La historia de amor que protagonizaron desde la primera vez que se vieron es digna del mejor guión de un taquillero filme de Hollywood. Matt Damon (45) ya era un famosísimo actor cuando, en 2003 entró en un bar de Los Angeles y corrió a esconderse de unas fanáticas que lo perseguían tras la barra del lugar. La salteña Luciana Barroso (39) había abandonado la Argentina en busca de cumplir su sueño de convertirse en una exitosa diseñadora de interiores pero para 'bancarse' los estudios y a su hija Alexia (hoy de 15) trabajaba como bartender. “Cuando ella me miró sin reconocerme y me gritó ¿Qué hacés acá? me pasó algo indescriptible. ¡Me enamoré perdidamente!”, confiaba el taquillero actor por aquel entonces. En 2005 se casaron y la familia se completó con la llegada de Isabella (7), Gia (5) y Stella (3). Súper enamorado, el actor compró una lujosa mansión en South Beach, con nueve dormitorios, piscina al mejor estilo romano y amarradero privado, valuada en 10 millones y medio de dólares. Siempre juntos, prodigándose mutuo amor y rodeados por sus hijos, conformaban la estampa de la familia perfecta. Sin embargo todo estalló hace unas semanas cuando Luciana llamó a sus abogados para que presentaran el pedido formal de divorcio y un resarcimiento económico por los 10 años de matriminio de 140 millones de dólares.
“Ellos no hablan del fin del amor. Pero sí de una serie de fuertes peleas que se venían produciendo desde hace largos meses. Porque dicen los amigos que Matt había cambiado mucho sus costumbres, abandonando las tranquilas rutinas familiares. Y a quien todos señalan como principal culpable es a Ben Affleck (quien también se separó recientemente de la actriz Jennifer Garner). Parece que los actores salían todas las noches de gira por bares y lugares de moda y eso colmó la paciencia de Luciana quien, después de muchas peleas y pedidos para que cambie su actitud se cansó y le pidió el divorcio”, confió un allegado a la pareja.
Lo cierto es que la salteña se reunió con sus abogados y acordó que la cifra de 140 millones de dólares era lo justo como para compensarla por esta nueva frustración amorosa.