esa cosa de lejanía de “chica de la tele” que los intimidará, supongo. El último chico que me encaró fue mi actual novio, uno de los pocos que se animó.
— V: No creo que intimide a los hombres.... por lo menos yo. Lo que sí siento es que por mi personalidad impongo respeto en el otro. Y con los tipos jamás encaré a nadie, lo tiene que hacer el hombre. Yo necesito el cortejo, puedo enviar un mensaje súper sutil y abrir el juego pero jamás voy a dar el primer paso para seducir a alguien porque sino me desmotiva. Necesito la pantomima de la seducción.
—¿Qué conservan de “estrellas” en su vida cotidiana?
— V: Cuando vuelvo a mi casa soy la persona menos estrella del mundo. Lavando la ropa, limpiando el piso.... soy una mina normal.
—J: Esta profesión tienen esas cosas de reina, donde te miman un montón. Pero detrás de todo eso somos mujeres como cualquiera.
— C: Creo que más que estrellas somos mujeres poderosas. La mujer en sí es poderosa, hasta la que se siente super débil.
— N: Yo cuando más estrella me siento es cuando estoy en pantuflas y “joggineta” en casa. Ahí soy una verdadera estrella.
por Sabrina Galante
Fotos: Gabriel Machado
Agradecimientos: El Trece